Uno de estos barcos es el Sea Cloud II. Una espléndida bricbarca, construida en el año 2000 por los astilleros Gondán, en la localidad asturiana de Castropol. Con una eslora de 117 metros y una manga de 16, tiene capacidad para un máximo de 94 pasajeros, atendidos por una tripulación de 65 personas. Fue encargado por Sea Cloud Cruises. Una pequeña naviera alemana, fundada a finales de la década de 1970 y especializada en veleros. Para el que sería su segundo barco, buscaron mantener el espíritu del Sea Cloud original, que había nacido como yate de lujo en 1931.
Habíamos coincidido con el Sea Cloud en Venecia, durante el verano de 2018. Fue un encuentro breve, en la terminal de San Basilio, mientras llegábamos a la Ciudad de la Laguna a bordo de Le Lyrial. Pero suficiente para que, investigando aquel barco, descubriera su naviera. Mi obsesión con el Ártico se combinó con la pandemia para hacerme olvidar aquel fugaz momento. Hasta que, en el verano de 2024, decidimos regresar a mares más cálidos. Ya que renunciaba a ir al norte profundo, parecía una buena idea intentar viajar en un barco «de verdad». Revisando los itinerarios de la naviera, encontramos uno, entre Estambul y Atenas, que no hacía escala en puertos que ya conociéramos. El barco que lo realizaba era el Sea Cloud II, una versión modernizada del original. Tampoco parecía una mala opción.
El Sea Cloud II tiene cinco cubiertas. La inferior no es accesible para el pasaje. La segunda (Cabin Deck) está en su mayor parte ocupada por los camarotes de categorías inferiores (D, E y F). Además encontraremos la enfermería, un pequeño gimnasio, una sala de masajes y el acceso a la plataforma desde la que se realizan las actividades acuáticas.
En la tercera, o Promenade Deck, están los camarotes de las categorías B y C. Entre ellos, el 308, en el que tuvimos la suerte de alojarnos. Y digo suerte porque en realidad habíamos contratado la opción de «camarote no asignado», la más barata de todas. Pensábamos acabar en un camarote de la clase F, con literas, o en el mejor de los casos en uno de clase E. La agradable sorpresa llegó cuando vimos que nos habían asignado una espléndida junior suite de clase B.
Con una superficie total de 21 metros cuadrados, la mayor parte del camarote está ocupada por un amplio dormitorio, con una zona de estar. Todo ello con una decoración clásica, quizá un tanto recargada, pero muy a tono con el barco en el que navegábamos. Cómodo, perfectamente mantenido y con un luminoso ventanal, que da a la cubierta de paseo. Un auténtico lujo, en el que tan solo echamos de menos disponer de un balcón privado. Algo que, por otra parte, no existe en el Sea Cloud II.
El baño, con algo más de tres metros cuadrados, tiene inodoro, lavabo y bañera. Todo ello decorado con mármol y acabados clásicos. Pequeño pero adecuado, con una estética que, una vez más, te hacía olvidar que estabas a bordo de un crucero.
Finalmente, un pequeño vestidor, con dos amplios armarios, más que suficientes para colocar todo nuestro equipaje en un viaje de siete días por aguas cálidas. En resumen, uno de los mejores camarotes en los que he podido alojarme en un crucero. Por lo que pude ver, el nivel de los acabados y mantenimiento era similar en todas las categorías, con la única diferencia del espacio disponible. Tampoco nos habría ido mal en uno de categoría F.
La popa está ocupada por el restaurante principal. Amplio, luminoso y con capacidad para acomodar a todo el pasaje en un único turno. Jamás tuvimos el menor problema para encontrar mesa. Los desayunos y las comidas eran tipo bufet. La cena, con servicio de mesa. En general, el nivel de la restauración a bordo era todo lo excelente que se puede esperar en un crucero de lujo. Buena calidad, mejor presentación y un servicio profesional.
Finalmente, ambos costados del barco están recorridos por la promenade, o cubierta de paseo. En este caso un espacio cubierto, un tanto estrecho, cuyo mayor atractivo era la proximidad al mar. Apenas lo utilizamos, más allá de servirnos de atajo para llegar al camarote desde la cubierta superior.
La cuarta cubierta, o Lido Deck, es donde se ubica la mayor parte de los espacios comunes del Sea Cloud II. Además, encontraremos las dos suites de categoría superior. La cubierta era una auténtica maravilla, muy abierta al océano, en la que pasamos buena parte de nuestro tiempo a bordo. En realidad, apenas íbamos al camarote a hacer algo que no fuera dormir o asearnos. Cada vez estoy más convencido de que, en un crucero, no merece la pena gastar dinero extra en camarotes que luego apenas utilizarás.
Su zona de popa está ocupada por el Lido Bar. Un espacio informal, en el que encontraremos el principal bar a bordo, con un amplio horario. También se utiliza esporádicamente para las cenas, cuando éstas son menos formales. Parte de su zona de mesas está cubierta por un toldo, que hacía más soportable el calor durante los tórridos días en el Egeo.
