Para un hispanohablante, los nombres en Groenlandia tienden a ser complicados. Pero incluso aquí hay categorías. Un buen ejemplo es Ujuaakajiip Nunaata Akia, un topónimo que se traduciría por algo parecido a «el cabo frente a la tierra del pequeño Juan«. Aunque casi siempre existe el comodín de utilizar el nombre danés del lugar. En este caso, Gåsepynt, que haría referencia al cabo más oriental de la península de Gåseland, «la Tierra de los Gansos«. Nombre que recibió durante la expedición dirigida por Carl Ryder, a finales del siglo XIX, por la supuesta abundancia de dichas aves.

Al sur del Fønfjord

Al sur del Fønfjord.

Nuestro plan A para aquella mañana era desembarcar en Danmark, una isla ubicada frente a la boca del Fønfjord. Su principal interés viene de la existencia de un pequeño yacimiento arqueológico, con restos de la cultura Thule. Cuando el SH Vega llegó frente a la isla, se encontró con vientos, procedentes del fiordo, por encima de los 42 nudos. Casi 80 kilómetros a la hora. En esas condiciones, ni era seguro ni resultaría agradable desembarcar con las zódiac en Danmark Ø. Sobre la marcha, se organizó un plan B. A las 7 de la mañana, estábamos fondeados a sotavento de las agrestes montañas del extremo oriental de Gåseland.

Fondeados frente a Gåsepynt

Fondeados frente a Gåsepynt.

Una vez más, el entorno era impresionante. Nos encontrábamos donde el Gåsefjord se une al Fønfjord. Juntos, se encaminaban hacia el brazo principal de Scoresby Sund, cuya orilla opuesta era invisible, oculta por el lejano horizonte. En cambio, la meseta de Geikie al sur, Milne Land al norte y Gåseland al oeste, parecían rivalizar por mostrar un relieve más abrupto. Todo ello aderezado por una buena dosis de icebergs, flotando en las gélidas aguas.

Una playa en el fin del mundo

Una playa en el fin del mundo.

Desembarcamos en una pequeña playa, atravesada por un arroyo. El barro y la arena se mezclaban con las rocas y los cantos rodados. La mañana era espléndida, sin el menor rastro del viento que soplaba en Danmark Ø y con un sol que lentamente se iba adueñando del cielo. Una vez más, el plan era dar un tranquilo paseo por la tundra, dentro del perímetro de seguridad montado por el equipo de expedición.

Madera de deriva en Gåsepynt

Madera de deriva en Gåsepynt.

La colina que se elevaba más allá de la playa era un pequeño vergel, tapizado de flores y plantas rastreas. Pero lo que más me llamó la atención fue encontrar el reseco tronco de un árbol, varado junto al arroyo. ¿Cómo habría llegado hasta allí? La explicación más sencilla era que se trataba de madera de deriva, procedente de los grandes ríos siberianos. En Islandia, es bastante común encontrarla en las playas de la costa norte. Hasta tal punto que, durante siglos, fue la principal fuente de madera de la isla. Pero no esperaba encontrarla en un remoto fiordo groenlandés, a 160 kilómetros de mar abierto.

Chamaenerion latifolium

Chamaenerion latifolium.

Carine Zimmermann, la bióloga del equipo de expedición, organizó una especie de visita guiada por la tundra, en la que iba explicando las distintas especies de plantas que encontrábamos. Las rocas estaban recubiertas de musgo y líquenes. El suelo, tapizado de Chamaenerion latifolium, una especie de laurel enano que solo crece en regiones árticas y subárticas. Todo ello entremezclado con Salix arctica, cuyas ramas reptaban por el terreno y se encaramaban en las rocas, buscando los tibios rayos del sol de verano.

Caminando por la tundra

Caminando por la tundra.

Cuando la clase de botánica llegó a su fin, cada uno tomó el rumbo que más interesante le parecía. Olga prefirió quedarse en las inmediaciones de la playa. Estaba cansada y regresaría al barco en una de las zódiac. Yo comencé a caminar hacia el sur, rumbo a Knækket. El canal, relativamente estrecho, que forma el extremo oriental del Gåsefjord. Knækket se podría traducir del danés como «la Interrupción» y haría referencia tanto al cambio de tamaño como al brusco giro que realiza el fiordo. El topónimo tiene su origen en la expedición realizada en 1963 por el desaparecido Geodætisk Institut de Dinamarca.

