Ísafjörður es la capital de los Fiordos del Oeste, la región más aislada y menos poblada de Islandia. Pese a ser uno de los primeros asentamientos fundados en la isla, en la actualidad tiene poco mas de 2.700 habitantes. A cambio, cuenta con varios edificios históricos, entre ellos la casa más antigua que se conserva en Islandia. Todo ello, rodeado de una naturaleza abrumadoramente salvaje, en uno de los brazos laterales del gran Ísafjarðardjúp.

Antiguo hospital de Ísafjörður

Ísafjörður en el verano de 2017.

Habíamos visitado fugazmente Ísafjörður durante nuestro primer viaje a Islandia, en el verano de 2017. Pero había sido un recorrido breve. Como suele ocurrir en la isla, sus impresionantes paisajes nos habían entretenido más de lo previsto. Además, teníamos un barco esperándonos en el puerto. Apenas tuvimos una hora libre entre el momento de devolver el coche de alquiler y el de embarcar. Regresábamos cuatro años después, con la idea de pasar una noche en la ciudad y tener tiempo para conocerla con más calma. La niebla en la cima del Bolafjall tuvo como resultado que, por una vez, lográsemos ajustarnos al horario planeado. Teníamos una tarde por delante para pasear tranquilamente por la pequeña ciudad.

Puerto de Ísafjörður

Puerto de Ísafjörður.

Según el Landnámabók, Ísafjörður fue fundada en el siglo IX por Helgi Magri Hrólfsson. Sería por tanto uno de los asentamientos más antiguos de Islandia. Pero los Fiordos del Oeste siempre ha sido una de las zonas más duras de la isla. Su posición excéntrica, sus fríos inviernos, sus complicadas comunicaciones y la escasez de terreno agrícola retrasaron su desarrollo durante siglos. Ísafjörður tuvo que esperar al siglo XVI para adquirir cierta relevancia. Aunque probablemente fuera más antigua, tenemos constancia de que en 1569 existía en el lugar una factoría de la Hansa. En aquella época, Ísafjörður se llamaba Skutulsfjarðaeyri. El asentamiento se ubicaba en una barra de arena (eyri, en islandés), cerca del fondo del Skutulsfjörður, uno de los brazos meridionales del gran Ísafjarðardjúp. En un puerto natural, triplemente resguardado de las inclemencias del estrecho de Dinamarca por los dos fiordos y la propia barra arenosa.

Neðstikaupstaður

Neðstikaupstaður.

En 1602 el rey Christian VI de Dinamarca decretó el monopolio estatal sobre el comercio de Islandia. Probablemente, los daneses se apropiarían de los edificios preexistentes. Cuando éstos se deterioraron, construyeron el conjunto actual, posteriormente convertido en el Museo del Patrimonio de los Fiordos del Oeste. Que desgraciadamente no pudimos visitar, pues llegamos a sus puertas diez minutos antes de la hora de cierre.

Tjöruhúsið

Tjöruhúsið.

Nos tuvimos que contentar con recorrer su exterior, compuesto por varios edificios históricos, entre los que se encuentra Krambúðin (la tienda), uno de los edificios más antiguos conservados en Islandia. Construido entre 1757 y 1758, goza de protección especial a nivel municipal desde 1975 y estatal desde 1990. Turnhúsið (la casa de la torre), levantado en 1784 y Tjöruhúsið (la casa de alquitrán), de 1781, complementan el conjunto. La factoría comercial estuvo activa hasta 1926. Posteriormente, los edificios cayeron en estado de abandono y estuvieron cerca de desaparecer. En 1977 comenzó su restauración, que culminó con la apertura del museo en 1988, cuyas dependencias ocupan la mayor parte de las antiguas instalaciones. La excepción es Tjöruhúsið, que en la actualidad aloja un restaurante de cocina local.

Faktorshus

Faktorshus.

Destino que comparte con otro de los edificios históricos de Ísafjörður. Faktorshus (la casa del factor), fue levantada en 1765 y antiguamente era la vivienda del director de la factoría comercial. Curiosamente, se ubica a 750 metros del resto del conjunto, cerca del antiguo ángulo exterior de la barra de arena. Quizá se escogió la ubicación para poder ver anticipadamente la llegada de los barcos.

