Décima jornada de nuestro periplo por Islandia del verano de 2020. Cada vez más cerca de Keflavik y el final del viaje. En esta ocasión, tocaba recorrer 163 kilómetros entre el Fosshótel Glacier Lagoon, en Hnappavellir, y el Hótel Vík, en Vík í Mýrdal. Pese a tener previstas varias excursiones, apenas nos desviaríamos de la Ring Road, pues todos nuestros objetivos se encontraban en sus proximidades. Tan solo la laguna glaciar de Fjallsárlón, que no habíamos tenido tiempo de visitar el día anterior, implicaba dar un rodeo de cierta importancia. Aunque también estaba muy cerca de la Ruta 1, nos obligaba a retroceder casi 20 kilómetros, elevando el total por encima de los 200.

Fjallsárlón.

El día comenzó desandando parte del camino de la jornada anterior, para visitar la laguna glaciar de Fjallsárlón. Un lugar que, sin ser tan espectacular como la cercana Jökulsárlón, mereció cada uno de los 40 kilómetros de rodeo.
Sandfell

Sandfell.

Retomamos el camino hacia el oeste, haciendo una breve pausa en un lugar llamado Sandfell. La antigua granja tuvo una larga e interesante historia. Su fundadora fue una tal Þorgerður, viuda de Ásbjörn Heyangur-Bjarnson, quien había fallecido durante el viaje a Islandia. Fue la única mujer que, según el Landnámabók, reclamó una parcela de terreno durante la época del asentamiento noruego en la isla. La granja logró sobrevivir a las dos grandes erupciones del Öræfajökull, en 1362 y 1727, aunque sufrió bastantes pérdidas tanto en sus tierras y ganados como en edificios adyacentes. Acabó siendo abandonada en 1945. En 1973 se realizó una excavación arqueológica, a cargo de un grupo de estudiantes de la Academia de las Artes de Aarhus. En la actualidad, apenas se pueden distinguir los restos, ocultos por una gruesa capa de hierba. Lo más llamativo del lugar, más allá de su silencio y su relevancia histórica, es un árbol solitario que crece junto al antiguo cementerio.

En el Svínafellsjökull.

El Svínafellsjökull, nuestra siguiente visita del día, es la lengua más occidental de todas las que nacen en el Öræfajökull, el glaciar que se encuentra a mayor altura de toda la isla.
Al sur del Skeiðarárjökull

Al sur del Skeiðarárjökull.

El siguiente rodeo fue para intentarnos acercar al Skeiðarárjökull, quizá la mayor lengua glaciar de todas las que se extienden al sur del gran Vatnajökull. Nos desviamos hacia el norte de la Ring Road, avanzando por una pista sin señalizar que se adentraba entre las antiguas morrenas. El paisaje, reducido a una estrecha franja negra bajo el plomizo cielo gris, tenía un aspecto irreal. Tras unos minutos, comenzamos a vislumbrar el frente del glaciar, difuminado por la niebla. Pero no pudimos continuar. Llegó un momento en que la pista comenzaba a desaparecer, sin un mostrar un trazado claro. Estábamos dentro del parque nacional del Vatnajökull, por lo que corríamos un doble riesgo en caso de equivocarnos. Por una parte, acabar perdiéndonos en un mundo monocromo, sin puntos claros de referencia. Por otra, si nos salíamos del camino establecido nos arriesgábamos a una cuantiosa multa. Lo prudente era dar media vuelta.

El Lómagnúpur entre las nubes

El Lómagnúpur entre las nubes.

Seguimos avanzando hacia el oeste, camino del Lómagnúpur, otra de las montañas emblemáticas de Islandia. Su mole de 764 metros de altura se eleva desde la llanura de Skeiðarársandur, por lo que en días claros es visible desde Skaftafell, 30 kilómetros al este. Un tramo de la Ring Road está perfectamente alineado con la roca, creando una de las estampas clásicas de la ruta. Pero aquel día no tuvimos suerte. La niebla seguía bajando y además comenzó a lloviznar. Tan solo pudimos ver fugazmente la silueta del Lómagnúpur, parcialmente oculta por las nubes, cuando estábamos prácticamente a sus pies.

