La relativamente larga escala en Trondheim dejaba pocas horas de navegación antes de que llegara el precoz crepúsculo en un corto día del invierno noruego. La siguiente escala, Rørvik, era a las 20:30, ya en plena noche. En cualquier caso, tenía por delante unas cinco horas de navegación diurna entre las islas y fiordos de Trøndelag que seguro iban a ser interesantes.

Munkholmen

Munkholmen.

Tras verificar que todo el pasaje había embarcado, el Finnmarken zarpó con unos minutos de adelanto sobre el horario previsto. Trondheim iba quedando atrás, pero lo ignoré, atraído por la cercana isla de Munkholmen. Conocida antiguamente como Nidarholm, la isla fue utilizada como lugar de ejecución en la Edad Media. Según la tradición, fue aquí donde Olaf Tryggvason, el fundador de Trondheim, clavó en una pica la cabeza de Haakon Sigurdsson, su rival al trono de Noruega. En otra estaca puso la cabeza de Tormod Kark, el esclavo de Haakon, que había traicionado a su señor y entregado la cabeza a Olaf. Posteriormente, se instaló un monasterio benedictino, al que Munkholmen debe su nombre actual, isla de los monjes. El monasterio fue abandonado con la Reforma y, tras un breve periodo de ocupación sueca, en 1659 se edificó la fortaleza de Kristiansten, que ocupa toda la isla. Tras ser utilizada como prisión y recuperar brevemente su función militar durante la ocupación alemana, actualmente la isla es una popular atracción turística, a la que se puede acceder en barco entre Mayo y Septiembre.

Faro de Agdenes

Faro de Agdenes.

Pasamos casi una hora navegando por el amplio fiordo de Trondheim. Que es un fiordo en el sentido noruego del término (brazo de mar situado entre costas), mucho más genérico que nuestra idea de fiordo como un largo y estrecho entrante encajonado entre altas montañas. Las tierras bajas que rodean el fiordo de Trondheim por el sur y el este se encuentran entre las mejores para la agricultura de Noruega. Desde la cubierta del Finnmarken se distinguían perfectamente las granjas y los campos de cultivo de la costa oriental. Una imagen muy distinta de la que tenemos de Noruega, salvo por el leve manto de nieve que cubría la escena. Poco antes de la una de la tarde el barco llegó a la altura del faro de Agdenes, también conocido como Ringflua, ubicado en el lugar en el que el fiordo hace un brusco giro de 90 grados. El edificio original data de 1804, aunque fue reconstruido en 1828. Actualmente está en desuso, pues en 1984 fue sustituido por una estructura metálica que surge directamente de las aguas del fiordo.

Faro de Kjeungskjær

Faro de Kjeungskjær.

Superado el faro de Agdenes, el Finnmarken viró hacia OSO, aunque en breve, tras pasar junto a la pequeña isla de Garten, volvió a virar buscando rumbo norte. Según salíamos del fiordo de Trondheim y nos acercábamos a mar abierto se hacía más evidente la influencia de la Corriente del Golfo. La nieve desapareció de las zonas bajas y solo era visible en las montañas que se extendían hacia el interior. Poco después pasábamos junto al que quizá sea el faro más fotografiado de Noruega: Kjeungskjær. El curioso edificio octogonal, construido en 1880, era originalmente el alojamiento de los fareros. Desde su automatización en 1987, nadie vive en el faro. Lo que no impide que Kjeungskjær sea tan popular que hasta tiene su propio Facebook.

Faro de Adsenvågøy

Faro de Adsenvågøy.

Poco después de dejar el faro atrás, el Finnmarken fue virando lentamente hacia el este, navegando en paralelo a la costa. A babor, una interminable linea de islas, islotes o simples escolleras nos protegían de mar abierto. Es una de las características de la ruta del Hurtigruten. Al contrario que los grandes barcos de crucero, que casi siempre prefieren navegar por mar abierto y, a ser posible, en aguas internacionales, la flota de Hurtigruten procura costear, avanzando por canales interiores protegidos de los embates del océano. En una de estas islas estaba el pequeño faro de Adsenvågøy, construido en 1921, junto al que pasamos sobre las 15:30.

