Dicen que Scoresby Sund es el sistema de fiordos más grande del planeta. Sus aguas se adentran 350 kilómetros entre los hielos perpetuos y las agrestes paredes de roca del este de Groenlandia, formando un gigantesco laberinto. Una naturaleza superlativa, capaz de saturar tus sentidos con sus dimensiones y su fuerza. Un lugar prácticamente deshabitado, donde la civilización apenas ha logrado establecerse en su antesala, mientras su extenso interior es virtualmente inaccesible durante la mayor parte del año.

Rødepynt desde el SH Vega

Arenisca roja antigua en Rødepynt.

Groenlandia es la mayor isla del mundo. También es una de las zonas más antiguas del planeta, con rocas que alcanzan una edad de 3.700 millones de años. Durante eones, el este de Groenlandia estuvo unido al noroeste de Europa. Hace 60 millones de años, en un mundo muy distinto al que ahora conocemos, ya existía el océano Atlántico, aunque su tamaño era bastante más reducido que el actual. Sobre todo en su extremo septentrional, donde Europa y Norteamérica formaban una masa terrestre continua. Islandia aún no existía y la costa oriental de Groenlandia se unía a la occidental de Escandinavia. Lo que explicaría la similitud entre las formaciones de arenisca roja antigua que podemos encontrar en Canadá, Groenlandia, las islas Británicas y Noruega.

Grundtvigskirken

Grundtvigskirken.

Después, el océano comenzó a abrirse. Los periodos cálidos se alternaron con los fríos, en los que el hielo cubría completamente la isla, creando enormes glaciares, que excavaron cañones de hasta 3.000 metros de profundidad. Con el final de la última edad de hielo, hace 12.000 años, los hielos volvieron a retirarse al interior de la isla, donde aún ocupan aproximadamente el 80% de su superficie y llegan a alcanzar los 3 kilómetros de grosor. En la periferia, quedaron grandes valles, que fueron inundados por las crecientes aguas del mar. El mayor de ellos, en el este de la isla, se ramifica en varios brazos, creando un microcosmos en cuyo interior hay islas que superan en superficie a nuestra Mallorca, picos que se elevan 2.000 metros casi en vertical y fiordos que alcanzan profundidades de 1.500 metros.

Ulu (cuchillo femenino) del este de Groenlandia

Ulu (cuchillo femenino) del este de Groenlandia.

Los primeros humanos aún tardarían 6.500 años en aparecer por la zona. Una cultura Inuit procedente del oeste, a la que conocemos como Independencia I, comenzó a poblar la costa oriental de Groenlandia. Desde el norte, descendieron hasta alcanzar la boca de Scoresby Sund. Seis siglos más tarde habían desaparecido, sin que tengamos muy claras las causas. En el entorno del 800 AEC, llegó otra oleada de población Inuit. Algunos la denominan Independencia II, mientras para otros sería una rama septentrional de la cultura de Dorset. Lo único que sabemos con certeza es que también desaparecieron, alrededor del año 0. Una magnífica muestra de lo duro que resultaba el entorno, incluso para pueblos adaptados a lugares extremos. Cerca del 1200, sería la cultura de Thule, antecesora de los actuales groenlandeses, la que alcanzaría la zona. Allí seguía cuando, en 1823, Douglas Clavering avistó un grupo de 12 personas. Después, nadie volvió a encontrar indígenas viviendo al norte del paralelo 69.

Barco de Oseberg

Barco de Oseberg (Oslo).

Mientras tanto, los noruegos habían colonizado Islandia y el suroeste de Groenlandia. ¿Llegaron a su costa oriental? Probablemente. Al fin y al cabo, apenas hay 290 kilómetros entre Straumnes, en el noroeste de Islandia, y el cabo Tupinier, en la groenlandesa costa de Blosseville. En alguna saga hay referencias al descubrimiento, a finales del siglo XII, de un «fiordo más grande que los demás fiordos». Una descripción que encaja perfectamente con Scoresby Sund. Allí cazaron focas, morsas, narvales y osos. Pero no queda ningún rastro, ni arqueológico ni en las fuentes escritas, de algún intento de asentamiento estable. Por las mismas fechas, hay constancia del descubrimiento de una tierra, situada al norte de Islandia, que bautizaron como Svalbardr, o Svalbarda í Hafsbotn: el País de la Costa Fría. Un lugar que podría ser el este de Groenlandia, Jan Mayen o el actual archipiélago de Svalbard. Nadie lo sabe con certeza. En 1410 zarpó el último barco desde Hvalsey y los asentamientos noruegos en la Tierra Verde se desvanecieron entre la bruma de la historia.

