Llegamos al Svínafellsjökull sobre las diez de la mañana, procedentes del Fjallsjökull, la lengua más oriental del Öræfajökull. Se podría decir que llevábamos toda la mañana rodeando el extremo meridional de éste. El acceso al Svínafellsjökull se puede hacer por dos pistas. La que lleva más cerca del glaciar, por la que accedimos nosotros, nace en la Ring Road apenas 800 metros al este del desvío de la 998, la carretera que lleva al Skaftafellsjökull, cuya imponente vista domina el paisaje al norte de la carretera. La pista era ancha y prácticamente recta, pero su firme estaba en pésimas condiciones. Sus escasos 2.500 metros fueron un martirio tanto para el coche como para sus ocupantes.
Las nubes bajas nos impedían ver la cima del Öræfajökull, junto a la que nace el glaciar. Con 2.110 metros de altura, es el pico más alto de la isla, aunque en realidad sea el borde del cráter del mayor volcán activo de Islandia. Ha entrado en erupción dos veces en época histórica. La primera, en 1362, fue increíblemente violenta. Además de crear un gran jökulhlaup, se calcula que expulsó 10 kilómetros cúbicos de tefra, devastando el próspero distrito entonces conocido como Litlahérað. La zona quedó completamente despoblada durante 40 años y fue renombrada como Öræfi, un término que en islandés se asocia a desolación. La erupción de 1728 fue bastante menor, aunque se sabe que su jökulhlaup causó tres víctimas mortales.
Desde el aparcamiento, un tortuoso sendero bordea la laguna glaciar por el oeste, remontando hacia la lengua del Svínafellsjökull. El glaciar es uno de los más populares entre los excursionistas de Islandia. Lo cual no impide que sea un lugar peligroso, que se ha cobrado más de una vida. Las últimas, una pareja de excursionistas alemanes, que desapareció entre sus hielos el 1 de agosto de 2007. Nosotros teníamos claro que carecíamos tanto del equipo como del conocimiento necesarios para aventurarnos sobre la superficie del glaciar. De hecho, no llegamos ni al final de la senda, pues pasado un determinado punto ésta comenzaba a complicarse.
Una de las características del Svínafellsjökull es su superficie, increíblemente intrincada. La lengua glaciar está surcada por una sucesión de crestas, separadas por profundas hendiduras. El resultado es tan extraño como peligroso, añadiendo un grado de dificultad a cualquier recorrido sobre el glaciar. Pese a lo cual, es uno de sus mayores atractivos.
Mientras regresábamos, descendiendo por el tortuoso sendero, las vistas eran espléndidas. Al contraste entre las aguas de color pardo de la laguna glaciar y las extrañas texturas azuladas del hielo, veteadas por oscuras lineas, se unía el intenso verde de las antiguas morrenas del Svínafellsjökull. Hasta 1935, éste confluía con el cercano Skaftafellsjökull. Desde entonces, ha retrocedido unos 500 metros, quedando su longitud en el entorno de los 10 kilómetros. El retroceso, acompañado de un adelgazamiento en la masa de hielo, no ha sido uniforme. Se detuvo durante las tres últimas décadas del siglo XX, para acelerarse desde el 2010.
Cuando regresamos junto a la orilla de la laguna glaciar, el día comenzaba a cambiar. Las nubes iban elevándose a la par que la temperatura. El hielo en el extremo inferior del Svínafellsjökull estaba increíblemente sucio, hasta el punto de que era complicado discernir donde terminaba el glaciar y empezaban las morrenas. Sobre su oscura superficie flotaba una extraña neblina, imagino que provocada por las crecientes temperaturas de la mañana, que daba un halo irreal al lugar. En la diminuta laguna glaciar flotaban unos cuantos icebergs, aunque éstos no eran rivales para los que habíamos podido contemplar en Fjallsárlón o Jökulsárlón.
Nuestra visita al Svínafellsjökull duró aproximadamente una hora. Pese a que las nubes nos impidieron disfrutar plenamente del espectacular entorno, el glaciar logró deslumbrarnos. Su extraña y escabrosa superficie, unida a las intrincadas texturas de sus hielos, hicieron justicia a su fama como uno de los glaciares más hermosos de Islandia.
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El acceso que describo en esta entrada fue cortado posteriormente, debido al riesgo de desprendimientos. Actualmente se puede llegar desde las inmediaciones del hotel Skaftafell, según describo en la entrada sobre mi primera visita invernal al glaciar: https://depuertoenpuerto.com/el-svinafellsjokull-en-invierno/.
O desde otro desvío, unos setecientos metros al noroeste del mismo hotel, como puedes ver en https://depuertoenpuerto.com/fotografiando-el-svinafellsjokull/.
En https://depuertoenpuerto.com/doce-dias-en-islandia/ se puede ver nuestro itinerario completo alrededor de Islandia durante el verano de 2020.
En inglés, Guide to Iceland tiene un artículo sobre el glaciar: https://guidetoiceland.is/travel-iceland/drive/svinafellsjokull.
También hay una breve reseña en la web Hit Iceland: https://hiticeland.com/places_and_photos_from_iceland/sv%C3%ADnafellsjökull-glacier-tongue.
Los interesados en realizar una excursión sobre el glaciar, pueden visitar la web Passport&Pixels: https://www.passportandpixels.com/glacier-hike-svinafellsjokull-glacier-iceland/.
Quien quiera profundizar su conocimiento de la geomorfología del Svínafellsjökull puede descargar un PDF en https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/17445647.2017.1407272.
Impresionantes glaciares.
Muchas gracias por compartirlos