Núpsstaður

Núpsstaður.

La siguiente parada fue en Núpsstaður, donde se conserva una de las iglesias más antiguas de Islandia, edificada en el entorno de 1660 y rodeada de un pintoresco conjunto de casas con el techo de césped. El lugar parecía interesante, pero estaba cerrado. Nos tuvimos que contentar con verlo desde el otro lado de la verja de acceso. No todo iban a ser ventajas por visitar la isla en plena pandemia. Aun nos detuvimos otro par de veces, junto a dos hermosas cascadas, antes de llegar a nuestro siguiente destino.

El cañón de Fjaðrárgljúfur.

Fjaðrárgljúfur es uno de los cañones más extraños y fascinantes de la isla. Bastó su aparición en un videoclip para que, en 2015, pasase de ser una de las joyas escondidas de Islandia a uno de sus lugares más populares. Lo que ha obligado a cerrar su acceso en más de una ocasión.

Los campos de musgo de Eldhraun.

Eldhraun se creo en la gran erupción del Laki de 1783. Se estima que, en los 244 días que duró, el volcán expulsó 15 km³ de magma, a los que se añadirían 0,91 km³ de tefra. El resultado fue un enorme campo de lava que, tras ser colonizado por el musgo, forma un irreal paisaje, que parece de otro mundo.

Dyrhólaey desde Reynisfjara

Dyrhólaey desde Reynisfjara.

Tras pasar por el hotel, decidimos que aún nos daba tiempo a hacer una última excursión a la vecina Reynisfjara. Sabía por experiencia que el lugar lo mismo puede ser uno de los más impresionantes de Islandia que uno de los más decepcionantes, dependiendo de las condiciones meteorológicas. Aquel día, se acercaba más a lo último que a lo primero. Una extraña neblina flotaba en el ambiente, enturbiando la vista de las rocas de Dyrhólaey. Además, se había levantado un viento infernal, que hacía muy desagradable estar en la playa.

Columnas de basalto en Reynisfjara

Columnas de basalto en Reynisfjara.

Al menos, el mar estaba en relativa calma y la marea baja, por lo que pudimos dar un paseo hasta la cueva de Hálsanefshellir, relativamente protegida del vendaval. Por contra, decidimos no continuar hacia las rocas de Reynisdrangar, donde el viento parecía arremolinarse con especial furia. Era un buen momento para regresar a cenar a Vík í Mýrdal. Al día siguiente, tendríamos tiempo de volver a probar fortuna en la escurridiza playa.

Para ampliar la información:

Había recorrido la misma zona en invierno, visitando otros lugares. La entrada del blog está en: https://depuertoenpuerto.com/de-hnappavellir-a-hvolsvollur/.

En https://depuertoenpuerto.com/doce-dias-en-islandia/ se puede ver nuestro itinerario completo alrededor de Islandia durante el verano de 2020.

Quien no tenga experiencia conduciendo en Islandia, puede encontrar ayuda en https://depuertoenpuerto.com/conducir-en-islandia-la-guia-completa/.

En Vista al Mar se puede encontrar un artículo sobre el Skeiðarárjökull: https://www.vistaalmar.es/medio-ambiente/fenomenos-naturales/8789-fuego-hielo-glaciar-volcanico-islandia.html.

En Mi Baúl de Blogs hay una larga entrada sobre Reynisfjara: https://www.mibauldeblogs.com/reynisfjara-playa-negra-islandia/.

En inglés, Reykjavik Grapevine tiene una breve reseña sobre Sandfell: https://grapevine.is/travel/2016/08/12/on-the-road-sandfell-oraefi/.

Guide to Iceland tiene una entrada sobre Lómagnúpur: https://guidetoiceland.is/connect-with-locals/5176/lomagnupur-as-a-photography-location.

En Iceland Travel Guide hay se puede encontrar información sobre Núpsstaður: https://icelandtravelguide.is/locations/nupsstadur-turf-church/.