Tabla de contenidos
Consideraciones previas.
Esta guía es la primera parte de una serie de tres. Publicaré las otras dos, una centrada en las Tierras Altas y otra genérica, sobre la conducción en Islandia en condiciones normales, en las próximas semanas. Las tres son fruto de mi experiencia directa, adquirida en once viajes por la isla, en los que he recorrido más de 19.800 kilómetros, conduciendo catorce vehículos diferentes. Al contrario que en la mayor parte de las entradas del blog, he preferido dar preferencia al video sobre la fotografía. Creo que el movimiento ayuda a apreciar mejor las condiciones reales a las que tendrás que enfrentarte.
Como cualquier otra guía del blog, lo que estás leyendo en este momento refleja mis opiniones personales y mis vivencias en unas condiciones muy concretas. Que pueden coincidir con las que tú te encuentres o no. Por encima de cualquier otra consideración, en todo viaje invernal a Islandia debes preocuparte por tu seguridad. Ten en cuenta que estás en un entorno muy hostil y, aunque los servicios de emergencia en la isla son muy eficaces, siempre puede haber un imprevisto. Actúa con prudencia y no corras riesgos innecesarios.
La incertidumbre.
Si hay una palabra que define la experiencia de conducir en invierno por Islandia es ésta. He estado en cuatro ocasiones en la isla durante el invierno, siempre en el mes de febrero. Dos años normales, uno duro y otro relativamente benigno. En los cuatro pude «disfrutar» de todo tipo de condiciones, variando tan solo la preponderancia de unas u otras. Los días espléndidos se alternaron con los temporales y las carreteras completamente limpias de nieve con las intransitables. En una sucesión caótica, donde nunca podías dar nada por sentado. Lo mismo amanecía un día apacible entre dos jornadas de vientos huracanados, que comenzaba a nevar copiosamente en una tarde aparentemente tranquila.
Por tanto, aunque no sea lo habitual, es posible visitar Islandia en invierno y conducir por carreteras sin hielo o nieve, atravesando paisajes despejados. Pero no puedes contar con ello. La situación se puede complicar en cualquier momento, cambiar el estado de la carretera unos kilómetros mas allá, o tomar un desvío y encontrarte con una vía mucho más complicada. Siempre deberás estar preparado para lo peor. En caso contrario, es fácil que acabes metiéndote en problemas. Además, la ausencia de hielo y nieve no implica que no pueda haber complicaciones. En las carreteras sin asfaltar, el barro puede ser tan resbaladizo o más que la nieve. Y siempre estará la amenaza del viento, el mayor enemigo de la conducción en Islandia.
¿Cuánto dura el invierno en Islandia?
Si hacemos caso al antiguo calendario noruego, que dividía el año en dos estaciones, verano e invierno, éste comenzaría sobre el 20 de octubre y terminaría aproximadamente el 20 de abril del año siguiente. Un total de seis meses. Igual que las fechas del antiguo calendario no son fijas, las reales también pueden variar de un año a otro, pero puede ser una buena referencia a la hora de planificar el viaje. El invierno real comenzará con la primera nevada seria, a finales de octubre o principios de noviembre. Terminará con la última, que se suele dar a finales de abril. Aunque, como siempre, hay que tener en cuenta que el clima no entiende de calendarios, ni se comporta linealmente. Lo mismo podrás tener un día espléndido en pleno mes de febrero que otro infernal a mediados de abril. O una nevada tardía podrá prolongar el invierno hasta mayo. Ten en cuenta que, en Islandia, la naturaleza tiene siempre la última palabra. Sobre todo en invierno. Adáptate.
El clima.
Aunque la corriente del Golfo hace que el clima sea más templado de lo que correspondería a estas latitudes, no hay que olvidar el lugar en que se encuentra Islandia. Si el resto del año las condiciones climáticas son muy variables, en invierno esta circunstancia alcanza cotas asombrosas. En cuestión de minutos (o de kilómetros) se puede pasar de un día apacible a un temporal insufrible. O al revés. Si, en verano, esto generalmente acaba siendo poco más que un trastorno, en invierno se puede convertir en una pesadilla. Sobre todo si te sorprende en una zona poco habitada o sin tráfico. Lo que viene a ser el 95% de la isla.
Por tanto, es fundamental estar muy atento a la previsión meteorológica. Además de consultar las aplicaciones de previsión que tengas en el móvil, es muy recomendable visitar la web oficial de la Oficina Meteorológica de Islandia, en https://en.vedur.is/. También es aconsejable suscribirse a las alertas por SMS que emite safetravel.is. Procura pecar de precavido y tener siempre planes flexibles. Y no estar en la otra punta de la isla el día antes de tener que subir a un avión en Keflavik.
La temperatura.
En contra de lo que pueda pensarse, las temperaturas en Islandia no suelen ser demasiado bajas. Hay que tener en cuenta que la mayor parte del tiempo estarás cerca del mar, donde la Corriente del Golfo las templa. Por ejemplo, en Reikiavik la temperatura media del 24 de enero, estadísticamente el día más frío del año, suele oscilar entre los 2ºC y los -2ºC. Raramente baja de los -8ºC. En la costa, la amplitud térmica es muy baja, pudiéndose dar el caso de que la temperatura apenas varíe un grado entre el mediodía y la madrugada.
