Terminamos reservando un camarote con balcón en un barco que, partiendo de Tromsø, se adentraría en el Ártico profundo, para terminar doce días más tarde en Reikiavik. Se trataba de un crucero de expedición, por lo que, más allá de la fecha y lugar de comienzo y fin, lo demás no estaba garantizado. Todo dependería de las condiciones del mar y la atmósfera. El barco llegaría hasta Svalbard, pero no había un itinerario prefijado.
Como siempre, decidimos prolongar el viaje, tanto antes como después del crucero. Pasaríamos los 5 días previos en las inmediaciones de Tromsø, explorando el Ártico noruego. En Islandia lo tuvimos más complicado. Queríamos volver en un vuelo directo y no había demasiadas opciones. Al final, tan solo pasaríamos una noche en Reikiavik, antes de regresar a Madrid.
El viaje quedó como sigue:
- 25 de julio: vuelo de Madrid a Tromsø, haciendo escala en Oslo. Aunque llegamos tarde, uno de los eternos atardeceres del verano ártico nos permitió dar un tranquilo paseo por la ciudad.
- 26 de julio: cambiamos de hotel, para ir a dormir a Sommarøy. De camino, recorremos la poco conocida isla de Kvaløya, dando un interesante rodeo por la solitaria Rekvikvegen.
- 27 de julio: el mal tiempo nos obliga a modificar nuestros planes. Aunque pasamos la mayor parte del día en Tromsø, por la tarde intentamos improvisar una excursión, que no acaba siendo demasiado satisfactoria.
- 28 de julio: el clima mejora lo suficiente para hacer una excursión a la isla de Senja. A pesar de fracasar en nuestro plan inicial, las visitas a Tungeneset y el Mefjorden, así como el regreso en ferry a Kvaløya, fueron más que suficientes para componer una jornada muy interesante.
- 29 de julio: finalizada nuestra estancia en Sommarøya, toca regresar a Tromsø. De camino, improvisamos un recorrido en coche por el Balsfjorden, uno de los fiordos que se adentran entre las montañas del interior de Troms.
- 30 de julio: llega el momento de embarcar en Tromsø. Aprovechamos la espléndida mañana para subir hasta el Fjellheisen. Después, damos otro paseo por la ciudad, antes de zarpar rumbo al norte.
- 31 de julio: la niebla frustra nuestra primera escala, en la Isla del Oso. Acabamos haciendo una excursión en zódiac por la bahía de Sørhamna, en el sur de la isla.
- 1 de agosto: llegamos a Svalbard. El día en la reserva natural de Søraust-Svalbard termina siendo un tanto caótico. Al segundo intento, logramos desembarcar junto a la colonia de morsas de Kapp Lee. En cambio, fracasamos en Kapp Waldburg. Rematamos la tarde navegando en zódiac frente al glaciar Freemanbreen.
- 2 de agosto: una jornada impresionante, explorando el estrecho de Hinlopen. Despertamos junto al glaciar Bråsvellbreen, recorriendo en zódiac parte de su enorme frente de hielo. Después, otra espléndida excursión en zódiac por Alkefjellet, para terminar la tarde recorriendo el Lomfjorden, donde nos llevamos una agradable sorpresa.
- 3 de agosto: pasamos la mayor parte del día en el hermoso Liefdefjorden. Por la mañana, excursión en zódiac frente al glaciar Monacobreen. Después, una caminata hasta la morrena del Hannabreen.
- 4 de agosto: una tranquila jornada de navegación, de regreso al sur. Dia lleno de charlas sobre el Ártico, que nos ayudan a poner en contexto lo que acabamos de visitar.
- 5 de agosto: llegamos a la isla de Jan Mayen. Una vez más, la niebla frustra nuestros planes. Acabamos haciendo una excursión en zódiac frente a los acantilados de Kvalrossbukta.
- 6 de agosto: nuevo día de navegación. Más charlas y una visita al puente de mando del SH Vega.
- 7 de agosto: el amanecer nos alcanza mientras navegamos por el Eyjafjörður, de regreso a Islandia. Alquilamos un coche para hacer un recorrido por la península de Tröllaskagi. Atravesamos el paso de montaña de Lágheiði, para rematar la tarde visitando el Museo del Arenque de Siglufjörður.
- 8 de agosto: pasamos el día en el Ísafjarðardjúp, el mayor fiordo de Islandia. Por la mañana, escala en Ísafjörður, que aprovechamos para visitar Neðstikaupstaður. Por la tarde, una visita un tanto decepcionante a la isla de Vigur.
- 9 de agosto: navegamos por el fiordo Arnarfjörður, hasta llegar a la espectacular Dynjandi.
- 10 de agosto: desembarcamos en Reikiavik. La casualidad quiso que coincidiéramos con una nueva erupción volcánica en el suroeste de Reykjanes, lo que nos lleva a realizar una larga excursión hasta el valle de Meradalir.
- 11 de agosto: aprovechamos la mañana para hacer un recorrido por la península de Reykjanes, que comienza atravesando Vigdísavallavegur. Después, al aeropuerto de Keflavik y vuelta a Madrid.
Un itinerario prácticamente perfecto, de principio a fin. Abrimos boca con un road-trip en miniatura por el Ártico noruego, para luego visitar el Ártico profundo, hasta superar los 80º de latitud norte. Entre glaciares que abarcaban el horizonte, icebergs de formas y colores imposibles y fauna salvaje, todo ello rodeado por una naturaleza desbordante, rozando los confines del mundo. Para regresar a Islandia y, tras recuperar una relativa normalidad durante tres escalas en su costa septentrional, rematar el periplo visitando un volcán en plena erupción. Será un viaje difícil de superar.
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