En el centro del barco encontraremos el salón principal, con otra pequeña barra de bar. En un crucero por el Mediterráneo, no era un espacio muy utilizado, pues todos preferíamos estar al aire libre. Su mayor utilidad era servir para las charlas diarias. Generalmente había dos. Una para poner en contexto la siguiente escala y otra sobre algún aspecto cultural relacionado con la zona que recorríamos. Desde el pasado y el presente de los Dardanelos, hasta una disertación, cata incluida, sobre los vinos de Grecia. Generalmente, el responsable de las conferencias era el doctor Wolfgang Lechner. Un austriaco residente en Hamburgo, con amplios conocimientos de historia y gastronomía.
El castillo de proa está ocupado por las «Owners’ Suites», los dos mejores camarotes del barco. En su zona frontal hay una biblioteca. Ésta última, aunque pequeña, tenía un aspecto magnífico, con un gran ventanal hacia la proa del Sea Cloud II. Aunque, una vez más, apenas pasé por allí un par de veces.
Prefería estar al aire libre, disfrutando del mar y la navegación. La cubierta está totalmente abierta al océano, con una vista que, mas que interrumpida, se ve ensalzada por los aparejos del barco. Sobre su suelo de teca hay mesas, sillas y tumbonas de sobra para acomodar al pasaje. Todo ello con un ambiente relajado y lleno de reminiscencias de una forma de navegar que cada vez forma más parte del pasado. La única zona de la cubierta que en principio no suele ser accesible es su proa. Básicamente por motivos de seguridad, al estar llena de cabos y maquinaria. Aunque siempre tienes la posibilidad de preguntar en el puente y, si no hay ninguna maniobra en curso, suelen darte permiso.
Finalmente, la Sun Deck, o cubierta superior. Más allá de una zona habilitada como una gran tumbona, contiene el puente de mando. Al igual que otras navieras “boutique”, como Ponant, Sea Cloud mantiene una política de «puente abierto». Salvo que estén realizando alguna maniobra complicada y cierren la cubierta con una cuerda, puedes acceder libremente al puente. Éste es algo más reducido que el de otros barcos más convencionales que he podido conocer. Incluso los de pequeñas dimensiones, como el SH Vega. Aunque no por ello dispone de menos instrumental de navegación.
Pero el barco no termina aquí. Por encima de nuestras cabezas, encontraremos un espléndido velamen, de 3.000 m², soportado por tres mástiles. El mayor de los cuales tiene una altura de 57 metros. Aunque buena parte del tiempo navegábamos a motor, todos los días se desplegaban las velas y pasábamos unas horas dejándonos mecer por el viento y el mar. La navegación forma una parte importante de la experiencia a bordo de los barcos de Sea Cloud, hasta el punto de condicionar la duración de las escalas, que tienden a ser más cortas que en los cruceros convencionales. Para mi, una auténtica maravilla, pero deberás tenerlo en cuenta si el mar y la magia de los viejos veleros no forman parte de tus intereses.
Por lo demás, el ambiente a bordo resultaba bastante relajado. Aunque había algunas familias con niños, la edad media de los pasajeros era elevada, con la clásica mezcla de nacionalidades que se suele dar en un crucero de este tipo. Las dos lenguas a bordo eran el inglés y el alemán, con esta última representando aproximadamente un 40% del pasaje. Aunque no éramos los únicos hablantes de español. Coincidimos con dos barcelonesas y varios camareros eran centroamericanos.
Deberás tener en cuenta que el Sea Cloud II tiene sus peculiaridades. Por supuesto, carece de estabilizadores. Sentir el balanceo de las olas y la peculiar forma en que el buque se comporta mientras navega a vela forma una parte fundamental de la experiencia. Y también deberás considerar que no tiene ascensores. Aunque aquí no es necesario subir 15 plantas para llegar a la cubierta superior, puede ser un inconveniente si tienes problemas de movilidad.
Más allá de las escalas, en las que la naviera organiza excursiones opcionales, y las charlas antes mencionadas, la principal actividad a bordo será disfrutar del mar y la navegación a vela. Uno de los días dieron explicaciones en vivo de la maniobra de izado del velamen y otro realizamos un paseo en zódiac alrededor de un barco con gran parte de sus velas desplegadas. También utilizamos la plataforma de baño, para darnos un chapuzón en medio del Egeo, y en Nauplia subió a bordo un pequeño grupo de baile tradicional griego. Eso fue todo. Si buscas jolgorio, casinos, teatros y la gran variedad actividades organizadas de un gran crucero, aquí no las encontrarás.
Pero si prefieres hacer un crucero distinto, a bordo de un navío digno de la época dorada de los veleros, en un entorno asombrosamente relajado, sin duda el Sea Cloud II cubrirá tus expectativas. En realidad, superó ampliamente las nuestras, si tenemos en cuenta el magnífico camarote. Un barco espléndido y un itinerario inusual, atravesado uno de los mares más cargados de historia del planeta, lograron que, al menos por unos días, olvidara mi añoranza por los brumosos paisajes del norte.
Para ampliar la información.
El blog del acontecer portuario tiene varias entradas sobre escalas del barco en puertos canarios: https://delacontecerportuario.wordpress.com/tag/sea-cloud-ii/.
En inglés, la página sobre el barco en la web oficial de Sea Cloud está en https://www.seacloud.com/en/sea-cloud-2/.
En https://www.youtube.com/watch?v=v49Q9bKoqFg podemos ver un video con los distintos tipos de camarotes.
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