La situación cambia según nos adentramos hacia el interior. Personalmente, la temperatura más baja a la que he estado al aire libre en Islandia ha sido -22ºC en el entorno del lago Mývatn. Pero no es lo normal. A la mañana siguiente había subido a los -3ºC. Casualmente, la misma que había en ese momento en Madrid. En cualquier caso, lo realmente importante no es la temperatura, sino la sensación térmica.
El viento.
El factor realmente preocupante en Islandia es el viento. En primer lugar, hará que nuestra percepción del frío se magnifique. Veinte grados bajo cero, con sol y sin viento son perfectamente soportables, siempre que se lleve la ropa adecuada. Tres bajo cero con un viento de 100 km/h pueden ser insufribles.
Desde el punto de vista de la conducción, es todavía peor. Los vientos, constantes o racheados, son el mayor peligro al circular por la isla. No es extraño que por su causa se corte alguna carretera, o se recomiende no viajar salvo que sea imprescindible. En este sentido, también es recomendable visitar, antes de comenzar cada jornada, tanto safetravel.is como https://vegasja.vegagerdin.is/eng/.
Además, el viento condicionará y magnificará las demás circunstancias que hacen complicada la conducción invernal en Islandia. Te empujará sobre carreteras con poca adherencia o acumulará la nieve en la calzada, aunque haga un sol espléndido. Con razón es uno de los fenómenos naturales más temidos de Islandia, tan solo por detrás de aquellos asociados al vulcanismo.
La nieve.
La nieve no suele plantear tantos problemas, sobre todo en las carreteras principales. En invierno, las máquinas quitanieves están circulando casi constantemente, manteniendo las carreteras razonablemente limpias. Cuando no dan abasto, o si ha caído una nevada especialmente copiosa por la noche, simplemente encontrarás las carreteras cortadas y no podrás seguir hasta que estén en condiciones aceptables.
Debes tener en cuenta que condiciones aceptables en Islandia no significa una calzada completamente limpia. Es muy habitual encontrar carreteras con una capa de nieve dura cubriéndolas total o parcialmente, incluso después de que pase una quitanieves. Si tu vehículo lleva ruedas de invierno, habituales entre noviembre y abril, conducir sobre esta superficie te resultará relativamente sencillo. Tan solo deberás tomar algunas precauciones adicionales.
La más importante es moderar la velocidad. Por muy buena adherencia que te den tus flamantes neumáticos de invierno, ésta será menor que en condiciones normales. Los tiempos de frenada son más largos, por lo que debes ajustar la distancia de seguridad. También puedes encontrar zonas en las que el viento acumule nieve y, al superarlas, pierdas temporalmente la adherencia. Otro tipo de nieve complicado es la que se está fundiendo, pues crea una especie de pasta muy resbaladiza y en la que los neumáticos de invierno son muy poco efectivos. Por último, tendrás que tener cuidado si hay una gran acumulación de nieve virgen en la calzada. Al hundir en ella tus neumáticos, puedes llegar a perder tracción y quedar bloqueado. Deberás ir siempre atento, pues en ocasiones los cambios de un tipo de nieve a otra no son evidentes a simple vista desde un coche en movimiento.
El problema más habitual con la nieve suele ser que ésta crea situaciones engañosas, ocultando la calzada y sus límites. Una explanada completamente lisa, perfecta para aparcar, en realidad puede ser una hondonada, cubierta por dos metros de nieve. Cuando lo descubras, será demasiado tarde. Lo mismo puede ocurrirte en la cuneta, donde la acumulación de nieve puede crear la falsa sensación de que la carretera es más ancha que en la realidad. Lo mejor es desconfiar de cualquier superficie en la que no haya pisado anteriormente otro vehículo. Salvo que conozcas bien la zona, nunca intentes transitar sobre nieve virgen.
El hielo.
Al igual que la nieve, tus neumáticos de invierno deberían permitirte conducir sobre hielo sin demasiados problemas. Tan solo tendrás que extremar todavía un poco más las precauciones. Y tener en cuenta que éste puede estar oculto por una delgada capa de nieve compactada. Por último, ten cuidado en tramos con inclinación fuerte, sobre todo de bajada. Reduce previamente la velocidad, de forma que no necesites frenar en ellos.
Ten siempre en cuenta que el hielo puede adquirir una dureza extraordinaria, en la que los tacos de los neumáticos de invierno tengan problemas para clavarse. No es habitual, pero puede pasar después de varios días de temperaturas excepcionalmente bajas o tras una jornada templada, cuando el hielo se forma bruscamente. El problema de este hielo, formado directamente a partir de agua líquida, es su transparencia, que puede hacer difícil apreciarlo a simple vista.