Frente al Sydbræ

Frente al Sydbræ.

No tardé mucho en remontar la colina y alcanzar mi objetivo: contemplar la enorme lengua del Sydbræ. Un glaciar que se descuelga desde la capa de hielo que cubre la meseta de Geikie. Cuando alcanza las aguas del fiordo, mide casi 5 kilómetros de ancho. No es una distancia desmedida para un glaciar del ártico, pero la visión de la lengua serpenteando entre las montañas, para terminar descargando su hielo en el fiordo, resultaba impresionante.

Vigilando el perímetro

Vigilando el perímetro.

Seguí caminando hacia el sur, hasta que llegue a las inmediaciones de la persona que vigilaba el extremo meridional del perímetro de seguridad. No era posible, ni tenía el menor sentido, seguir más allá. Aunque, en proporción al tamaño. haya menos osos polares en Groenlandia que en Svalbard, encontrarse con uno sigue siendo una posibilidad, tal como habíamos comprobado un par de días atrás en las inmediaciones de Sydkap. Cualquier encuentro entre un humano desarmado y un oso hambriento acabará mal para el primero. En los cruceros de expedición que recorren las zonas más remotas de Groenlandia, cualquier desembarco estará precedido de una exploración del terreno y la organización de un perímetro de seguridad, con personal armado vigilándolo.

Knækket

Knækket.

Pasé un buen rato disfrutando del espléndido panorama. Hacia el oeste, podía ver la zona más estrecha de Knækket, con una asombrosa acumulación de icebergs. Más allá, una sucesión de picos sin nombre formaba el telón de fondo de un paisaje que, en todos los sentidos, era superlativo. La sensación de estar en un lugar remoto resultaba abrumadoramente intensa.

Montañas al este de Gåseland

Montañas al este de Gåseland.

Pero llegaba la hora de volver al barco. En medio de un silencio sepulcral, tan solo interrumpido por ligeras ráfagas de viento, pude escuchar claramente como avisaban por radio al vigía más próximo. Comenzamos el regreso, acompañados por Valeria, una periodista argentina que viajaba igualmente a bordo del SH Vega y también se había visto tentada por el Sydbræ. Otro paseo por la tundra, con las agrestes montañas de Gåseland formando una preciosa pared de roca a nuestra izquierda, tan tentadora como inalcanzable. Ese es uno de los problemas de lugares como Svalbard o Groenlandia. Son tan salvajes como rabiosamente hermosos, pero es muy difícil explorarlos a tu aire. Casi siempre serán otros los que marquen el ritmo de tu viaje.

Regresando a la playa

Regresando a la playa.

En cualquier caso, ninguno de los tres parecía tener la menor prisa por dejar atrás el impresionante entorno que recorríamos. Avanzábamos hacia la playa con toda la parsimonia del mundo, mientras un continuo ir y venir de lanchas transportaba a las escasas personas que aún quedaban en tierra. Aquel era el último desembarco que haríamos en Scoresby Sund. Nos resistíamos a abandonar el mayor sistema de fiordos del mundo.

La última zódiac

La última zódiac.

Llegamos a la playa al filo del mediodía, mientras una zódiac se aproximaba a recogernos. Fuimos los últimos en abandonar la playa. Unos minutos más tarde, el SH Vega zarpaba hacia el este. En linea recta, nuestro siguiente destino, una ensenada llamada Vikingebugt, estaba a poco más de 44 kilómetros. Allí, realizaríamos un recorrido en zódiac, sin descender a tierra. Después, navegaríamos hacia mar abierto.

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Para ampliar la información.

Antes de pasear por la tundra, puede ser conveniente leer este artículo de Juan José Ibáñez: https://www.madrimasd.org/blogs/universo/2008/05/10/91423.

En inglés, Treehugger tiene una entrada sobre las plantas de la tundra: https://www.treehugger.com/tundra-plants-5193248.

Quien esté interesado en el origen de los topónimos del noreste de Groenlandia, puede descargar un interesante PDF en https://www.geus.dk/media/13648/nr21_p117-368.pdf.

La misma web dispone de un mapa interactivo en https://data.geus.dk/geusmap/.

En https://rekavidur.com/project/origin-of-the-arctic-driftwood/ hay un artículo sobre el origen de la madera de deriva ártica.