Atardecer frente a Skjørafjorden

Atardecer frente a Skjørafjorden.

Lentamente atardecía. A pesar de ser un día relativamente soleado para el invierno noruego, en las cubiertas exteriores comenzaba a hacer frío. Un viento gélido y cada vez más intenso golpeaba el costado de estribor del Finnmarken, escorando el buque unos cinco grados. Pero no disminuimos la marcha ni alteramos el rumbo. Impertérrito, el Finnmarken siguió avanzando por la ruta prefijada, sorteando el laberinto de islas y rocas. Sobre las 17:15, a la luz del crepúsculo, llegamos a las inmediaciones de la isla de Stokkøya, donde el Finnmarken hizo el primer alarde de maniobrabilidad de la ruta. Escorado y en medio del intenso vendaval, sin reducir su velocidad de crucero, atravesó el estrecho de Krokholmsundet, que en su zona más angosta apenas llega a los 45 metros de ancho. El momento me cogió por sorpresa, entrando al salón panorámico de proa, en la cubierta 8. Aun no se que me impresionó más, si la maniobra o ver como todo el pasaje, al unísono, se levantaba de sus asientos para pegar la nariz a los cristales. Parecía imposible que el barco fuera a caber entre las rocas que teníamos al frente. Pero no solo pasó. Tras virar unos 45 grados a estribor y cruzar bajo el puente de Stokkøy, dio un giro cerrado de 130 grados a babor para seguir ruta tranquilamente, ahora con el viento de popa, por el canal que separa Stokkøya del continente. No pude evitar recordar los apuros del Norwegian Epic, dos años antes, en un ventoso día frente a Civitavecchia.

La noche llegó mientras navegábamos por las inmediaciones de Svesfjorden, cerca del límite entre las partes meridional y septentrional de Trøndelag. La siguiente escala era Rørvik, a la que estaba previsto llegar sobre la hora del último turno de cena. Al que, como buen español, me había apuntado. Era la tercera noche a bordo y comenzaba a sistematizar mi ritmo diario. Despertar sobre las 6:30, desayuno a las 7:00, aprovechar al máximo las horas de luz, ducha y breve descanso tras caer la noche, cena a las 20:30 y, tras una breve tertulia con mis compañeros de mesa, a dormir. Era un buen horario, que me permitía optimizar las escasas horas de luz y mantenerme descansado. Al día siguiente, toda mi planificación comenzaría a irse al garete.

Algunos vínculos útiles:
En Hurtigruten en invierno, la guía completa, he preparado una recopilación de todos los artículos del blog sobre mi viaje en el MS Finnmarken.

Se puede ver todo el recorrido invernal que realicé por Noruega en https://depuertoenpuerto.com/noruega-en-invierno/.

En el blog Andén 27 se puede encontrar bastante información sobre el viaje en sentido norte, realizado en verano: http://anden-27.blogspot.com/2015/12/hurtigruten-dia-3.html.

La web oficial de turismo de Noruega también tiene una página dedicada al expreso de la costa: https://www.visitnorway.es/organiza-tu-viaje/como-moverse/en-barco/hurtigruten/.

La página del representante de Hurtigruten para España y Portugal está en https://www.hurtigrutenspain.com/destinos/noruega/bergen-kirkenes-bergen/, aunque no permite hacer reservas, solo ver información y solicitar presupuestos.

En inglés la página oficial está en https://global.hurtigruten.com/destinations/norway/classic-round-voyage-bergen-kirkenes-bergen. Aquí si se pueden ver los camarotes disponibles y hacer la compra en línea.

En https://www.ibiblio.org/lighthouse/nornw1.htm hay un listado de faros de la zona de Trondheim.