¿Un museo sobre el arenque? Para cualquiera que desconozca la historia reciente de Islandia, puede parecer una temática extraña, carente de interés para dar contenido a un museo. Sin embargo, de no haber sido por el auge de las pesquerías de arenque a principios del siglo XX, probablemente Islandia no habría alcanzado su independencia hasta fechas mas tardías. Y sin su desplome, apenas unas décadas más tarde, la sociedad islandesa sería muy distinta a la que conocemos actualmente.

Interior de Róaldsbrakki

Interior de Róaldsbrakki.

El Museo del Arenque de Siglufjörður abrió sus puertas en 1994. Inicialmente, ocupaba el edificio conocido como Róaldsbrakki. Una antigua factoría pesquera, abandonada tras el colapso definitivo de los grandes bancos de arenque, en 1969. Posteriormente, se levantarían otros dos edificios para alojar el creciente número de exhibiciones. Tras obtener varios premios y reconocimientos oficiales a nivel nacional, en 2004 ganaría el premio Luigi Micheletti al mejor museo europeo sobre la era industrial. Antes de la pandemia, su cifra de visitantes se acercaba rápidamente a los 30.000 anuales, con una proporción nada desdeñable de extranjeros.

Primeras luces en Siglufjörður

El exterior del museo en febrero de 2022.

Había intentado visitarlo un par de veces, sin éxito. La primera, durante el verano de 2021, no pudimos compaginar nuestro horario con el del museo. Mi segundo intento, en el siguiente invierno, se vio frustrado al abrir éste sus puertas únicamente para grupos, con cita concertada, durante la temporada baja. En el verano de 2022, era nuestro plan B para el día que pasaríamos recorriendo la parte más indómita de Tröllaskagi. Aunque, siendo sincero, creo que en el fondo me alegré cuando la lluvia frustró nuestros planes de recorrer la complicada Skarðsvegur. Por fin tenía a mano una oportunidad de realizar la visita.

Exterior del museo

Exterior del museo.

El museo es un tanto anárquico, desparramándose por cinco edificios, con un total de 2.500 m², además de contar con algunos elementos que se exhiben en su periferia. Si vas corto de tiempo, puedes limitarte a contemplar el exterior de sus construcciones, ver los elementos sueltos que hay por los alrededores y leer los diversos paneles explicativos que encontrarás, literalmente, en medio de la calle. Pero mi recomendación es que, si puedes, reserves unas cuantas horas para recorrer con calma su interior.

Siglufjörður

Róaldsbrakki en el verano de 2021.

El edificio principal del museo es Róaldsbrakki, levantado en 1907 para salar el arenque. Como buena parte de Siglufjörður, fue construido por los noruegos durante la segunda era dorada de la pesca en el norte de Islandia. La primera, también protagonizada por los pescadores de origen noruego, tuvo un gran impacto en varias localidades del norte y el este de la isla. A partir de 1883, una combinación de diversos factores, entre los que destacó una expansión inusual de la banquisa ártica, favorecida por varios inviernos especialmente duros, terminó con dicho periodo.

Siglufjörður en la era del arenque

Siglufjörður en la era del arenque.

La segunda edad de oro del arenque comenzó en 1903, con el regreso de los barcos noruegos. En esta ocasión, los islandeses no estaban dispuestos a ser meros espectadores. Comenzaron a crear una industria pesquera local, con el resultado de que, en 1916, las capturas de la flota islandesa superó a las de la noruega. Mientras tanto, las ciudades del norte de la isla veían aumentar su riqueza y su población. En las primeras cinco décadas del siglo XX, Siglufjörður pasó de tener 146 a 3.015 habitantes.

Los muelles de Siglufjörður en 1930

Los muelles de Siglufjörður en 1930.

Tras unos años de auténtica locura, en los que Siglufjörður llegó a ser conocida como «el Klondike del Atlántico» y el arenque representaba, según los años, entre el 25 y el 45% de las exportaciones de Islandia, las pesquerías volvieron a colapsar. Algunos lugares, como Djúpavík o Eyri, fueron abandonados. Pese a su remota ubicación, en un lugar que, hasta la apertura en 1967 del túnel de Strákagöng, estaba prácticamente incomunicado por tierra con el resto de la isla, Siglufjörður logró sobrevivir a la debacle. Aunque, en el proceso, se dejó dos tercios de su población.