Aunque sea poco evidente, un contratiempo habitual con el hielo suele darse al descender del vehículo. Más de una vez, acabarás aparcando sobre una superficie completamente congelada. Compruébalo antes de bajar y, si es necesario, ponte los crampones. No serías la primera persona que se rompe una pierna por dar un resbalón al salir del coche. Una forma realmente absurda de arruinar tus vacaciones.
Ni frío ni calor.
Por extraño que pueda parecer, una de las situaciones más complicadas que puedes tener conduciendo en invierno por Islandia se da cuando la temperatura está en el entorno de los cero grados. La nieve y el hielo comenzarán a perder consistencia, convirtiéndose en una pasta sobre la que tus neumáticos invernales serán de poca utilidad. Ten en cuenta que es relativamente sencillo entrar en una zona en este estado y advertirlo demasiado tarde. En los mapas, tanto de safetravel.is como de la Administración de Carreteras de Islandia aparecen con color azul oscuro (extremadamente resbaladizas). Si a esta condición unimos viento lateral, puede ser casi imposible conducir.
Y luego está el barro. Si durante varios días las temperaturas han estado por encima de cero grados, el terreno acabará descongelándose. En las carreteras sin asfaltar, se puede crear un barro increíblemente resbaladizo, en el que tus neumáticos de invierno son completamente inútiles. Además, estas condiciones pueden no estar reflejadas en los mapas de estado de carreteras, complicándote la conducción sin previo aviso. Recuerdo haber atravesado la parte no asfaltada de la carretera 59 completamente embarrada y sin poder pasar de los 40 km/h, mientras en safetravel.is seguía marcada como fácilmente transitable.
El sol.
Disfrutar de un día soleado en pleno invierno subártico puede parecer el sueño de todo aquel que visita Islandia. Algunos de los mejores recuerdos que tengo de la isla son de jornadas con un sol espléndido, que generalmente están acompañados por una visibilidad extraordinaria y un horizonte increíblemente nítido.
El problema, en unas fechas en las que el sol apenas se levanta sobre el horizonte, viene cuando tienes que conducir. Si ya de por sí el reflejo de sus rayos sobre la nieve genera unas condiciones de luminosidad complicadas, conducir sobre una carretera congelada con el sol de frente puede ser una auténtica pesadilla. Tenlo en cuenta a la hora de planificar los horarios de tu viaje y, sobre todo, jamás olvides llevar a mano unas gafas de sol polarizadas y de buena calidad.
La niebla.
En un entorno con mala visibilidad, en el que a veces resulta complicado distinguir la carretera del campo circundante, la niebla puede ser bastante peligrosa. Afortunadamente, no es un fenómeno excesivamente común en Islandia. Es la parte positiva de ser un país asombrosamente ventoso. En cualquier caso, si encuentras niebla en tu ruta, extrema las precauciones y reduce la velocidad. Pero nunca se te ocurra detenerte en la calzada. Con visibilidad reducida y tiempos de frenada prolongados, es muy probable que acabes provocando un accidente.
La noche.
Mi consejo es muy sencillo: intenta no conducir de noche.
Sé que es complicado evitarlo, viajando en invierno por las inmediaciones del círculo polar ártico. Pero por una parte te perderás los paisajes, casi siempre deslumbrantes, que rodean cualquier carretera de Islandia. Por otra, te será mucho más difícil ver lo que te espera más adelante y si te estás adentrando en una zona con malas condiciones atmosféricas. Personalmente, la única vez que he pasado miedo conduciendo en Islandia fue una noche, avanzando hacia el sur por la carretera 36, entre Þingvellir y Selfoss. No conocía la carretera, no había nada de tráfico y, sin previo aviso, se levantó viento y comenzó a nevar con una intensidad asombrosa. Cuando llegué al cruce con la 35, respiré aliviado. Una de las pocas veces que, en Islandia, me he alegrado de encontrar una carretera con tráfico.
Los temporales invernales.
Tan violentos como impredecibles, pueden complicarte el día con una velocidad asombrosa. Sobre todo, si te alcanzan al aire libre. En cuestión de segundos, una tarde apacible se puede convertir en una intensa nevada, un aguacero o una granizada. Si, como suele ocurrir, vienen acompañados de fuertes vientos, se convertirán en una pesadilla.
A la posibilidad, si cae nieve o granizo, de que la carretera acabe bloqueada contigo dentro, se une la brusca disminución de la visibilidad. Aun a mediodía, el cielo puede oscurecerse en cuestión de minutos, convirtiendo el día en una especie de crepúsculo, cuya escasa luz se verá mermada por las precipitaciones. La única vez que me he salido de la calzada en Islandia fue en estas condiciones, en pleno centro de Egilsstaðir, a las cuatro de la tarde. Entre la gruesa capa de nieve, la intensa oscuridad y la todavía más intensa nevada, era completamente imposible adivinar por dónde seguía la calle. Afortunadamente, no había tráfico y solo acabé subido en lo alto de una acera, pero podía haber sido mucho peor.
Las carreteras.
