Por fin he logrado un viejo objetivo: ponerme al día escribiendo en el blog. Algo que, como casi todo en la vida, tiene su parte positiva, pero también sus contras.

La vocación, llamado sagrado que, como en un lugar remoto o en una ermita olvidada, nos arranca del mundo útil para revelarnos el misterio de lo inútil: lo sublime. Allí, donde el alma escucha su fuego interior, comienza la verdadera travesía del ser.

Una breve reflexión sobre el sentido y el posible futuro de la blogosfera, provocada por la mención a mi bitácora personal en blogdeldia.org.