En la costa de Volquart Boon

En la costa de Volquart Boon.

Habría que esperar a 1607 para que Henry Hudson, en un viaje para la Compañía de Moscovia, avistase el noreste de Groenlandia. El lugar al que más se aproximó, lleva desde entonces el extraño nombre de Hold with Hope. Después llegaron los barcos balleneros, desde Inglaterra, Holanda, España, Francia o Dinamarca. En 1761, uno de ellos recorría la costa hacia el sur, buscando capturas. A una latitud de 70º20′, fue arrastrado por una fuerte corriente al interior de un enorme fiordo. Sería el primer navío europeo que, en la era moderna, navegó por Scoresby Sund. Entre sus tripulantes, había un danés llamado Volquart Boon. En 1938, el Geodætisk Institut de Dinamarca decidió dar su nombre a la impresionante costa meridional del fiordo.

Rumbo al oeste

Rumbo al oeste.

La primera exploración científica de la zona fue realizada en 1822 por William Scoresby, a quien muchos atribuyen erróneamente el descubrimiento del fiordo. En realidad, Scoresby exploró y cartografió el tramo de costa comprendido entre los 69° 30′ y 72° 30′ de latitud. En Scoresby Sund, se limitó a recorrer su zona exterior. Y no completamente, como puede comprobarse en Hurry Inlet, que catalogó erróneamente como un estrecho. En cualquier caso, dio nombre a diversos lugares, entre los que destaca el fiordo principal, que quedó desde entonces ligado a su figura. Excepto para los inuit, que siguen llamándolo Kangertittivaq: el Lugar del Fiordo Grande.

El SH Vega fondeado frente a Snesund

El SH Vega fondeado frente a Snesund.

Llegamos a Scoresby Sund, prácticamente dos siglos más tarde, a bordo de un crucero de expedición que debía pasar cuatro días recorriendo el descomunal sistema de fiordos. No eran muchos, pero nuestro presupuesto no daba para más. Este tipo de crucero suele ser bastante caro, cuando no directamente prohibitivo. Lo que, a todas luces, parecía un error de márketing de la naviera Swan Hellenic, nos permitió contratar, por un precio casi razonable, un camarote en un barco que no iba ni a medio gas. Éramos poco más de 50 pasajeros a bordo de un crucero con capacidad para 152, en un itinerario a caballo de Islandia y Groenlandia. Habríamos preferido un viaje más centrado en Scoresby Sund, pero no era cuestión de quejarse.

Glaciar Grete

Glaciar Grete.

El SH Vega entró en el fiordo durante la noche. Aunque, siendo más precisos, deberíamos decir mientras dormíamos. En esas latitudes, a finales de agosto aún no existe la noche tal como la conocemos más al sur. El sol se ponía tras el horizonte, pero los días se sucedían sin solución de continuidad. Cuando quisimos despertar, estábamos fondeados frente al glaciar Grete, en el mismo Hurry Inlet que William Scoresby había confundido con un estrecho. Una luz mortecina iluminaba un paisaje duro y descarnado. No desembarcamos. Tras dar un paseo en zódiac frente a la desolada costa, emprendimos el lento regreso hacia el sur.

Fondeados frente a Ittoqqortoormiit

Fondeados frente a Ittoqqortoormiit.

Nuestro destino era Ittoqqortoormiit. Uno de los asentamientos más remotos del planeta, habitado por poco más de 300 personas. Fue fundado en 1925, con la finalidad de reafirmar la soberanía danesa sobre el este de Groenlandia, durante una época en que la recién independizada Noruega reclamaba unos supuestos derechos históricos sobre la isla. Finalmente, las pretensiones noruegas se limitaron a lo que ellos llamaban Eirik Raudes Land, o la Tierra de Erik el Rojo, algo más al norte. En 1933, la Corte Permanente de Justicia Internacional falló a favor de Dinamarca. Desde entonces, Ittoqqortoormiit languidece en su rincón del mundo, a casi 500 kilómetros en linea recta de Bolungarvik, el núcleo urbano más cercano, ubicado en los islandeses Fiordos del Oeste. Sermiligaaq, el lugar habitado más próximo en Groenlandia, está 780 kilómetros al suroeste. Su población apenas supera los 200 habitantes.

