Un paseo por Dimmuborgir.
Un paseo hasta Klasar.
Terminadas las dos visitas en el entorno del Mývatn, rodeamos el lago por el sur, siguiendo la carretera 848 camino de la Ring Road. La mañana era tan espléndida como las vistas sobre el lago y el laberinto de islotes y penínsulas que puebla sus someras aguas. Tan solo hicimos una breve parada en las inmediaciones de los pseudocráteres de Skútustaðagígar. Un lugar interesante, pero que no teníamos tiempo de recorrer.
Goðafoss, o la urbanización de Islandia.
Realizada la parada imprevista del día (algo por otra parte bastante común en Islandia), reanudamos nuestra ruta, camino del Eyjafjörður y Akureyri, la principal ciudad del norte de la isla. Recorríamos un paisaje familiar, atravesando de nuevo la primera carretera por la que había conducido en Islandia. Según llegábamos al túnel de Vaðlaheiðargöng, inaugurado en 2018, decidimos rememorar nuestra primera jornada en la isla recorriendo el antiguo trazado de la Ring Road, rebautizado como carretera 84, por el valle del Fnjóská y el paso de Víkurskarð.
Tras superar este último y llegar a la orilla del fiordo, la carretera giraba hacia el sur, recorriendo la orilla oriental del Eyjafjörður. Poco antes de reincorporarnos a la Ring Road, hicimos una breve pausa en un mirador sobre el fiordo. Frente a nosotros estaba Akureyri, el primer lugar que conocimos de Islandia, cuando llegamos a su puerto a bordo del MS Rotterdam en el verano de 2017. Entonces, nos detuvimos en el mismo mirador y habíamos hecho una foto casi idéntica. Más allá de un cielo ligeramente más despejado, la principal diferencia era la ausencia de barcos de crucero.
La siguiente parada fue en el centro de Akureyri. La última vez que nos detuvimos en sus calles, apenas un año atrás, llovía a cántaros, por lo que nos habíamos limitado a tomar un café y seguir nuestro camino hacia el este. Ahora recorríamos la ruta en sentido contrario y en una jornada cada vez más soleada. Dimos un tranquilo paseo por su calles, subimos la escalinata hasta la puerta de Akureyrarkirkja, que encontramos cerrada, y aprovechamos para comprar un par de guías en Penninn Eymundsson, la espléndida librería que hay en la esquina entre Hafnarstræti y Kaupvangsstræti.
Tras seguir unos kilómetros hacia el norte por la Ring Road, nos desviamos en el cruce con la 82, que avanzaba más o menos en paralelo a la orilla oeste del Eyjafjörður. Uno de los mayores fiordos de Islandia, con 60 kilómetros de longitud. Nosotros recorríamos la península de Tröllaskagi, que forma su orilla oeste. En la orilla oriental está la península de Flateyjarskagi, una de las más salvajes de la isla. A pesar de estar a tan solo unos kilómetros de Akureyri, hasta 2011 ni tan siquiera tenía denominación oficial y era conocida con nombres diversos en cada lugar circundante. En algunos, todavía se la sigue llamando Gjögraskagi o Flateyjardalsskagi.
El centro del fiordo está ocupado por la isla de Hrísey, cuyo bajo perfil contrasta con las montañas circundantes. Mide 7,5 por 2,5 kilómetros y tiene una población de apenas 120 habitantes. Estuvo habitada desde la época del Landnáma, siendo tradicionalmente un asentamiento pesquero, hasta el colapso de las pesquerías en la segunda mitad del siglo XX. En la actualidad, la isla es considerada uno de los mayores santuarios de aves de Islandia.
Poco después de las cinco llegábamos a Múlagöng, uno de los curiosos túneles de un carril que hay en Islandia en los que, cuando no tienes preferencia, debes ir saltando de apartadero en apartadero, mientras cedes el paso a los vehículos que vienen de frente. Al otro lado está Ólafsfjörður, una pequeña localidad que no llega a los 800 habitantes, unida a Siglufjörður en 2006 para formar el nuevo municipio de Fjallabyggð. El curioso contraste entre la relativa pujanza de Siglufjörður y las mortecinas calles de Ólafsfjörður daría para un estudio sobre el correcto aprovechamiento económico de las infraestructuras y de los equipamientos y actividades culturales.
No nos detuvimos en Ólafsfjörður. El primero de los dos túneles de Héðinsfjarðargöng nos llevó a Héðinsfjörður, un fiordo deshabitado que, antes de la apertura de los túneles era únicamente accesible por mar. En los apenas 650 metros que separan ambos túneles hay un pequeño aparcamiento, que aprovechamos para hacer una pausa. Pese a estar a escasos metros de la carretera, la sensación de calma era absoluta, tan solo rota brevemente en las escasas ocasiones en que algún vehículo emergía de una de las bocas de los túneles. El río Héðinsfjarðará zigzagueaba por una verde pradera camino del lago Héðinsfjarðarvatn. A lo lejos, la barra que separa éste del mar abierto nos impedía ver el horizonte.
Siglufjörður.
En Viajeros Ocultos dan algunos consejos sobre actividades en Akureyri y sus alrededores: https://viajerosocultos.com/akureyri-la-capital-del-norte-de-islandia.
En inglés, la página oficial de turismo de Akureyri es https://www.visitakureyri.is/en.
La web de turismo del norte de Islandia está en https://www.northiceland.is/.
También es interesante visitar la página oficial de Norðurstrandarleið en https://www.arcticcoastway.is/.
La península de Tröllaskagi también tiene web oficial: http://www.visittrollaskagi.is.
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