La estrella indiscutible en los 114 kilómetros de Ring Road comprendidos entre el centro de Borgarnes y las inmediaciones de Laugarbakki es el cráter de Grábrók. Una mole de escoria que se eleva unos 170 metros sobre el terreno circundante, rodeada por el áspero paisaje del norte de Vesturland. Quizá su principal defecto sea precisamente la facilidad de acceso, que hace del lugar una parada bastante popular para los viajes organizados que dan la vuelta a Islandia por su ruta principal.

Grábrók desde el hotel Bifröst

Grábrók desde el hotel Bifröst.

Había pasado la noche en el hotel de Bifröst. A 800 metros en línea recta del centro de un cráter que, desde la ventana de mi habitación, dominaba el horizonte nororiental. Poco antes de las nueve de la mañana, llegaba a un aparcamiento completamente vacío y comenzaba la ruta hacia el volcán, en una mañana plomiza y gris, pero relativamente agradable. No hacía viento, tampoco llovía y la temperatura rondaba los 5ºC. Un perfecto día de otoño islandés.

La escalera hacia Grábrók

La escalera hacia Grábrók.

El acceso a Grábrók se realiza por un camino perfectamente acondicionado. El primer tramo es de tierra, pero enseguida se convierte en una pasarela de madera, en la que se alternan las zonas de rampas con las escaleras. Muy cómodo para andar, aunque el desnivel puede obligarte a tomártelo con calma. En cualquier caso, la zona fue declarada espacio protegido en 1962 y, como suele ser habitual en Islandia, tanto la vegetación como el terreno que atraviesas son extremadamente frágiles. No te salgas de las rutas habilitadas.

El interior de Grábrók

El interior de Grábrók.

Tras recorrer unos 400 metros, llegarás a la parte más baja del perímetro de Grábrók. Ante ti, estarán las paredes interiores del cráter, con una pequeña depresión en el centro. También te encontrarás con una bifurcación. En realidad, es el comienzo de la ruta circular que recorre el borde superior de Grábrók. Mi recomendación es que gires a la izquierda. La subida es menos abrupta.

Grábrók desde lo alto de las escaleras

Grábrók desde lo alto de las escaleras.

Una vez remontado el tramo de escaleras, podrás ver el cráter en toda su extensión. Grábrók es el límite occidental de los sistemas volcánicos que recorren de oeste a este la península de Snæfellsnes. Su extremo occidental se encontraría cerca del más modesto Saxhóll. Grábrók forma parte de Ljósufjöll, cuyo nombre se traduciría como «Montañas de la luz». Es el único sistema de la península que ha entrado en erupción en tiempos históricos. En concreto Rauðhálsar, que en el entorno del 960 creó el campo de lava de Rauðhálsahraun.

Grábrókarfell desde Grábrók

Grábrókarfell desde Grábrók.

Gracias al hallazgo de unos restos vegetales bajo la colada, que pudieron ser datados mediante carbono 14, hoy sabemos que Grábrók erupcionó hace aproximadamente 3.200 años. Probablemente debido a una fisura de unos 800 metros de longitud, que posteriormente se concentró en tres conos, de los cuales actualmente solo uno es visitable. Grábrókarfell, un poco más al oeste, se estaba deteriorando rápidamente, y su acceso acabó siendo cerrado. Litla-Grábrók, además de ser bastante más pequeño que los otros dos, fue utilizado durante un tiempo como cantera, por lo que apenas es distinguible del paisaje circundante.

El Norðurá rumbo al sur

El Norðurá rumbo al sur.

Paisaje que, por lo demás, es casi tan interesante como el propio cráter. La altura te permitirá apreciar el desolado paisaje del norte de Vesturland. Hacia el sur, el Norðurá zigzaguea por los campos, camino del Hvítá. También podrás ver Bifröst, Grábrókarhraun, el campo de lava que creó la erupción de la fisura que estás visitando, y el lago Hreðavatn.

Mirando hacia Baula

Mirando hacia Baula.

En dirección contraria, el rasgo más llamativo del paisaje es Baula. Una montaña que técnicamente es un lacolito y alcanza los 934 metros de altitud. Con una llamativa forma piramidal casi perfecta y caracterizada por sus tonos rojizos y anaranjados. Ambos se deben a la riolita de la que está formada.

Gamla-Brekkurétt

Gamla-Brekkurétt.

Una vez completes el recorrido perimetral del cráter, según vuelvas hacia el aparcamiento podrás tomar un pequeño desvío a tu izquierda. Un sendero te llevará hasta Gamla-Brekkurétt. Un antiguo corral, construido en 1872 para la recogida otoñal de las ovejas. Una vieja costumbre de Islandia, donde las ovejas pasan el verano vagando prácticamente en libertad por los grandes espacios abiertos, para ser estabuladas antes de las nieves del otoño. El corral estuvo en uso hasta 1922 y fue declarado lugar arqueológico especialmente protegido en 1964. Aunque hoy solo queden unos cuantos muros de piedra, cubiertos de musgo.

Regresando al aparcamiento

Regresando al aparcamiento.

A las diez estaba de vuelta al aparcamiento. Mientras yo recorría Grábrók, habían ido llegando varios coches, alguna furgoneta y hasta un gran autobús cargado de turistas. Apenas quedaba espacio para aparcar y, según descendía por la plataforma de madera, me cruzaba ocasionalmente con gente subiendo hacia el cráter. Aunque el lugar es lo suficientemente amplio para que llegase a ser agobiante, me alegré de haber visitado el cráter a primera hora de la mañana, pudiendo disfrutar de buena parte del recorrido en la más absoluta soledad. Algo que, en la Islandia más turística, nunca puedes dar por sentado.

Travelers' Map is loading...
If you see this after your page is loaded completely, leafletJS files are missing.

Para ampliar la información.

ZigZagviajes.com tiene una buena entrada sobre el cráter: https://zigzagviajes.com/volcan-grabrokargigar-islandia/.

Si quieres conocer mejor la geología de Islandia, quizá te interese leer esta otra entrada del blog, centrada en dicho tema: https://depuertoenpuerto.com/sobre-la-geologia-de-islandia/.

En inglés, hay una breve reseña en Guide to Iceland: https://guidetoiceland.is/travel-iceland/drive/grabrok.

Icelandia tiene una. entrada sobre Grábrók, con una espléndida toma avista de dron: https://www.icelandia.com/attractions/grabrok-crater.