Más allá de las Ring Road y de alguna otra carretera principal, sobre todo en el suroeste de la isla, parte de las carreteras de Islandia está sin asfaltar. En https://vegasja.vegagerdin.is/eng/ se puede ver el tipo de pavimento de cada carretera. Pero, si hay una época del año en que esta circunstancia tiene poca relevancia, es en invierno. Cuando conduces sobre diez centímetros de nieve compactada, no importa demasiado el firme que haya debajo.
Lo realmente importante es el estado de las carreteras, para lo que es fundamental consultar tanto la web de safetravel.is, donde además podremos ver alertas meteorológicas, como la de la administración de carreteras y costas. También hay disponible una aplicación, que se puede descargar desde Google Play y la App Store. Además del mapa general, permite especificar el destino y nos mostrará las condiciones en que están las carreteras concretas que deberíamos atravesar. También son muy útiles las numerosas cámaras web repartidas por toda la isla, que también puedes consultar en https://vegasja.vegagerdin.is/eng/. Durante el día, te permiten apreciar de primera mano el estado real de la carretera y sacar tus propias conclusiones.
Ten en cuenta que, debido a la variabilidad del clima de Islandia, el estado de sus vías puede cambiar en cuestión de minutos. Más allá de lo que indiquen los mapas, utiliza tu sentido común y permanece atento a la realidad que tienes delante de tus ojos. Si una ventisca repentina ha acumulado medio metro de nieve en polvo sobre la carretera, lo más probable es que te quedes atascado, por mucho que los mapas indiquen que es transitable.
Por lo demás, las peculiaridades de las carreteras de la isla (puentes y túneles de un solo carril, bruscos cambios de rasante en carreteras estrechas, etc.) son las mismas que en cualquier otra época del año. La principal diferencia estriba en que en invierno hay mucho menos tráfico y estas rarezas pasan a un segundo plano.
Los colores.
Las dos web que ofrecen información sobre el estado de las carreteras utilizan el mismo código de colores, con el que es importante estar familiarizado. He tenido la «suerte» de conducir por carreteras en casi todos los estados. Como todo en Islandia, éstos son tan erráticos como subjetivos, por lo que recorrerlas (o no) dependerá en última instancia de su situación real, de las demás circunstancias externas y de tu propio estado de ánimo. En cualquier caso, mis experiencias personales pueden ser la mejor indicación de lo que intento explicar.
Verde: fácilmente transitable.
En invierno, significa una carretera con al menos un carril libre de nieve o hielo y un firme con buena adherencia.
Si la carretera recorre un paisaje completamente nevado, puede ser una de las experiencias más hermosas que tengas conduciendo. Avanzar sobre una banda negra, impecablemente asfaltada, zigzagueando por un paisaje blanco de una belleza irreal es tan impresionante como adictivo. Tu principal problema será lograr mantener un mínimo de atención en la conducción.
Verde oscuro: fácilmente transitable para vehículos de montaña.
Equivalente a la anterior, pero en carreteras de montaña y solo para vehículos adecuados para circular por estas pistas. Algo que difícilmente te encontrarás en invierno, ya que las pistas de las Tierras Altas estarán cerradas.
Naranja: manchas de hielo.
Superficie deslizante, con un máximo de un 20% de la carretera cubierta por hielo o nieve compactada.
No deberías encontrar mayor problema en la conducción y tan solo requerirá prestar un poco más de atención y conducir a una velocidad ligeramente inferior. Con unos buenos neumáticos de invierno, no es muy diferente de conducir por una carretera despejada.
Azul claro: resbaladizo.
Superficie deslizante, con más del 20% de la carretera cubierta de hielo o nieve compactada.
Con los neumáticos adecuados, tampoco presentará demasiados problemas, siempre que extremes la precaución y reduzcas la velocidad. Aumenta la distancia de seguridad y ten cuidado al cruzarte con otros vehículos, sobre todo camiones, pues la nieve y el hielo que expulsan de la carretera pueden cegarte temporalmente.
Azul oscuro: extremadamente resbaladizo.
Hielo negro, o al menos un 20% de la superficie cubierto por hielo o nieve húmedos.
Se suele dar después de varios días de frío extremo o si las temperaturas ascienden al entorno de los 0ºC. Los neumáticos de invierno pierden casi toda su adherencia y acabas teniendo la sensación de conducir sobre una superficie helada con neumáticos normales. Si además tienes viento lateral, la situación se convertirá en una pesadilla. La tracción a las cuatro ruedas puede ayudar, pero tampoco es una panacea. Ten en cuenta que es una situación engañosa. La carretera que ves arriba puede no parecer muy complicada, pero era una pista de patinaje, donde todos circulábamos a menos de 30 km/h. Y pude ver varios coches que se habían salido de la carretera. Extrema las precauciones, conduce muy despacio y deja una gran distancia de seguridad con los otros vehículos. Busca siempre la parte mas limpia de la carretera, independientemente del lado en que se encuentre. Si viene alguien de frente, irá muy lento. Tendrás tiempo de sobra para apartarte.
Blanco: nieve o nieve húmeda.
Carretera completamente cubierta con una capa de hasta 10 centímetros de hielo o nieve.
