Los billetes se pueden comprar directamente en la estación, o en la página web de los ferrocarriles noruegos. Dado lo popular que es el recorrido, es conveniente adquirirlos con la mayor anticipación posible. Hice una primera exploración de la web de NSB unos dos meses antes del viaje, y no había problemas. Unos días después, cuando decidí comprar los billetes, no quedaban plazas libres.
Habiendo fallado el intento de comprar los billetes directamente, no tuvimos más opción que coger la excursión a través de la naviera. Al final, fue un acierto, ya que hicimos un recorrido bastante atractivo, que no se limitaba únicamente al recorrido entre Flåm y Myrdal.
La estación de Flåm está muy cerca del muelle de atraque de los cruceros, desde la que se puede llegar en un corto paseo de cinco minutos. No tiene pérdida, pues es perfectamente visible desde el barco. En teoría, el ferrocarril sigue siendo una línea de uso normal, pero la masificación turística es total y no creo que lo usen muchos noruegos. Los asientos no están numerados y, en temporada alta, el tren va completamente lleno.
Unos minutos después de salir de la estación de Flam, el recorrido comienza a remontar por las laderas del valle, alternando los túneles con los tramos descubiertos. Cerca del final, hace una escala en un apeadero junto a la cascada de Kjosfossen, en el que te puedes bajar sin ningún problema, pues el tren espera a que vuelva a subir todo el mundo antes de arrancar de nuevo. Durante la parada una mujer, disfrazada de Huldra, interpreta una danza de dudoso gusto al ritmo de la música. Lo último que uno espera ver en un país como Noruega.
Tras la breve parada, el tren se interna en la parte más inclinada del trayecto, que describe un círculo completo, en gran parte por el interior de la montaña. Una proeza de la ingeniería de la época. El tren sale del último túnel muy cerca de la estación de Myrdal, donde finaliza el recorrido, que dura aproximadamente una hora.
Myrdal es un simple apeadero en medio de ninguna parte. Su único propósito es servir de estación de tránsito entre el ferrocarril de Flam y la línea Bergen – Oslo. En nuestro caso, hicimos precisamente eso, cambiar a un tren dirección Bergen, que estaba parado justo en el andén de enfrente. Pero, si vas a volver a Flam, creo que lo más aconsejable es regresar directamente, ya que aparentemente no hay mucho que hacer mientras esperas al siguiente tren.
Siendo un trayecto en tren agradable, creo que calificarlo como el más bonito del mundo es un tanto exagerado. Una gran parte del recorrido discurre por el interior de túneles y los tramos abiertos van casi siempre junto a la ladera de la montaña, con lo que únicamente se puede ver el paisaje por las ventanas de un lateral. Definitivamente, la mejor forma de ver Noruega es desde un barco.
El ferrocarril de Flåm en invierno.
Página sobre el ferrocarril en visitflam.com: https://www.visitflam.com/es/flamsbana/.
Compra de tickets, en la página de los ferrocarriles noruegos (en inglés): https://www.nsb.no/en/frontpage.
La televisión noruega ha grabado el recorrido completo desde la locomotora. Se puede ver en https://youtu.be/TFqYZJWVTto.
Otras entradas de blog, no muy positivas, sobre el mismo trayecto: http://sombrasdetinta.blogspot.com/2015/07/el-tren-de-flam-flamsbana.html y http://misojosviajeros.blogspot.com/2016/05/subiendonos-al-flamsbana-noruega.html.
Como siempre, fuera de temporada la experiencia es totalmente distinta: http://www.meridiano180.com/flamsbana-el-antiguo-tren-de-los-fiordos-noruegos/.
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