Reconstrucción de alojamiento en Róaldsbrakki

Reconstrucción de alojamiento en Róaldsbrakki.

Además de diversos utensilios utilizados en la industria del arenque y de información sobre la misma en otros países de Europa, en Róaldsbrakki podremos contemplar las condiciones en las que vivían los trabajadores locales, con varias recreaciones de las estancias en las que éstos habitaban. Las exhibiciones se complementan con información sobre la importante influencia noruega en el desarrollo de la industria.

Exterior de Grána

Exterior de Grána.

El edificio conocido como Grána ocupa una antigua factoría de harina y aceite de pescado, construida en la década de 1930. En la actualidad, aloja diversas maquinarias utilizadas en el procesado del arenque, como los grandes hornos donde se cocía el pescado. Desde el punto de vista histórico, quizá sea el edificio más interesante, pues permite comprender los métodos que seguían para extraer de los arenques tanto su apreciado aceite como la carne. La exhibición se complementa con fotos históricas y paneles explicativos, que nos ayudan a conocer aquella época.

Generador eléctrico

Generador eléctrico Atlas (1939).

Njarðarskemma también es un edificio histórico, construido en la década de 1930 como almacén de arenque. En su interior podremos ver maquinaria relacionada con la industria, como varios grandes generadores eléctricos de los años 30 y 40 del siglo pasado. También están reconstruidos un par de talleres mecánicos, réplicas de aquellos especializados en el mantenimiento de la maquinaria necesaria para procesar el arenque.

Týr SK 33

Týr SK 33.

Aunque la importancia histórica del edificio sea menor, quizá la exhibición más llamativa del museo sea la que se ubica en el interior de Bátahúsið. La «Casa de los Barcos» aloja 11 naves, de muy distinto tamaño y utilidad, construidas durante las décadas de 1940 y 1950. Algunas, son meros barcos de remos. Pero también hay embarcaciones de mayor porte. Como el Týr SK 33, un pesquero activo entre 1946 y 1988, con 38 toneladas de desplazamiento. Al igual que en el resto del museo, todo está bien explicado, en islandés e inglés, y puesto en contexto. Incluso podrás «trastear» por alguno de los barcos. Como en el Týr, donde es posible subir a cubierta y recorrer varias de sus estancias interiores.

SI-152

El SI-152 en el verano de 2021.

El museo también es propietario de la antigua grada, construida en la década de 1930. Fue un regalo del municipio, que la adquirió a su anterior propietario, Byggingarfélagið Berg hf., en 2011. Desde entonces, se ha utilizado para la reparación de algún barco antiguo, así como para construir botes de remos. Quizá sea el último pequeño astillero de Islandia que continúa operativo. En esta ocasión, la lluvia nos impidió visitarla, aunque habíamos curioseado por las inmediaciones durante nuestra primera visita a Siglufjörður. Por último, en los antiguos muelles de Róaldsbrakki, se realizan recreaciones en vivo de los antiguos procesos de manipulación y salado del arenque. Su horario no está muy claro, aunque parece que su frecuencia es diaria durante los meses de verano. Siempre que no diluvie, como el día de nuestra visita.

Conservas de pescado

Conservas de pescado.

En su conjunto, el Museo del Arenque de Siglufjörður es una visita muy recomendable. Además de ayudarnos a comprender la industria del arenque y los avatares que llevaron a su auge y posterior caída, nos permitirá conocer la época durante la que Islandia pasó de ser uno de los países más pobres de Europa a encontrarse entre los más admirados del continente. Un proceso en el que el mar, la pesca y la riqueza por éstos generada, tuvieron un papel fundamental, tan solo superado por el de los hombres y mujeres que protagonizaron la gesta.

Para ampliar la información.

En https://depuertoenpuerto.com/de-tromso-a-reikiavik-un-crucero-por-el-artico-profundo/ puedes ver el itinerario completo de nuestro viaje entre Tromsø y Reikiavik.

Atlas Obscura tiene una breve entrada sobre el museo: https://www.findinterestingplaces.com/places/herring-era-museum.

También hay una reseña en español en WGI COMEFOOD Magazinehttps://www.worldgastronomy.org/post/museo-de-la-era-del-arenque.

En inglés, la página oficial está en http://www.sild.is/en. Muy recomendable.

En el blog Full Suitcase podemos encontrar un largo post en el que, entre otras cosas, describen una visita al museo: https://fullsuitcase.com/siglufjordur-iceland/.