Mientras la superficie esté dura y lleves los neumáticos adecuados, es una carretera transitable, aunque deberás reducir la velocidad. Generalmente, la carretera quedará reducida a un carril, con dos rodadas de nieve compactada por la que se conduce con relativa facilidad. Lo peor suele ser cruzarse con otro vehículo, pues te obligará a salirte de las rodadas y a aventurarte entre nieve cuyo estado y profundidad desconoces.
Rosa: conducción complicada.
Carretera completamente cubierta con una capa de entre 20 y 30 centímetros de nieve suelta o poco compactada. Además, puede haber amontonamientos esporádicos de nieve, creados por el viento. Condiciones poco seguras, excepto para vehículos con tracción a las cuatro ruedas.
Extrema las precauciones y reduce la velocidad. Aunque, en mi experiencia, es menos complicado que conducir sobre un tramo «azul oscuro», aquí el mayor problema es que acabes quedándote bloqueado en medio de la carretera. Sobre todo teniendo en cuenta que apenas habrá tráfico. También deberás tener en cuenta que las ruedas perderán su adherencia sobre la nieve suelta. Si son tramos cortos, como en el video de arriba, donde puedes ver cómo el coche se va ligeramente de lado en los amontonamientos de nieve, no es muy problemático. Pero si hay un tamo muy largo, puedes acabar saliéndote de la carretera.
Negro: carretera con condiciones difíciles.
Superficie cubierta por más de 20 cm. de nieve y/o con posibles amontonamientos de nieve. Condiciones inseguras excepto para jeeps y vehículos grandes.
Tan solo he conducido en una ocasión por una carretera supuestamente en este estado, en la costa de Vopnafjörður. La pista estaba bastante despejada, pero en los puentes el viento había acumulado gran cantidad de nieve en polvo. Lo que hacía complicado atravesarlos, pues el vehículo perdía completamente la tracción. Al final, la inminencia de una tormenta invernal me hizo dar media vuelta.
Rojo: infranqueable o cerrada.
Carretera con una capa de nieve que impide la circulación con vehículos normales. Puede ser por otras condiciones, como desprendimientos, inundaciones, etc. En muchos casos son carreteras sin monitorización invernal. Una vez cae la primera nevada, se cierran hasta la siguiente temporada. Cuando son carreteras principales su cierre no suele ser prolongado, aunque siempre hay excepciones.
Aquí es importante distinguir si es infranqueable (en rojo) o está cerrada (en rojo y con una señal de circulación prohibida). En el primer caso, quiere decir que, si encuentras un problema y te tienen que ir a rescatar, pagarás el coste del rescate. Que no será barato. En el segundo, además te multarán. Multa que también te pondrán si te descubren circulando por la carretera, independientemente de que tengas algún otro problema. Y que tampoco será barata. Además, en ninguna carretera en rojo estarás cubierto por tu seguro.
Personalmente, he atravesado parte de la la carretera de Kjölur estando marcada como infranqueable y en unas condiciones muy complicadas. Pero iba en un vehículo conducido por un islandés y en un convoy formado por 4 «mountain trucks», que se prestaban ayuda mutuamente. También he conducido por un tramo en rojo (pero no cerrado) que, en aquel momento, aun formaba parte de la F249. La pista estaba completamente despejada, pero no había ido todavía nadie a comprobarlo, por lo que seguía figurando en el mapa como infranqueable. Y tampoco me interné mucho más allá del desvío de Nauthúsagil. Lo cual es un magnífico ejemplo de lo primero que he explicado: salvo en el caso de las carreteras cerradas, el mapa es una guía, lo realmente importante es el estado real de la carretera que tienes delante. Para bien o para mal.
Gris: sin servicio invernal.
Si es una ruta principal y es muy temprano, quiere decir que la noche ha sido complicada y todavía no han pasado los servicios de limpieza a comprobar el estado de la carretera. En road.is suelen aparecer marcadas con un símbolo de interrogación superpuesto. Consulta la web o la aplicación pasados unos minutos.
Por contra, si es una ruta secundaria, indica que no hay monitorización periódica del estado de la carretera. En otras palabras: tú verás lo que haces. Generalmente, son carreteras muy cortas o muy poco transitadas. Muchas veces, simples pistas de acceso a granjas aisladas. En estos casos, su estado suele depender de si la granja está habitada o hay alguien que se preocupe mínimamente de su mantenimiento. A veces, el simple hecho de que pase algún vehículo de vez en cuando suele ser suficiente para que sea medianamente transitable. Incluso puedes encontrarte con carreteras completamente despejadas de nieve. Pero ten siempre en cuenta que, si en algún lugar las condiciones pueden cambiar rápidamente, es en estas vías. Un amontonamiento de nieve creado por un vendaval o una crecida que se haya llevado parte de la calzada pueden impedirte continuar. Aunque puede ser razonable adentrarse en carreteras sin monitorización invernal, nunca planifiques una ruta que dependa totalmente de un itinerario en gris.
