Además, por primera vez en muchos años, viajaba solo. Los viajes en solitario, como casi todo en esta vida, tienen sus pros y sus contras. En uno relativamente duro y tan lleno de sensaciones, me permitió imbuirme sin distracciones en el apasionantemente áspero entorno que me rodeaba.
El itinerario, realizado en febrero de 2018, fue el siguiente:
- 7 de febrero: vuelo Madrid – Bergen, via Amsterdam. Llegué a Bergen de madrugada.
- 8 de febrero: Pasé la mayor parte del día haciendo la excursión «Norway in a nutshell«, en la que recorrí el Nærøyfjord en ferry, para luego subir al ferrocarril de Flåm.
- 9 de febrero: aproveché la mañana para dar un paseo por Bergen. Después de comer, embarqué en el Finnmarken, que zarpó de Bergen ya de noche.
- 10 de febrero: primer día completo a bordo del Hurtigruten, entre Florø y Kristiansund. Aproveché la escala en Ålesund para dar un paseo por la hermosa ciudad.
- 11 de febrero: navegación entre Trondheim y Rørvik. La larga escala en Trondheim me permitió dar un paseo por la ciudad, en el que visité la interesante catedral de Nidaros.
- 12 de febrero: el Finnmarken cruza el círculo polar ártico, navegando entre Brønnøysund y Svolvær. La escala más larga del día, en Bodø, no tuvo demasiado interés.
- 13 de febrero: todo el día navegando por aguas interiores, entre Stokmarknes y Skjervøy. Aproveché la escala en Tromsø para subir al monte Storsteinen y dar un paseo nocturno por la ciudad.
- 14 de febrero: navegando por aguas de Finnmark, la provincia más septentrional de Noruega, entre Øksfjord y Berlevåg. La escala en Honningsvåg me habría permitido ir hasta Cabo Norte, pero preferí quedarme paseando por su acogedor puerto.
- 15 de febrero: ecuador del viaje a bordo del Finnmarken, navegando entre Båtsfjord y Berlevåg. Visité Kirkenes, la escala más remota de Hurtigruten. En Vardø tuve tiempo de ir hasta su fortaleza, la más septentrional del mundo.
- 16 de febrero: navegación entre Mehamn y Skjervøy. El día fue bastante intenso, con un paseo por Hammerfest, un precioso atardecer navegando hacia Øksfjord y, para rematar, una aurora boreal en Tromsø.
- 17 de febrero: el Finnmarken pasó el día atravesando los archipiélagos de Vesterålen y Lofoten, navegando entre Tromsø y Stamsund. Aproveché la escala en Stokmarknes para visitar el Museo Hurtigruten. El día terminó con la travesía del estrecho de Raftsundet a la tenue luz del ocaso.
- 18 de febrero: navegación entre Bodø y Rørvik. No hubo ninguna escala digna de mención, pero la costa de Helgeland hizo honor a su fama como la más hermosa de Noruega.
- 19 de febrero: último día completo en el Finnmarken, que recorrió la costa entre Trondheim y Molde. Aproveché la escala en Trondheim para dar un paseo hasta la fortaleza de Kristiansten.
- 20 de febrero: por la mañana, navegación entre Ålesund y Bergen. Tras desembarcar, aproveché lo que quedaba de tarde para subir al monte Ulriken. Ya de noche, di un fascinante paseo por Bryggen.
- 21 de febrero: un último paseo por Bergen, antes de ir al aeropuerto para regresar a Madrid, de nuevo via Amsterdam.
La mayor parte del viaje la realicé a bordo del Finnmarken, uno de los buques de Hurtigruten que pasa el año recorriendo la costa de Noruega. Antes de embarcar en el expreso de la costa, dudaba entre si el calificativo de «la ruta en barco más hermosa del mundo» era un simple tópico o una estrategia de márketing. Por una vez, creo que es cierto.
Trackbacks/Pingbacks