Atardecer frente a Jameson Land

Atardecer frente a Jameson Land.

Después, nos internamos en Scoresby Sund, navegando pausadamente hacia el oeste, mientras el atardecer se iba adueñando aún más lentamente del cielo. La tarde era plomiza, pero aún logramos atisbar un retazo del impresionante paisaje en el que nos estábamos adentrando. Apenas un aperitivo de aquello que estaba por llegar.

Marea baja en Bjørne Øer

Marea baja en Bjørne Øer.

La siguiente mañana, despertamos fondeados en un paisaje de ensueño. Al oeste, montañas que parecían desafiar las leyes de la gravedad. Al este, un mar cuajado de grandes icebergs. En medio, un pequeño archipiélago, bautizado por los daneses como Bjørne Øer, las Islas del Oso. Empleamos la mañana zigzagueando entre sus islotes, mientras buscábamos fauna salvaje. Aunque la búsqueda acabó siendo infructuosa, no dejó de tener su interés, permitiéndonos apreciar desde muy cerca el impresionante entorno que nos rodeaba.

Cuevas en el hielo

Cuevas en el hielo.

A continuación, zarpamos hacia un lugar llamado Sydkap. Allí descenderíamos a tierra, para recorrer su tundra y visitar uno de los escasos yacimientos arqueológicos del este de Groenlandia. Atravesamos Hall Bredning extasiados por los enormes icebergs que nos íbamos encontrando, para llegar frente a Sydkap y encontrarnos con que la presencia de un oso polar frustraba nuestro desembarco.

Las nubes descienden

Las nubes descienden en el Øfjord.

El siguiente objetivo era Røde Ø. Un lugar situado más allá del extremo occidental del Øfjord. Pasamos lo que quedaba de tarde navegando hacia occidente, mientras recorríamos el fiordo más espectacular que jamás he podido contemplar. Un angosto canal de hielo y agua, rodeado por murallas de roca que se elevaban hasta perderse entre las nubes, a casi 2.000 metros sobre nuestras cabezas. Y, cuando parecía que el día no podía ir a más, un hermoso atardecer vino a desmentirlo.

Un paseo por Rødepynt

Rødepynt.

La acumulación de icebergs nos había obligado a fondear frente a un lugar llamado Rødepynt. Al día siguiente, ante la imposibilidad de continuar navegando hacia el sur, se decidió dar un tranquilo paseo por la tundra, a los pies de las extrañas formaciones de arenisca, en una mañana espléndida, completamente impropia del Ártico. Mientras tanto, el capitán evaluaba sus opciones, que tampoco eran muchas.

De vuelta al Øfjord

De vuelta al Øfjord.

La única salida viable acabó siendo regresar por el Øfjord, recorriendo el fiordo hacia el este rumbo a aguas más abiertas. Una lástima, pues la nueva ruta nos impidió conocer el Fønfjord, entre Milne Land y Gåseland. En cualquier caso, el segundo recorrido por el fiordo, en una jornada radicalmente distinta a la anterior, también tuvo su interés. De paso, nos permitió realizar una excursión en zódiac por Snesund. Así como disfrutar de un hermoso atardecer navegando entre los enormes icebergs de Hall Bredning.

Una playa en el fin del mundo

Una playa en el fin del mundo.

Nuestra cuarta jornada en Scoresby Sund comenzó con un nuevo cambio de planes. El viento hacía imposible desembarcar en Danmark Ø, otro lugar con restos arqueológicos. Acabamos bajando a tierra junto a un promontorio con el extraño nombre de Ujuaakajiip Nunaata Akia. Allí dimos otro paseo por la tundra, de nuevo en una jornada espléndida, protegidos de los vientos por las montañas del interior de Gåseland.

En la orilla oriental de Vikingebugt

En la orilla oriental de Vikingebugt.

Después, tan solo restaba navegar hacia mar abierto, recorriendo nuevamente la costa de Volquaart Boon. De camino, nos desviamos a una ensenada llamada Vikingebugt, donde dimos un nuevo paseo en zódiac frente a sus formaciones de columnas basálticas. A continuación, zarpamos rumbo al este. El atardecer nos alcanzó mientras avanzábamos hacia levante por la boca del fiordo, entre los cabos Tobin y Brewster.