También puedes encontrar rutas que no salen en los mapas oficiales del estado de las carreteras. Generalmente, son tramos que no están gestionados por el gobierno central, al ser privados o depender de algún organismo local. Por ejemplo, la 860, que lleva a Grjótagjá, o la 579, hasta el faro de Öndverðarnes. Tampoco están monitorizadas y tendrás que aplicar tu sentido común. No suelen tener tráfico, por lo que si no tienes claro el espesor y consistencia de la nieve, siempre puedes tantear el terreno andando. Ante la duda, es mejor pecar de prudente.
Los paneles informativos
De vez en cuando, encontrarás unos grandes paneles azules en el margen de la carretera. Préstalos atención, pues contienen información relevante en tiempo real. Debajo del nombre de las zonas que vas a atravesar, muestran una serie de letras y números luminosos. A la izquierda, tendrás la dirección del viento, seguida por su velocidad, en metros por segundo. A continuación, la temperatura en grados centígrados. A la derecha del todo, puede haber otro número, que no tienen todos los paneles. Indica la velocidad máxima de las ráfagas de viento, nuevamente en metros por segundo. Si aparece un número en rojo, indica peligro. Por último, si el tramo está cortado al tráfico, en lugar de toda la información simplemente encontraras un texto indicándolo.
Las gasolineras.
Fuera de las zonas más pobladas, tienden a ser escasas. Además, la inmensa mayoría son autoservicio. Debes insertar la tarjeta y seguir las instrucciones en pantalla. Las de la cadena N1, la más extendida, tienen el español como uno de los idiomas a seleccionar al principio del proceso. También permiten elegir la opción de llenar el depósito, sin especificar importe o cantidad máxima de litros. La principal precaución es llevar una tarjeta de crédito con PIN, pues en caso contrario no funcionará. Y ten en cuenta que generalmente solo admiten Visa y Mastercard.
Si, en condiciones normales, en Islandia no es aconsejable apurar el depósito, en invierno es recomendable rellenarlo cuando se acerque a la mitad. Sobre todo si recorres zonas remotas. Nunca confíes en que la gasolinera de una localidad de 100 habitantes, en medio de ninguna parte, vaya a estar operativa. Además, puedes encontrártela medio cubierta por la nieve, por lo que te será imposible acercarte al surtidor. Salvo que lleves una pala en el coche y estés dispuesto a abrir el camino tu mismo.
El coche.
Aquí surge la eterna pregunta al alquilar un coche en Islandia: ¿es imprescindible alquilar un vehículo con tracción a las 4 ruedas? La respuesta corta es no. Teniendo en cuenta que vas a encontrar todas las carreteras de montaña cerradas, no hay prácticamente ninguna calzada en la que no puedas adentrarte por el hecho de no llevar un 4×4 o un SUV. A pesar de lo cual, si entra dentro de tu presupuesto, es la opción más aconsejable. En mi experiencia, aunque la mayor parte del tiempo no la usarás, tener la posibilidad de conectar la tracción a las cuatro ruedas te dará un extra de seguridad y, en determinadas ocasiones, te puede sacar de algún apuro. Aunque no de todos. Al final, es una decisión personal, en la que debes sopesar tu presupuesto y tus preferencias.
En contra de la creencia común, los neumáticos de invierno, provistos de tacos metálicos, no son legalmente obligatorios en Islandia. Lo único que establece la ley es la posibilidad de utilizarlos entre el 1 de noviembre y el 14 de abril. Por contra, es obligatorio que, durante dicho periodo, la profundidad del dibujo de tus neumáticos sea de, al menos, 3 milímetros. En cualquier caso, prácticamente todas las agencias de alquiler de coches incluyen los neumáticos de invierno como estándar en los alquileres invernales. Ellos son los primeros interesados en recuperar su vehículo en buen estado. Mi consejo personal es que siempre te asegures de que el vehículo lleva neumáticos de invierno y éstos se encuentran en buenas condiciones. Incluso en las inmediaciones de Reikiavik, la situación se puede complicar en cualquier momento.
En lo que nunca debes escatimar en Islandia es en el seguro. Contrata siempre el mejor que te puedas permitir. Las reparaciones, o el simple hecho de que tengan que ir a sacarte de una cuneta, suelen tener un coste muy elevado. Además, protecciones que, en cualquier otro lugar del mundo, pueden parecer absurdas, son fundamentales en Islandia. En este sentido, suele ser recomendable contratar con empresas de alquiler locales. Sus pólizas están mucho más adaptadas a las peculiaridades de la isla que las de las grandes empresas multinacionales.
Limpiar el coche.
Después de una nevada intensa, o de una ventisca, puede que te toque limpiar tu coche de nieve. Generalmente, encontrarás una espátula en su interior. Algunos vehículos de alquiler también están provistos de una pala, que puede ayudarte a despejar el camino entre tu plaza de aparcamiento y la calzada.