Vivienda en calle Aðalstræti

Vivienda en calle Aðalstræti.

Ísafjörður adquirió oficialmente estatus de ciudad en 1786. Pero su desarrollo siguió siendo muy lento. En 1816 perdió su categoría urbana, que no recobraría hasta 1866. Aunque, hasta muy recientemente, la pesca fue una actividad fundamental para la economía local, no experimentó un auge explosivo al estilo de Siglufjörður o Djúpavík. Lo que tuvo el efecto positivo de evitar el posterior descalabro de éstas. La población de Ísafjörður lleva décadas estancada, pero al menos ha logrado esquivar el lento declive del resto de la región.

Edificio de 1898, en Tangagata

Edificio de 1898, en Tangagata.

La ciudad también tiene unos cuantos edificios del siglo XIX y principios del XX. En buena parte, están construidos con chapa corrugada. Una técnica netamente islandesa, que es un buen ejemplo de la capacidad de adaptación de sus habitantes. Inicialmente, comenzó a ser utilizada para los techos. Los barcos ingleses la llevaban en los viajes de ida, cuando iban a recoger cargamentos de lana. Pero sus magníficas cualidades frente al duro clima de la isla provocaron que, muy pronto, comenzasen a ser utilizadas para proteger las fachadas de los edificios. Acabó naciendo un curioso estilo, en el que se mezclan los elementos ornamentales de madera, como puertas, cornisas y ventanas, con la chapa metálica, meramente funcional. En muchos casos, ésta es pintada con vivos colores, pero también es posible verla en su gris galvanizado original.

En el centro de Ísafjörður

En el centro de Ísafjörður.

Pese a su reducido tamaño, Ísafjörður tiene un indudable aire urbano. En su centro encontraremos un poco de todo. Tiendas, supermercados, bancos, locales turísticos, hoteles. Hasta tiene universidad y un pequeño aeropuerto, con vuelos directos a Reikiavik. Y, durante el corto verano, numerosos cruceros atracan en sus muelles o fondean en su fiordo. Algunos días, la población flotante llega a duplicar el número de residentes. Todo esto da a la pequeña ciudad una vida que, en una región tan solo habitada por poco más de 7.000 personas, es difícil de encontrar en cualquier otro lugar. Vida que, en cualquier caso, no pudimos apreciar en el verano de 2021, con el turismo de Islandia todavía reducido a una fracción del habitual.

Edificio en Norðurvegur

Edificio en Norðurvegur.

Más allá de sus edificios históricos, la ciudad tiene una trama urbana razonablemente homogénea y unas cuantas casas con cierto estilo. No creo que nadie vaya a Islandia a conocer su arquitectura pero, en cualquier caso, dar un tranquilo paseo por las calles de Ísafjörður es un perfecto contrapunto para la desbordante naturaleza de la isla. Un breve paréntesis de civilización en la salvaje tierra de hielo y fuego.

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Para ampliar la información:

En https://depuertoenpuerto.com/seis-dias-en-los-fiordos-del-oeste/ se puede ver todo nuestro itinerario por los Fiordos del Oeste.

En el verano de 2022 logré visitar el museo de Neðstikaupstaður, como puede verse en https://depuertoenpuerto.com/una-visita-a-nedstikaupstadur/.

Regresé a Ísafjörður en el invierno de 2023. La entrada correspondiente está en https://depuertoenpuerto.com/isafjordur-en-invierno/.

La web Guía de Islandia contiene una página dedicada a la ciudad: https://www.guiadeislandia.es/isafjordur/.

En inglés, el blog Peter’s Big Adventure tiene una extensa entrada sobre Ísafjörður: https://www.petersbigadventure.com/blog/isafjordur-westfjords-iceland.

La web Place and See tiene una entrada sobre la ciudad: https://placeandsee.com/wiki/isafjordur.

La página oficial de turismo de Westfjords tiene una sección dedicada a su capital: https://www.westfjords.is/en/destinations/towns/isafjordur.

Aunque no estén centradas en Ísafjörður, quien esté interesado por la curiosa «arquitectura corrugada» de Islandia, puede consultar las entradas https://gallivance.net/2015/04/20/icelands-quaint-corrugated-construction-from-mundane-to-marvelous/ y https://www.justgoplacesblog.com/how-iceland-made-corrugated-steel-construction-charming/.