Vardø tiene un largo pasado. Aunque estuvo habitada desde la edad de piedra, aparece en la historia en 1306, cuando el rey noruego Haakon V Magnusson fundó una primera fortaleza en la isla. Solo un año después, el arzobispo de Trondheim viajaba hasta Vardø para consagrar su iglesia. Durante siglos, fue el baluarte desde el que, primero los reyes de Noruega y más tarde los de Dinamarca, reforzaron su dominio sobre el extremo oriental de Finnmark frente a las ambiciones de Suecia y Rusia. A finales del siglo XV se edificó una segunda fortaleza, que fue visitada en 1599 por el rey Christian IV de Dinamarca, en un viaje destinado a afianzar sus derechos sobre la zona. A lo largo del siglo XVIII, Vardø se convirtió uno de los principales centros del comercio pomor con los pueblos del norte de Rusia. La fortaleza llegó a estar tan deteriorada que se hizo necesario reconstruirla entre 1734 y 1738. Ya en el siglo XX, su guarnición fue la última en rendirse a los alemanes, el 17 de Julio de 1940, y arriar la bandera de Noruega. Vardø fue duramente bombardeada por los rusos durante la guerra y, una vez más, destruida durante la retirada alemana de 1944. Asombrosamente, la fortaleza quedó casi intacta, ya que únicamente se inutilizaron sus baterías costeras. Tras la guerra, perdida su importancia militar, fue restituida a su aspecto del siglo XVIII y convertida en un museo.
La población se asienta sobre la isla de Vardøya, antiguamente conocida como Vargøy, o isla del lobo. Vardøya tiene una forma extraña, semejando ser dos islas unidas por un istmo. De hecho, se cree que la franja de tierra fue creada artificialmente en la Edad Media, al cerrar el estrecho que anteriormente separaba ambas mitades. Al norte del istmo, protegido por éste, las dos partes de Vardøya y la vecina isla de Reinøya, está el puerto. Entramos en sus tranquilas aguas con las últimas luces del atardecer. Hacia oriente, por encima de un pequeño mar de tejados, destacaba un grupo de cúpulas. Era Globus II, una potente estación de radar. Oficialmente monitoriza objetos como satélites artificiales y basura espacial. Pero se sospecha que, en realidad, se utiliza para espiar a la vecina Rusia. Su ubicación y el hecho de que lo administre el servicio noruego de inteligencia dan que pensar.
Pero mi objetivo estaba en occidente donde, a solo 500 metros, estaba la fortaleza de Vardøhus. Según llegaba, me recibió la estatua de Haakon VII, el primer rey de la Noruega recién independizada en 1905. También el que tuvo que hacer frente a la invasión nazi y permanecer en el exilio entre 1940 y 1945. Un potente foco la iluminaba, proyectando una gran sombra sobre el torreón que protegía la entrada principal.
Vardøhus tiene la forma de estrella tan característica de las fortalezas del siglo XVIII. Tras cruzar el umbral de su puerta principal, me sorprendió el buen estado de su patio interior, lleno de barracones que le daban el aspecto de un pequeño pueblo. Algunos se podían visitar, convertidos en salas de un museo en el que se explicaba la historia de la fortaleza. Otros, como la antigua residencia de oficiales, estaban iluminados y se podía ver su interior, lleno de muebles y utensilios de época. Antes de irme, subí a uno de los muros exteriores. Desde lo alto, más allá del estrecho de Bussesundet, se divisaba el cercano continente, apenas una silueta negra contrastando con la tenue luz del crepúsculo.
El otro lugar interesante de Vardø, que me fue imposible visitar, es el Memorial Steilneset, situado algo al sur de Vardøhus. Inaugurado en 2011, rinde homenaje a las más de 90 personas ajusticiadas por brujería en sus inmediaciones a lo largo del siglo XVII. La mayor parte fueron mujeres, que en muchos casos eran sometidas a una sencilla prueba. Desnudas y atadas de pies y manos, eran arrojadas al agua. Si flotaban, eran consideradas impuras y por tanto culpables. Si se hundían, eran inocentes. La histeria colectiva alcanzó su punto álgido en el invierno de 1662 a 1663, cuando fueron acusadas unas 30 mujeres. La mayoría de las ellas flotó y acabó quemada en la hoguera. Había conocido la salvaje historia antes de llegar a Vardø. Mientras regresaba al Finnmarken paseando por sus tranquilas calles, era difícil concebir tal grado de barbarie e ignorancia en uno de los países que hoy clasificamos entre los más avanzados del mundo. Me consolé pensando que la humanidad ha mejorado algo.
Es difícil encontrar información en español sobre Vardø. Lo único interesante que he visto es un artículo sobre el Memorial Steilneset en la web arquitecturayempresa: https://www.arquitecturayempresa.es/noticia/memorial-steilneset-el-dramatico-monumento-de-zumthor-y-bourgeois.
En inglés, la página oficial de turismo está en https://www.visitvardo.com.
En la web de Hurtigruten, la página sobre el puerto de Vardø está en https://global.hurtigruten.com/ports/vardo/.
La página de transporte público de Finnmark está en https://snelandia.no.
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