Llegábamos a Jökulsárlón a media tarde, con cierta inquietud. Por una parte, tras una visita un tanto decepcionante a Vestrahorn, temíamos repetir el desengaño en otro de los lugares emblemáticos de Islandia. Por otra, sabíamos que Diamond Beach y Glacier Lagoon, como popularmente se conocen sus dos principales reclamos turísticos, son lugares tremendamente populares. Para muchos, Jökulsárlón es el punto más extremo de su viaje por el sur de Islandia. Bastó llegar a las inmediaciones del puente sobre el canal por el que desagua la laguna, para comprobar que íbamos a poder disfrutar del lugar con relativa tranquilidad.
Dejamos el coche en el aparcamiento principal y nos acercamos a la orilla oriental de la laguna. De inmediato, dos cosas me llamaron la atención. Por una parte, la capa de nubes sobre el Vatnajökull estaba más alta de lo que hubiera esperado, permitiendo apreciar las lenguas glaciares que alimentan Jökulsárlón. Por otra, la cantidad de hielo flotando en la laguna era notablemente inferior a la del invierno. Lejos de ser un problema, resultaba más agradable ver a los icebergs flotando con cierta holgura que el asombrosamente caótico amontonamiento de hielo de mi visita invernal.
Las vistas sobre el Breiðamerkurjökull, la gran lengua glaciar que baja desde el Vatnajökull y alimenta la laguna, eran impresionantes. El río de hielo, que desciende desde los 900 metros de altura, dominaba buena parte del horizonte. Hasta tiempos relativamente recientes, el glaciar llegaba prácticamente al mar, partiendo el sur de la isla en dos. Es el único glaciar de Islandia que, en época histórica, ha llegado a descargar sus icebergs sobre el agua salada. El glaciar comenzó a menguar sobre 1890. La laguna nació en una fecha indeterminada, a mediados de la década de 1930. Desde entonces, no ha parado de crecer. Desde los 8 km² de 1975 hasta los 18 de la actualidad.
La laguna desagua por un amplio canal, flanqueado por los diques de piedra construidos para proteger el puente de la Ring Road de la erosión creada por las fuertes corrientes de marea. Los bloques de hielo que se desprenden del Breiðamerkurjökull llegan a alcanzar los 30 metros de altura, lo que imposibilita que puedan salir flotando hacia mar abierto.
Cuando, tras perder la mayor parte de su volumen, son arrastrados hasta el mar, las corrientes y el oleaje los empujan sobre la larga playa que protege la laguna. Allí forman la segunda atracción del lugar, popularmente conocida como Diamond Beach.
Al contrario que la laguna, la visita a la playa resultó más decepcionante que en invierno. Aquí no había el menor rastro de los grandes bloques de hielo, a veces tan altos como una persona, que salpicaban la arena en febrero. Aunque, siendo sincero, la playa seguía haciendo honor a su nombre. Los pequeños fragmentos de hielo semejaban piedras preciosas de extrañas formas, repartidas sobre la negra arena.
Pasamos un buen rato vagando por la playa, observando los frágiles fragmentos de hielo que se deshacían lentamente sobre la arena, por encima de la línea del oleaje. El contraste entre el negro de la arena y las brillantes joyas congeladas realzaba la efímera belleza de éstas.
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Recorrimos el camino de vuelta a Jökulsárlón coincidiendo con la subida de la marea. La corriente empujaba algunos bloques de hielo de regreso a la laguna. El flujo de agua se vio frenado brevemente por la acumulación de hielo, para recuperarse con renovado vigor tras romperse la frágil barrera. Los fuertes remolinos parecían ser un imán para las aves, que revoloteaban entre los bloques de hielo en busca de presas. Poco después, un par de focas decidió unirse al festín.
Aunque apenas había visitantes en la laguna, decidimos ir a su costado occidental. Habíamos oído que esa orilla era mucho más tranquila y las vistas igualmente espléndidas. Fue todo un acierto. Si, en la orilla oriental de Jökulsárlón, la afluencia era mucho menor de la habitual, aquí estuvimos completamente solos. Antes de emprender el camino hacia el hotel, dimos un tranquilo paseo junto a la laguna, con las nieves perpetuas del Vatnajökull como imponente telón de fondo. Una magnífica forma de rematar el día.
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Mi primera visita invernal a Jökulsárlón está en https://depuertoenpuerto.com/jokulsarlon/.
La web Guide to Iceland tiene un artículo en español sobre la laguna: https://guidetoiceland.is/es/blogs-islandia/frojasriano/mi-islandia-jokulsarlon.
Entre las numerosas entradas de blog que he visto, las más interesantes parece estar en viajaporlibre.com (https://www.viajaporlibre.com/blog/jokulsarlon-el-mayor-lago-glaciar-de-islandia/) y en Ciudad Dormida (https://ciudad-dormida.blogspot.com/2016/04/lago-de-jokulsarlon-viaje-al-mayor-lago.html).
En inglés, el blog ZigZagonearth.com tiene una entrada bastante completa, con buenas fotografías: https://www.zigzagonearth.com/jokulsarlon-lagoon-iceland/.
También es interesante la entrada en Iceland Buddy: https://www.icelandbuddy.com/a-beginners-tour-guide-to-jokulsarlon/.
Quien quiera sacar todo el partido fotográfico a la zona, debería visitar previamente las webs iceland photo tours(https://iceland-photo-tours.com/articles/photography-tutorials/tips-for-photographing-jokulsarlon-glacier-lagoon) y photogtaphylife (https://photographylife.com/landscapes/how-to-photograph-jokulsarlon).
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