La calle Adrianou es una de las más conocidas de Atenas. Atraviesa parte del popular barrio de Plaka, entre el Ágora Romana y Lisikratous, en las inmediaciones del Arco de Adriano. Su pavimento es recorrido todos los días por buena parte de los turistas que visitan la capital griega, mientras curiosean entre comercios que, en buena parte, tan solo están pensados para su uso y disfrute. Sin embargo, pocos de los que la frecuentan son conscientes de que en su acera meridional, junto al cruce con la calle Palaiologou Benizelou, se encuentra la casa más antigua de Atenas. Una pequeña joya, oculta tras un muro color beige, que suele pasar desapercibida. No podemos decir que el lugar intente esconderse. En realidad, un gran cartel negro anuncia su condición a todo aquel que pase por delante. Pero en Atenas, como en cualquier otra parte, el turismo va a lo que va. Y un edificio del siglo XVI no parece ser capaz de atraer demasiadas visitas.

Muralla tardorromana

Muralla tardorromana.

La Atenas que hoy podemos conocer es, en gran parte, una ciudad moderna. La urbe que, durante la edad antigua, fue uno de los centros vitales del Mediterráneo, sería destruida por los Hérulos en el 267. Atenas quedó reducida al área ubicada al norte de la Acrópolis. Alrededor del 280 se construiría una nueva muralla, con el fin de proteger la ciudad. Atenas se recuperaría del golpe, pero jamás recobró la gloria de su pasado. Sus escuelas filosóficas desaparecieron y sus templos serían reconvertidos en iglesias. Aunque el geógrafo árabe al-Idrisi la describiría en el 1154 como un lugar próspero y poblado, los problemas no tardarían en regresar. La peste, los ataques piratas y las secuelas de la cuarta cruzada se combinarían para asolar nuevamente la ciudad. En 1204 fue tomada por Bonifacio de Montferrato, que la cedió a Otón de la Roche. Al año siguiente, los latinos creaban el Ducado de Atenas, con capital en Tebas. Atenas languideció bajo el dominio de los de la Roche, de Brene y los almogávares. Entre 1386 y 1388 la ciudad baja y la Acrópolis fueron conquistadas por Nerio I Acciaioli. Sus descendientes establecerían su corte en la colina, trayendo un breve periodo de prosperidad a la ciudad. En 1453 los otomanos conquistaban Constantinopla. Tres años más tarde, el ejército turco llegaba a Atenas y se hacía con el control de la ciudad baja. Francesco II Acciaioli se refugió en la Acrópolis con parte de la población, donde resistiría hasta 1458. La ciudad permanecería bajo control otomano durante 364 años.

Plano de la planta baja

Plano de la planta baja.

Aunque posiblemente fuera más antigua, las primeras referencias a la mansión Benizelos son de esta época. La tradición popular la asocia a Santa Filotea, que en realidad se llamaba Revoula Benizelos y habría pasado su juventud en la casa. Descendiente de una rica familia de archontoloi, la élite de origen bizantino en la cúspide social de la Atenas otomana, Revoula fundaría Hagios Andreas, probablemente en 1571. El convento, que pudo llegar a tener 150 monjas, se ubicaba en el lugar donde hoy se levanta la archidiócesis de Atenas. En aquella época, es bastante probable que la mansión estuviera formada por dos edificios separados.

En el hayiati

En el hayiati.

Ambos serían utilizados, en una fecha indeterminada del siglo XVIII, para formar el último konaki que queda en Atenas. Un tipo de mansión urbana que se volvió predominante en los dominios otomanos en Asia Menor y los Balcanes a partir del siglo XVII. El konaki se caracterizaba por disponer de al menos un patio, que favorecía la vida al aire libre, manteniendo la intimidad. En el caso de la mansión Benizelos, había dos. El septentrional, ubicado entre la casa y la calle Adrianou enlazaba con la casa mediante una stoa, o arcada, en la planta inferior, y un hayiati, o galería, en la superior.

El sachnisi

El sachnisi.

El meridional, donde se encontraba el jardín de la mansión, se caracteriza por la existencia de un sachnisi, o voladizo con ventanas. El que podemos ver en la actualidad es una réplica, basada en fotografías del siglo XIX. En este patio, al que se accede mediante un pasaje abovedado, también se han encontrado restos de una prensa de aceite, probablemente del siglo XVI, y una cisterna.

El orta sofa

El orta sofa.

En la planta superior, o anoi,  encontraremos el orta sofa, que era el salón central de reuniones de la casa. Un lugar donde se aprecia perfectamente el modo en que las costumbres otomanas fueron calando en las élites de origen griego. La disposición de las estancias, la separación entre sexos o el consumo de productos como el café o el tabaco, por citar unas cuantas. La influencia fue recíproca y, por ejemplo, la cocina tradicional griega acabó influyendo en la turca. Los griegos también formaron durante siglos la élite burocrática del imperio, aunque en la pequeña ciudad de provincias que fue Atenas durante varios siglos esta faceta fue poco relevante.

Durante la restauración

Durante la restauración.

En cualquier caso, los archontoloi atenienses vieron cómo su posición iba deteriorándose lentamente. Aunque la ciudad mantenía cierto grado de autonomía y, al menos teóricamente, era gobernada por un consejo de kodjabashis, o notables cristianos, en realidad cada vez tenían más poder los vaivodas nombrados por Constantinopla, como el tristemente célebre Hadji Ali Haseki. Generalmente compraban su cargo, con la idea de recuperar su inversión a base de exprimir fiscalmente a la población local. La mansión Benizelos no fue ajena a esta dinámica. Utilizada como taberna, dividida en varias viviendas y, finalmente, abandonada en la década de 1960, cuando en 1972 fue expropiada por el Ministerio de Cultura griego, su estado era deplorable.

Fachada principal

Fachada principal.

Aún debería pasar por diversos avatares hasta que, en 1999, fue cedida a la archidiócesis de Atenas. En 2008 comenzaría una excavación arqueológica, previa a la restauración del edificio. Este abrió sus puertas en 2017, convertido en un museo que permite apreciar un tipo de edificio único en Atenas y del que apenas queda un puñado en el sur de la moderna Grecia. Sin ser rival para el impresionante legado clásico de Atenas, la mansión Benizelos nos permitirá conocer una larga etapa de la evolución de Atenas, durante el prolongado paréntesis entre el ocaso del mundo romano y el nacimiento de la moderna capital griega.

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Para ampliar la información.

La Wikipedia tiene una entrada sobre la mansión: https://es.wikipedia.org/wiki/Mansi%C3%B3n_Benizelos.

En inglés, la web oficial del edificio y su museo está en https://archontiko-mpenizelon.gr/en/.

Si te interesa conocer más edificios de Atenas durante el periodo otomano, puedes visitar https://www.rahhalah.com/forgotten-trails-of-ottoman-era-in-athens/.

En https://apps.lib.umich.edu/online-exhibits/exhibits/show/200th-anniversary-greek-war/all-the-sultans podrás explorar la compleja relación entre el Imperio Otomano y «sus griegos».