Despidiéndonos de Scoresby Sund

Despidiéndonos de Scoresby Sund.

Nos despedimos de Scoresby Sund en medio de un hermoso atardecer. Aún restaba un último día en Groenlandia, pero éste transcurriría más al norte, en un fiordo llamado Carlsberg. Al menos, este era el plan inicial.

Saliendo de caza

Saliendo de caza en Ittoqqortoormiit.

¿Mereció la pena? Por supuesto, aunque no logramos cubrir todos nuestros objetivos. Sobre todo, nos llamó la atención la escasa fauna salvaje que pudimos ver. Un oso polar en la distancia, un puñado de bueyes almizcleros todavía más lejos y apenas unas cuantas aves. El contraste con nuestra espectacular travesía por Svalbard, a bordo del mismo barco, apenas un año atrás, no podía ser mayor. Quizá fuera debido a que, en el este de Groenlandia, la población todavía tiene en la caza una importante fuente de subsistencia. O simplemente tuvimos mala suerte.

Hielo en el Røde Fjord

Hielo bloqueando el Røde Fjord.

También se malograron algunos de nuestros planes. Aunque, siendo más precisos, deberíamos decir que eran los planes del equipo de expedición, que organizaba la agenda diaria de excursiones. O del capitán, que decidía sobre la navegación. En cualquier caso, los cambios de plan forman parte de la rutina en cualquier viaje al Ártico. Un lugar donde la naturaleza manda y el ser humano no tiene más remedio que adaptarse a sus continuos cambios de humor. Si no tienes tolerancia a la frustración, es mejor que viajes a otra región del planeta.

Knækket

Knækket.

En cambio, el paisaje que recorrimos nos dejó sin palabras. Había visto fotos y videos sobre la zona que íbamos a visitar. Ninguno la hacía justicia. Sobre todo, a sus descomunales dimensiones. Todo parecía superlativo, con un tamaño desmesurado. Los fiordos, los icebergs, las montañas, los glaciares . . . Aquel era un mundo de roca, hielo y agua, en el que la vida apenas encontraba hueco. Había pocos animales, pero tampoco abundaba la vegetación. La piedra desnuda solía mostrar las cicatrices de su larga historia sin el más mínimo pudor. Un paraíso para cualquier aficionado a la geología.

Pt. 1.882m

Frente a Pt. 1.882m.

¿Volveremos? Lo dudo. Sé que he acabado regresando, a veces en repetidas ocasiones, a algunos lugares que, cuando visité por primera vez, pensé que también sería la última. Pero el este de Groenlandia es una región asombrosamente remota. Aunque pueda parecer que no está demasiado lejos de Islandia, las comunicaciones entre ambos lugares son tan escasas como complicadas. Y aún resulta más difícil moverse una vez has logrado llegar. Las «carreteras» son casi inexistentes y además están en las proximidades de Tasiilaq, cientos de kilómetros al suroeste de Scoresby Sund. Al final, para una persona común, la única opción viable es recorrer la costa en un crucero de expedición. Esta vez, creo que tendré que conformarme con los impagables recuerdos que atesoré durante aquellos cuatro increíbles días en Scoresby Sund.

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Para ampliar la información.

Imposible encontrar información relevante en español. Más allá de un brevísimo artículo en la Wikipedia, la poca que hay está llena de errores e imprecisiones.

En inglés, la web oficial de turismo del este de Groenlandia está en https://eastgreenland.com/.

Secret Atlas tiene una guía con información práctica: https://www.secretatlas.com/explorers-club/greenland/scoresby-sund-guide/.

El blog de Chris Routledge tiene una entrada sobre el mapa que elaboró Scoresbyy en 1822: https://chrisroutledge.co.uk/2010/04/07/scoresbys-map-of-greenland/.

Quien esté interesado en la historia de la exploración del este de Groenlandia, puede descargar un interesante PDF en https://geusbulletin.org/index.php/geusb/article/view/4735.

La web de GeoWorld Travel tiene otro PDF, en este caso centrado en la geología de la zona: https://www.geoworldtravel.com/resources/Greenland/Geology

En la magnífica página Spitsbergen / Svalbard hay una serie de vistas panorámicas de Scoresby Sund: https://www.spitsbergen-svalbard.com/photos-panoramas-videos-and-webcams/greenland-panoramas.html.

Por último, en https://data.geus.dk/ se puede explorar un interesante mapa interactivo, con topónimos e información de la zona.