Había realizado el trayecto entre Bergen y Stavanger en su buque gemelo, el Bergensfjord, botado apenas un año más tarde. Ambos realizan el mismo itinerario, entre Bergen, en el suroeste de Noruega, y Hirtshals, en el norte de Dinamarca, con una duración total de 18:30 horas. Pero mi decisión de hacer una breve escala en Stavanger propició que acabase conociendo los dos ferrys. Como, en el caso del Stavangerfjord, pasé una noche a bordo, es el que he elegido para el blog, aunque he acabado utilizando fotos de ambos indistintamente, pues son virtualmente indistinguibles.
Era la primera vez en mi vida que iba a pasar una noche a bordo de un ferry. Si, ya sé que había dormido, durante 11 noches seguidas, a bordo del Finnmarken. Pero, como ya comenté en el blog, los barcos de Hurtigruten son un híbrido entre ferry y crucero, en los que buena parte del pasaje, cuando no la inmensa mayoría, viaja por placer. No era el caso del Stavangerfjord. Menos aún a inicios de febrero, a pesar de que viajaba un viernes. Pero subí a bordo con total confianza. Mi experiencia del día anterior en el Bergensfjord me había demostrado que los barcos, además de ser muy nuevos, gozaban de un envidiable estado de mantenimiento.
Todas sus cubiertas, por debajo de la 6, están destinadas a alojar vehículos o directamente son cubiertas de servicio, no accesibles al pasaje. La mayor parte del sexto nivel también está destinado a vehículos, a excepción de un espacio a popa ocupado por la tienda libre de impuestos. En un barco que está continuamente haciendo trayectos entre dos de los países con mayores tasas sobre el alcohol y el tabaco, la tienda es una fuente de ingresos para la naviera, a la vez que un aliciente para buena parte del pasaje. También hay una consigna, aunque, como pude comprobar en el Bergensfjord, el tamaño de las taquillas es demasiado pequeño para una maleta.
La mayor parte de los espacios públicos están en la cubierta 7. En la proa hay un gran salón, el Fjord Lounge, en el que había pasado parte de la travesía entre Bergen y Stavanger. Tiene un gran ventanal, desde el que hay una vista razonablemente buena de la proa. Pero también se utiliza para eventos de lo más variado, lo que en algunos momentos puede ser molesto para quien, como yo, aprecia la tranquilidad. Varios restaurantes, la recepción, zonas de juegos para niños y adolescentes, un Starbucks y grandes zonas de mesas ocupan el resto de la cubierta. Por último, hay un par de pasillos exteriores, a ambos costados del barco. Encajonados entre el resto de la cubierta, las lanchas de emergencia y otros elementos de evacuación, no ofrecen una vista demasiado atractiva.
Respecto a la restauración, hay cuatro opciones. Grieg Brasserie, un híbrido entre cocina francesa y noruega, con servicio de mesa, es la opción más formal que ofrece el buque. El extremo opuesto es Oasis Garden Café, un autoservicio un tanto frío y con una oferta que no parecía demasiado apetecible. No probé ninguno de los dos. Cené en Pier 42, un local ambientado como un «sports bar», con una carta basada en hamburguesas y platos del mismo estilo. Al día siguiente, desayuné en el Commander Buffet, un gran local que ocupa la zona de popa. Es el restaurante principal del barco, y el único que da servicio en las tres comidas del día. Aunque correctos, ninguno de los dos me pareció especialmente atractivo.
La cubierta 8 está ocupada totalmente por camarotes. Al igual que la mayor parte de la cubierta 9. Entre ellos el 9245, el que me asignaron para la travesía. Aunque el Stavangerfjord ofrece camarotes de de nivel superior e incluso alguna suite, viajaba solo y únicamente pensaba utilizarlo para dejar el equipaje y dormir, por lo que me decidí por la opción más básica. El camarote era pequeño, con un baño (lavabo, inodoro y ducha) una zona para colgar ropa (sin puertas), una mesa, con un taburete y dos enchufes, y un par de camas individuales, separadas por un estrecho pasillo y una mesilla. Al viajar sólo, me encontré una cama abierta, con una almohada y una funda nórdica, y la otra plegada a modo de sofá. En la pared del fondo, un ojo de buey permitía ver el exterior. Muy básico, pero suficiente para una persona. De haber sido dos, quizá hubiéramos ido un tanto apretados.
