El valle de Haukadalur es, junto con Gullfoss y Þingvellir, una de las tres paradas obligatorias del Circulo Dorado. Haukadalur es famoso por su actividad geotérmica, pero sobre todo por Strokkur, uno de los géiseres más activos y regulares del mundo. Además, en un corto espacio se pueden visitar manantiales de aguas termales y fumarolas. Y Geysir, el primer géiser conocido en Europa, que dio nombre a todo el fenómeno.

Geysir en invierno

Geysir en invierno.

Llegué a Haukadalur tras un breve trayecto desde Gullfoss, que me llevó menos de media hora. En lugar de ir al aparcamiento principal, junto al centro de visitantes, me dirigí directamente al que se encuentra cerca de Strokkur, al principio de la carretera 333. Comencé mi visita dirigiéndome al viejo Geysir, que yace dormido e ignorado al borde del camino. A pesar de haber dado nombre al extraño fenómeno geológico, sus erupciones, aunque espectaculares, son en la actualidad tan raras e impredecibles que el único motivo para visitarlo es la curiosidad histórica. A pesar de lo cual, el viejo Geysir me llamó más la atención que en verano. Su calor interno creaba un área libre de nieve, que extendía sus tentáculos por el terreno siguiendo avance de las aguas termales que rebosaban la charca, de la que emanaba una columna de vapor que desaparecía arrastrada hacia el suroeste por el viento dominante.

Inicio de una erupción en el Strokkur

Inicio de una erupción en Strokkur.

Más concurrido estaba Strokkur, sin duda la estrella de Haukadalur. Al igual que en verano, su gran charca termal estaba rodeada por un gran número de personas, esperando la siguiente erupción. Éstas llegan con una regularidad asombrosa, en intervalos inferiores a los diez minutos. Por contra, su intensidad es bastante menos regular. Aunque, en el mejor de los casos, puede alcanzar los 10 ó 12 metros de altura, en otras ocasiones apenas se eleva unos pocos metros sobre el suelo. En cualquier caso, ver el agua cristalina agitarse, como si cobrara vida, segundos antes de que un chorro de hirviente líquido se eleve en el aire, es un espectáculo tan asombroso como hipnótico. Tras cada erupción, es difícil resistir la tentación de quedarse a ver la siguiente.

Erupción del Strokkur

Erupción de Strokkur.

Pero el comportamiento del géiser no es igual en invierno que en verano. Durante mi visita en 2017, cada erupción generaba un chorro de agua, más o menos vertical, que se elevaba sobre la charca hasta perder inercia, para caer de nuevo en ésta mientras generaba un velo de vapor. Por contra en mi visita invernal, el líquido expulsado por Strokkur se convertía en vapor casi inmediatamente después de salir del géiser, creando una densa nube que impedía ver el chorro de agua, si es que quedaba algo de éste. Al principio, me sentí algo contrariado. Tras varias erupciones, acabé apreciando la tan extraña como efímera belleza de las nubes, que desaparecían en unos segundos arrastradas por el viento.

Nubes de vapor en Haukadalur

Nubes de vapor en Haukadalur.

A continuación, di un paseo hacia el sur, en dirección al centro de visitantes. El paisaje era tan hermoso como irreal. El atardecer avanzaba lentamente, como corresponde a los casi 65 grados de latitud a los que se encuentra Haukadalur. El manto blanco que se extendía hasta el horizonte mostraba amplias manchas de terreno sin el menor rastro de nieve. Algunos regueros humeantes recorrían el paisaje, procedentes de las diversas fuentes termales, incluso del más lejano Strokkur. Numerosas nubes de vapor surgían del terreno, originadas bien por las fuentes termales, bien por los pequeños arroyos, dando al paisaje un aspecto onírico. Un halo de misterio parecía envolver el lugar.

El Strokkur en acción

Strokkur en acción.

No llegué al Geysir Center, al otro lado de la carretera 35. Por lo que tengo entendido, es poco más que una mezcla de restaurante y tienda de recuerdos. Se me hacía tarde y todavía tenía pendiente llegar a Þingvellir, la última visita del día. Regresé hacia el coche, pasando de nuevo junto a Strokkur, que se despidió con una bonita erupción, en la que curiosamente la nube de vapor tardó algo más en formarse.

Atardecer en Haukadalur

Atardecer en Haukadalur.

Haukadalur me pareció un lugar bastante más hermoso en invierno que en verano. Es cierto que las erupciones de Strokkur perdían parte de su espectacularidad entre las nubes de vapor. Y que el número de visitantes, en contra de lo que esperaba, era muy similar al de verano. Pero la nieve hizo que el lugar fuese todavía más irreal, impregnado de una extraña belleza acentuada por la hermosa luz del atardecer. Muchas veces se habla de Islandia como la isla de hielo y fuego. En ningún lugar he sentido que fuera más cierto que visitando Haukadalur en pleno invierno.

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Para ampliar la información:

Visité por primera vez Haukadalur en Julio de 2017. La entrada del blog correspondiente a dicha visita está en https://depuertoenpuerto.com/en-el-valle-de-haukadalur/.

Regresé en 2021, cuando pude visitar el lugar con toda la tranquilidad del mundo: https://depuertoenpuerto.com/dos-paseos-por-haukadalur/.

En https://depuertoenpuerto.com/islandia-en-invierno/ se puede ver mi primer itinerario invernal por Islandia.

La web Guía de Islandia tiene una página sobre el valle: https://www.guiadeislandia.es/haukadalur-el-valle-de-los-geisers/.

También es interesante la entrada del blog Los viajes de Wircky: https://wircky.com/gran-geysir-y-strokkur-geisers-islandia/.

En inglés, la entrada sobre Haukadalur en la página oficial de turismo del sur de Islandia está en https://www.south.is/en/place/geysir-geothermal-area.

La web Arctic Adventures tiene una página con abundante información: https://adventures.is/information/geysir-geothermal-area/.