Sobre la tercera colina de Estambul se levanta una gran mezquita. Sus cúpulas y minaretes forman parte esencial de la mágica silueta que identifica a una de las urbes más deslumbrantes del planeta. Süleymaniye Camii, la mezquita de Solimán, representa una de las cimas del arte otomano. Fue construida durante la época de mayor esplendor del imperio, bajo la batuta de aquel que sería su arquitecto más destacado.

Süleymaniye desde el Cuerno de Oro

Süleymaniye desde el Cuerno de Oro.

Süleymaniye fue una de las dos espinas clavadas que me quedaron de mi anterior viaje a Estambul, en la primavera de 2007. En aquella ocasión, sus obras de restauración nos habían impedido visitarla. Por tanto, era uno de los destinos obligados en nuestro retorno a la ciudad del Bósforo. La única duda era cuándo hacer la visita. Acabamos decidiéndonos por el final de la tarde, antes de la Magrib. Esperábamos encontrar un lugar relativamente tranquilo y, con suerte, poder disfrutar de un hermoso atardecer.

Fachada lateral

Fachada lateral.

La mezquita fue encargada por Solimán I, al que nosotros conocemos como «el Magnífico» y los turcos como «el Legislador«, a Mimar Sinan, arquitecto imperial desde 1539. Las obras se extenderían desde el 27 de yumada de 957 (nuestro 13 de junio de 1550) hasta el 21 de dhu l-hiyya de 964 (15 de octubre de 1557). El propósito de ambos era crear un templo que no tuviera nada que envidiar a Santa Sofía, reafirmando la fuerza del Islam y el poder de los sultanes otomanos. Como toda gran mezquita imperial, sería el centro de un gran complejo religioso, formado por varias madrasas, un hospital, el cementerio donde reposarían los restos de Solimán, y una cocina de beneficencia. Algunos elementos serían terminados años después del edificio principal. Como el mausoleo de Solimán, construido por orden de su hijo Selim II entre 1566 y 1567.

Decoración de la cúpula central

Decoración de la cúpula central.

El complejo se ubicó en parte del espacio ocupado por Eski Saray, el primer palacio otomano de Estambul, y también sobre viviendas privadas. El sultán ya se había trasladado al nuevo Topkapı y lo que quedó del viejo complejo palaciego acabó siendo devorado por el fuego en 1687. Algunas partes de la mezquita se construyeron utilizando elementos de edificios anteriores, llevados desde las cuatro esquinas del imperio. Sabemos, por ejemplo, que se utilizaron columnas de mármol del antiguo hipódromo de Constantinopla.

Pilares y arcos laterales

Pilares y arcos laterales.

Aunque, en sus dimensiones totales, Süleymaniye no supere a Santa Sofía, su ubicación en una colina elevada y sus propias formas hacen que parezca más alta que la antigua iglesia. A ello contribuye que Mimar Sinan decidiera introducir varias innovaciones, ensayadas en proyectos previos. El resultado también es evidente en el interior del templo, más «limpio» y luminoso que su modelo bizantino. Aunque, quizá por deseo expreso de Solimán, Süleymaniye es el más parecido a Santa Sofía entre todos los que construyó Mimar Sinan. En cualquier caso, éste acabó implementando un sistema novedoso de pilares y soportes, sustentando la clásica estructura de cúpulas y semi-cúpulas. De este modo, el templo dispone de más ventanas y un espacio central más diáfano.

Interior de Süleymaniye

En el interior de Süleymaniye.

La mezquita sufrió diversos percances, comenzando por un gran incendio en 1660. El terremoto de Estambul de 1766 provocó la caída de parte de la cúpula central. Para acabar con otro incendio durante la Primera Guerra Mundial, cuando su patio fue utilizado como depósito de armas. El resultado ha sido la pérdida total de la decoración interior, diseñada por Mimar Sinan. La primera restauración con criterios supuestamente modernos se llevó a cabo por los hermanos Fossati, a mediados del siglo XIX, con un resultado poco afortunado. Las intervenciones de 1956 y 2007/2010 dieron a la mezquita su aspecto actual, que intenta ser lo más fiel posible a aquello que sabemos del original. En cualquier caso, como pudimos comprobar durante nuestra visita, otros edificios del complejo aún siguen en restauración.