En la misma cubierta, a popa, está el primer espacio exterior digno de tal nombre. Una zona, amplia y despejada que, en caso de necesidad, puede servir como helipuerto. Si tiene algún problema es precisamente lo abierta que está a la intemperie. Al contrario que los espacios a popa de otros barcos que conozco, generalmente protegidos y por tanto una buena opción para disfrutar del exterior en lugares con climas adversos, la popa del Stavangerfjord no ofrece el más mínimo cobijo frente a las inclemencias meteorológicas. A cambio, las vistas son las mejores que se pueden disfrutar desde el barco.
Por último, la cubierta 10, de dimensiones más reducidas, contiene principalmente una mezcla de camarotes y espacios abiertos. La sección de proa está ocupada por camarotes, fruto de una reforma que, en 2017, suprimió una amplia terraza exterior que llegaba hasta el techo sobre el puente de mando. En la zona central hay un pequeño bar, flanqueado por dos salas de conferencias. Hacia popa hay una zona exterior, parcialmente cubierta y protegida en los costados por una cristalera. Parte de esta zona está ocupada por un curioso sistema autónomo de carga y descarga de contenedores, que permite reabastecer el barco en un tiempo récord, acortando significativamente los tiempos de estancia en puerto. A popa de este puente grúa hay un techo elevado, con más sentido estético que práctico, ya que apenas ofrecía refugio ante la insistente lluvia.
Como he indicado anteriormente, el barco tenía un magnífico nivel de mantenimiento. Al viajar en temporada baja, el pasaje era muy escaso, por lo que los espacios comunes estaban prácticamente vacíos y la tranquilidad reinaba a bordo. El contrapunto fue que había algunos espacios cerrados, como el Starbucks o el bar de la cubierta 10. Lo que menos me gustó del Stavangerfjord fue lo cerrado que estaba al exterior. El único espacio realmente abierto era la zona de popa de la cubierta 9, ya que los demás tenían cristales o lanchas obstaculizando buena parte de la vista. Es una pena que hayan eliminado la terraza de proa, en la cubierta 10, que se puede ver en las fotos más antiguas del barco.
Una última cuestión, por la que me han preguntado más de una vez, es si viajar en un ferry es comparable a hacerlo a bordo de un crucero, como en ocasiones intentan hacer creer las compañías de ferry. Claramente, la respuesta es no. En primer lugar, son barcos diseñados de forma diferente, ya que no tienen el mismo propósito. Los camarotes no son comparables, no tienen las mismas zonas comunes, ni las mismas cubiertas exteriores. Se puede entender fácilmente comparando la ratio tonelaje/pasajero. El Stavangerfjord, con una capacidad de 1.500 personas, tiene un registro bruto de 31.678 toneladas. El anterior barco en el que había navegado con una capacidad parecida, el MS Rotterdam, tiene 61.849 toneladas de registro bruto para 1.400 pasajeros. La diferencia es todavía más acusada si pensamos que además el ferry puede llevar hasta 600 vehículos, ocupando prácticamente tres de sus diez cubiertas. Pero se entiende aun mejor si comparamos sus tripulaciones: 100 en el ferry contra 600 en el crucero. Evidentemente, ni el espacio disponible ni el nivel del servicio son comparables. Lo cual no quiere decir que sea imposible disfrutar de la navegación en un ferry. Al contrario, la posibilidad de utilizar las numerosas lineas regulares que hay, sobre todo en ciertas zonas de Europa, brinda magníficas oportunidades de viajar por mar, con mayor flexibilidad a la hora de elegir horarios y temporadas. Pero hay que tener claro que son dos experiencias muy diferentes. Lo demás, es márketing de las navieras.
La página del Stavangerfjord en MarineTraffic está en https://www.marinetraffic.com/es/ais/details/ships/shipid:156903/vessel:STAVANGERFJORD.
En inglés, la página oficial del barco en la web de Fjord Line está en https://www.fjordline.com/en/p/our-ships/ms-stavangerfjord.
El blog Ships in Bergen tiene una entrada sobre el Stavangerfjord, con numerosas fotos: http://shipsinbergen.blogspot.com/2015/02/ms-stavangerfjord-ship-visit-and-photo.html.
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