Mi consejo es que arranques el vehículo y pongas la calefacción, mientras limpias la nieve del exterior. Ten en cuenta que, además de los cristales y retrovisores exteriores, es obligatorio que limpies los faros, intermitentes y luces de posición. También deberás dejar la matrícula del coche visible. Y no se te ocurra dejar una capa gruesa de nieve o hielo en el capó o sobre el techo de tu vehículo. Cuando inicies la ruta y el coche vaya tomando temperatura, puede comenzar a fundirse y desprenderse en el momento menos adecuado, creando una situación peligrosa. En mi primer viaje invernal a Islandia me llevé un buen susto cuando, al iniciar un descenso, de golpe se desprendió toda la nieve helada que, en mi ignorancia, había dejado en el techo del coche. Además del sobresalto, durante unos segundos, que se me hicieron eternos, lo único que podía ver era una pared de hielo cubriendo mi parabrisas.
Observa el comportamiento de tu coche de alquiler. Algunos modelos tienen tendencia a acumular nieve tanto en su parte delantera como en la trasera. Si es el caso, acostúmbrate a limpiar los faros, luces de posición y matrícula cada vez que te detengas.
Por último, vigila también la acumulación de hielo y nieve en tus ruedas. Sobre todo las delanteras, pues pueden acabar bloqueándose, impidiéndote girar.
La seguridad.
Tu propia seguridad y la de aquellos que te acompañan debe ser siempre la máxima prioridad en cualquier viaje. Estando en un entorno tan hostil como puede llegar a ser Islandia en invierno, debes extremar las precauciones. En este sentido ten en cuenta que, por muy precavido que seas, entra dentro de lo posible que sufras un percance o acabes quedándote atascado en una carretera. Si llegas a encontrarte en esta situación, es fundamental que mantengas la calma y tengas claro cómo actuar.
Es importante que, si conduces por zonas poco pobladas, antes de comenzar cualquier viaje tomes unas cuantas precauciones:
- Lo primero, antes de plantearte tan siquiera salir de viaje, consulta el estado de las carreteras en https://safetravel.is/, directamente en su web o en la aplicación que puedes descargar desde la misma página.
- Si no lo has hecho antes, ya que estás en safetravel.is, suscríbete a su servicio de alertas por SMS.
- Antes de dejar la web, entra en https://safetravel.is/travel-plan y deja tu plan de viaje.
- Además, puedes ver el estado de muchas carreteras consultando las cámaras web de https://vegasja.vegagerdin.is/eng/.
- Consulta también la previsión meteorológica en https://en.vedur.is/.
- Descárgate la aplicación 112 Iceland. Te permitirá contactar con emergencias incluso con poca cobertura.
- Estudia la ruta. Ten claras las posibles alternativas, gasolineras, poblaciones y, en general, cualquier lugar que pueda servirte de refugio. Lleva un mapa en papel o una aplicación que permita descargar en el móvil la cartografía de OpenStreetMap.
- Cuando tengas claro tu destino del día, haz una búsqueda rápida de los lugares en los que podrás pasar la noche. Incluso en pleno invierno, es posible que se llenen los hoteles de la costa sur. En el norte, puedes encontrar muchos alojamientos cerrados. No te confíes y ten siempre un plan alternativo.
- Doy por supuesto que, viajando por Islandia en pleno invierno, tendrás en el coche ropa de abrigo. Mejor si la llevas contigo, no en el maletero. Estará más caliente y a mano.
- Jamás apures el depósito de gasolina. Reposta siempre antes de consumir la mitad del combustible. Con más motivo todavía si conduces un vehículo eléctrico. El frío afecta negativamente a la carga de las baterías.
- Lleva agua y algo de comida. Al menos unas chocolatinas o barritas energéticas que calmen tu apetito y te aporten calorías en caso de necesidad.
- Ten también la precaución de llevar el móvil cargado y un cable para poderlo cargar en el coche. Si esto no es posible, lleva una batería externa.
Si, por un imprevisto, acabas quedándote bloqueado en la carretera, también debes tener muy claro cómo actuar.
- Si te quedas atascado e intentas salir por tus medios, sé siempre muy cauto. Salvo que tengas claro cómo es el entorno en el que te desenvuelves, puedes acabar empeorando la situación.
- En mi experiencia, si conduces por una zona aislada pero con algo de tráfico, lo normal es que los demás conductores se detengan a preguntarte si necesitas ayuda. No dudes en aceptarla.
- Si no hay tráfico, no esperes a que la situación vaya a peor. Contacta con emergencias. Ten en cuenta que suele ser más eficaz utilizar la aplicación, que funcionará con escasa o incluso nula cobertura.
- Lo más importante. Si te has quedado bloqueado por el mal tiempo, permanece en el coche. Salvo que tengas a la vista un edificio del cual estés completamente seguro que está habitado y vas a poder acceder a su interior, jamás te aventures en el campo islandés en medio de un temporal. El coche te ofrecerá refugio frente frente al frío y, sobre todo, al infernal viento de Islandia. Incluso si parece hacer buen día, piénsatelo dos veces antes de abandonar la relativa seguridad de tu vehículo.
La experiencia.
Con todo lo dicho hasta aquí, puede parecer intimidante. Pero, con la debida prudencia, recorrer Islandia en invierno está al alcance de cualquiera con un mínimo de soltura conduciendo. Tan solo necesitarás extremar las precauciones, ser consciente de que harás muy pocos kilómetros al día y tener planes flexibles.