Haram de Süleymaniye

Haram de Süleymaniye.

Llegamos a las puertas de Süleymaniye poco antes de las ocho de la tarde. A 50 minutos del comienzo de la oración. Sabíamos que tendríamos que abandonar el tempo un poco antes, por lo que decidimos explorarlo sin la mayor dilación. Su amplio interior no estaba completamente vacío, como las mezquitas que habíamos visitado esa misma mañana, pero casi. Y las pocas personas que había parecían ser todas musulmanas. Algunas, rezando en el espacio reservado para los de su fe. Otras, descansando tranquilamente sobre la moqueta. La sensación de paz era absoluta. Ni el menor rastro de la avalancha de turistas que suele inundar otros templos en la parte baja de Estambul.

Sahn de Süleymaniye

Sahn de Süleymaniye.

Después, salimos a recorrer el patio de la mezquita, o sahn, rodeado por el clásico riwaq, con columnas de mármol, granito y pórfido. Nos llamó la atención que en su centro, en lugar de un chadirvan para realizar la abluciones, encontramos una estructura cuadrada, relativamente pequeña y prácticamente cerrada, con una fuente de agua potable. En Süleymaniye, las fuentes para las abluciones se encuentran en el exterior, junto a las entradas laterales de la sala de oración.

El Bósforo desde Süleymaniye

El Bósforo desde Süleymaniye.

El atardecer avanzaba rápidamente, por lo que salimos a contemplar las vistas sobre la ciudad. Éstas eran aún mejores que las de esa misma mañana, desde Yavuz Selim Camii. La cercanía del Bósforo hacía posible divisar la orilla asiática de Estambul, con la única cortapisa de las cúpulas de la madrasa de Salis. Que, siendo sincero, más que estorbar, daban una nota adicional de interés a las fotos.

Comienza el atardecer en Gálata

Comienza el atardecer en Gálata.

Pasamos un buen rato viendo como la luz del atardecer bañaba de tonos dorados las fachadas de Estambul. Dicen que, en días extraordinariamente claros, desde las terrazas que rodean Süleymaniye se puede contemplar la cima del Uludağ, el antiguo Olimpo de Misia, que alcanza una altitud de 2.543 metros. Aquella tarde, cargada de canícula, nos tendríamos que conformar con el barrio de Gálata, al otro lado del Cuerno de Oro. Tampoco era una mala vista.

Atardecer en Süleymaniye

Atardecer en Süleymaniye.

El sol comenzó a teñir de salmón los minaretes de Süleymaniye. Se acercaba el momento de empezar el largo regreso hacia el hotel, que pretendíamos realizar paseando por las calles de Estambul. Antes, nos acercamos por última vez al sahn de la mezquita. Estaba aún más vacío que cuando habíamos llegado. La quietud, la hermosa luz dorada y el incipiente frescor se conjugaban para crear una asombrosa sensación de paz. Difícilmente podríamos haber escogido mejor hora para nuestra visita a una de las mezquitas más espléndidas de Estambul.

Travelers' Map is loading...
If you see this after your page is loaded completely, leafletJS files are missing.

Para ampliar la información.

En Museum with no Frontiers hay una buena reseña de la mezquita: https://islamicart.museumwnf.org/database_item.php?id=monument;ISL;tr;Mon01;25;es.

Más breve, pero también interesante, la entrada en Artecreha: https://artecrehaes.wordpress.com/2021/04/13/mezquita-suleymaniye/.

La entrada sobre Süleymaniye en el blog Planeta Estambul está en https://planetaestambul.com/2012/05/22/mezquita-suleiman/.

En inglés, History of Istanbul tiene una larga entrada sobre los primeros años de la mezquita: https://istanbultarihi.ist/702-the-suleymaniye-mosque-and-its-complex-1548-1557.