En contra de mi costumbre, acabé contratando una actividad «enlatada», que ocuparía tres de mis trece días de viaje efectivo. El motivo era sencillo: llevaba tiempo queriendo recorrer en invierno las fascinantes Tierras Altas de Islandia. Una región que, con la única excepción de su zona nororiental, en el entorno de Möðrudalsöræfum, es virtualmente inaccesible durante el largo invierno islandés. La inauguración de la primera temporada invernal en la renovada Highland Base de Kerlingarfjöll me brindaba la inusual posibilidad de visitar, en pleno mes de febrero, uno de los espacios más deslumbrantes de la Tierra de Hielo, a un precio casi razonable. No era cuestión de desaprovecharlo.
El itinerario quedó como sigue:
- 12 de febrero: vuelo entre Madrid y Keflavik, donde llego de madrugada. Directamente a dormir en el hotel Aurora, junto al aeropuerto.
- 13 de febrero: tras recoger el coche de alquiler, empleo el día viajando entre Keflavik y Snæfellbær, dando un rodeo por el sur de la península de Reykjanes y realizando una caminata hasta el hermoso cráter de Eldborg.
- 14 de febrero: de Búðir a Lundarreykjadal. Paso la mayor parte del día recorriendo el oeste de la península de Snæfellsnes, con una breve visita al cráter de Saxhóll. Consigo llegar al hotel Basalt con las últimas luces del ocaso.
- 15 de febrero: de Lundarreykjadal a Brattholt. De camino, me desvío para recorrer el Hvalfjörður y visito la hermosa cascada de Brúarfoss.
- 16 de febrero: finalmente ha llegado el día de mi excursión a las Tierras Altas. Antes, aún encuentro tiempo para volver a visitar Gullfoss, una de las cascadas más impresionantes de Islandia. Paso el resto del día atravesando un hermoso desierto blanco, entre Skjól y Ásgarður.
- 17 de febrero: día completo en Ásgarður. Por la mañana, intentamos recorrer Kerlingarfjallavegur hasta el aparcamiento de Hveradalir. Sin éxito.
- 18 de febrero: segundo intento de recorrer la F347. Aunque las condiciones no parecen las más favorables, logramos llegar a la zona geotermal de Hveradalir. Después de regresar al hotel, tan solo queda ir desde Ásgarður hasta Skjól.
- 19 de febrero: paso el día avanzando hacia el este de Islandia, mientras recorro el sur de la isla entre Vík í Mýrdal y Höfn.
- 20 de febrero: el objetivo del día era fotografiar Eystrahorn, el espléndido Cuerno del Este. El mal tiempo acaba llevándome a realizar una larga excursión por el sur de los Fiordos del Este.
- 21 de febrero: nueva excursión al este de Höfn, en la que finalmente consigo las fotos que buscaba de Eystrahorn.
- 22 de febrero: comienzo el regreso hacia el oeste, recorriendo la Ring Road entre Höfn y Öræfi. De camino, visto una cueva de hielo en el sur del Breiðamerkurjökull y también intento fotografiar Breiðamerkursandur.
- 23 de febrero: un largo día, de Öræfi a Vík í Mýrdal. Arranco la mañana fotografiando el Svínafellsjökull. Después, una preciosa excursión en avioneta, volando sobre el borde de los glaciares, en el flanco meridional del Vatnajökull. Remato la jornada con un hermoso atardecer en Háey, el promontorio más meridional de Islandia.
- 24 de febrero: tras un bello amanecer en Lágey, reanudo mi ruta hacia el oeste, entre Vík í Mýrdal y Reikiavik.
- 25 de febrero: paso la mayor parte del día en Reikiavik, visitando el Museo Nacional de Islandia. Después, intento acercarme a la reciente erupción de Sundhnúkur.
- 26 de febrero: tan solo queda devolver el coche de alquiler y tomar el vuelo con destino a Madrid.
A efectos prácticos, el itinerario quedó dividido en tres secciones. Los tres primeros días fueron muy similares a mis anteriores viajes invernales por Islandia. Atravesando carreteras nevadas, a veces en condiciones complicadas, mientras saltaba de hotel en hotel, visitando tanto lugares nuevos como otros ya conocidos.
Las tres jornadas siguientes consistieron en una experiencia organizada, sin vehículo propio y con muy pocas posibilidades de moverme a mi aire. Era el precio a pagar por visitar en pleno invierno la región más inaccesible de Islandia. Aún así, un golpe de suerte me permitió vivir un par de aventuras, fuera del programa oficial, que acabaron siendo tan intensas como fascinantes.
El resto del itinerario estuvo mucho más centrado en la fotografía. Recorriendo un sur de Islandia con menos nieve de lo habitual en esa época del año, visitando principalmente lugares que ya conocía. Aunque también encontré tiempo para realizar alguna pequeña exploración y, como no, cosechar algún fracaso en mis intentos de recorrer varias carreteras. Lo normal, durante el invierno islandés.
Un viaje un tanto atípico, pero en cualquier caso muy interesante. Que acabó siendo simultáneamente tanto un ensayo como un contrapunto de mi siguiente viaje a la Tierra de Hielo, seis meses y medio más tarde. En septiembre de 2024 volvería a viajar prácticamente por la misma zona, para conocer Islandia durante su fugaz otoño. Ese breve lapso de tiempo que, en latitudes subárticas, separa el corto verano del mucho más prolongado invierno.
Para ampliar la información.
Si no tienes experiencia conduciendo en Islandia durante el invierno, te interesará leer https://depuertoenpuerto.com/conducir-en-islandia-el-invierno/.
Puedes ver mi primer viaje invernal por la Tierra de Hielo en https://depuertoenpuerto.com/islandia-en-invierno/.
El segundo, durante un invierno bastante complicado, está en https://depuertoenpuerto.com/diez-dias-de-invierno-en-islandia/.
Encontrarás el tercero, hasta ahora el más prolongado de todos en https://depuertoenpuerto.com/mas-alla-de-la-ring-road-17-dias-de-invierno-en-islandia/.
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