Con estas premisas, el mero hecho de conducir es toda una experiencia, radicalmente distinta a la conducción en un entorno «normal». Un reto que dará una dimensión especial a tu viaje, tan solo comparable a conducir en las Tierras Altas, con la diferencia de que aquí las dificultades pueden aparecer en cualquier momento, las busques o no. Incluso la Ring Road, o la carretera que comunica Reikiavik con su aeropuerto, pueden acabar cortadas, trastocando radicalmente tus planes. Lo importante es tenerlo en cuenta, aceptarlo y no agobiarse.
No todos los días hará mal tiempo, ni todas las carreteras serán complicadas. Cuando menos te lo esperes, la borrasca desaparecerá, el viento calmará y te encontrarás conduciendo en medio de un paisaje tan hermoso como impresionante. En un mundo irreal, recorriendo lugares que parecen sacados de otro planeta. En apenas unos segundos, olvidarás todos los problemas y sinsabores de las jornadas anteriores.
Conclusión.
Al releer la entrada, me ha parecido un auténtico caos. Mi primer impulso ha sido reescribirla desde cero. Pero, pensándolo bien, es un perfecto reflejo de lo que supone conducir en Islandia durante el invierno. Una experiencia extraña, en la que todo está interrelacionado, a veces de forma poco evidente. Una tarde plácida y relativamente calurosa puede crear unas condiciones nefastas, mientras que una mañana gélida puede ser perfecta para conducir. Hacerlo en un día nublado acabará siendo mucho más sencillo que con un sol espléndido, sobre todo si lo tienes de frente. El estado de las carreteras cambiará en cuestión de minutos, para bien o para mal. Además, las condiciones atmosféricas serán completamente diferentes en función del valle o del lado de la montaña en que te encuentres. Y, al final, todo dependerá del viento. Un viento que traerá aire templado del sur, o gélido de cualquier otra parte. Que soplará con una fuerza increíble, arrastrando y amontonando la nieve a su paso. Y que, en condiciones extremas, hará imposible circular. Su simple ausencia te trasladará a un lugar increíble. A un paisaje de ensueño que recordarás el resto de tu vida.
Mapa de entradas.
Si piensas visitar Islandia en invierno, quizá te venga bien el siguiente mapa. En él encontrarás todas las entradas publicadas en el blog sobre mis sucesivos viajes invernales a la isla.
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Para ampliar la información.
En https://depuertoenpuerto.com/islandia-en-invierno/, https://depuertoenpuerto.com/diez-dias-de-invierno-en-islandia/ y https://depuertoenpuerto.com/mas-alla-de-la-ring-road-17-dias-de-invierno-en-islandia/ puedes ver mis tres primeros viajes por Islandia durante el invierno.
Aunque esté centrado en España, donde las condiciones invernales y el tipo de neumáticos son muy diferentes a los de Islandia, si no tienes mucha experiencia conduciendo sobre nieve o hielo, quizá sea una buena idea comenzar leyendo los consejos genéricos que dan en este artículo de Motorpasión: https://www.motorpasion.com/seguridad/conducir-nieve-hielo-forma-segura-mejores-consejos-invierno.
La web Guide to Iceland tiene una entrada genérica sobre la conducción en la isla: https://guidetoiceland.is/es/informacion-de-viaje/guia-definitiva-para-conducir-por-islandia.
También interesante, y mas centrado en el invierno, el artículo en la web de Lava Car Rental: https://www.lavacarrental.is/es/informacion-islandia/conducir-islandia-invierno.
En inglés, la web imprescindible para todo el que viaja por Islandia es https://safetravel.is. En la misma página encontrarás vínculos para descargar su aplicación para el móvil.
En la página https://www.road.is encontraremos información sobre el estado de las carreteras, así como otras informaciones útiles para los conductores.
Hay una nueva página de información sobre el tráfico, con todavía más información que las anteriores. Pese a estar en periodo de pruebas, puede visitarse en https://umferdin.is/en.
Muy útil también el mapa en https://vegasja.vegagerdin.is/eng/. Entre otras cosas, permite ver el tipo de pavimento, información del viento y las cámaras web en directo.
La web del servicio meteorológico de Islandia está en https://en.vedur.is. También debe formar parte de tu rutina diaria, antes de salir a la carretera.
Lo que dices es sólo para valientes. Si los propios islandeses limitan mucho sus salidas en invierno, y eso que están acostumbrados, para los que somos de clima mediterráneo lo mejor es ir en verano. Y yo lo he hecho y lo he disfrutado.
Más que para valientes, diría que es para prudentes. Teniendo claros tus límites y permaneciendo siempre atento al estado de las carreteras y la previsión meteorológica, se puede circular con bastante seguridad.
En cualquier caso, si no te encuentras cómodo conduciendo sobre carreteras que pueden ser complicadas, como bien dices, lo mejor es ir en verano. Islandia es una maravilla en cualquier época del año.