Avistamos Parga pasadas las seis de la mañana, cuando el sol todavía intentaba salir sobre las montañas del Epiro. Frente a la proa de Le Lyrial, entre la oscura vegetación, destacaba una pequeña aglomeración de casas multicolores. Al oeste de Parga, el antiguo castillo veneciano apenas era distinguible entre los pinos que han crecido en su recinto. Por contra, unos tres kilómetros mas al oeste, podíamos ver una fortaleza erguida en lo alto de un monte, dominando el paisaje. Anthoussa fue mandada edificar por Alí Pasha en 1814, cuando Parga estaba ocupada por los franceses, con la intención de intimidar a los habitantes de la única ciudad del Epiro que escapaba a su control.
Le Lyrial fondeó en una bahía frente a Parga, al otro lado del islote de Panagia. Tras desayunar tranquilamente en cubierta, disfrutando de la espléndida vista, desembarcamos a las 8:30. Nuestra primera visita era el castillo. Después de dar un paseo por la parte occidental del pequeño puerto, nos adentramos en el laberinto de callejuelas buscando una que nos llevara a la puerta de la fortaleza veneciana. No fue difícil encontrar el camino. Bastaba con ir siempre cuesta arriba.
A pesar de subir con calma, llegamos frente a la puerta del castillo sobre las nueve. Todavía estaba cerrada. Mientras esperábamos la apertura, dimos un paseo por la zona. Desde la parte alta de la ciudad había una espléndida vista de la costa, con la playa de Valtos en primer término. La playa mas famosa de Parga se ubica en una amplia bahía, flanqueada al oeste por el cabo Ákra Keladió y al este por la roca sobre la que se asienta la fortaleza. Debido a la hora tan temprana, Valtos estaba casi desierta, pero la gran cantidad de sombrillas y tumbonas que ocupan buena parte de su superficie son seña de su popularidad. También aprovechamos para tomar un magnífico café en la terraza de Brazilian Green Cup, un acogedor local en uno de los callejones próximos al castillo.
La dueña del café nos comentó que solían abrir el castillo sobre las 9:30. Decidimos añadir diez minutos de margen, a pesar de lo cual cuando llegamos éste seguía cerrado. Una docena de personas esperaban su apertura junto a la puerta. Nos entretuvimos disfrutando del panorama sobre el puerto de Parga, en el cual se apreciaba una actividad frenética. En el muelle donde habíamos desembarcado apenas una hora antes, se amontonaban varias embarcaciones. Algunas eran semejantes a las típicas golondrinas que podemos ver en muchos puertos españoles. Por contra, otras aparentaban ser barcos de pesca reconvertidos. Todas tenían en común sus cubiertas abarrotadas de gente. Se trataba de los barcos que llevan a los bañistas a las populares playas de Parga, desde la cercana Valtos hasta las mas alejadas Lichnos y Sarakiniko. Parga parecía estar despertando de su letargo matinal.
Finalmente, con quince minutos de retraso, abrieron la verja de entrada. Tras superar las dos puertas del castillo, flanqueadas por carteles advirtiendo al visitante de los peligros del lugar y dejando claro que entraba bajo su propia responsabilidad, llegamos a una amplia explanada, desde la que se contemplaba una magnífica vista de la costa hacia el sur. Mas allá del islote de Panagia fondeaba Le Lyrial. El panorama se extendía hasta las islas de Paxos y Antipaxos, difuminadas en la bruma. La tranquilidad de la escena contrastaba con la agitación que habíamos visto en el puerto unos minutos antes.
La explanada estaba completamente cubierta por la sombra de un bosque de pinos, que ha ocupado gran parte del recinto del castillo. En un edificio, con aspecto de antiguos barracones reconstruidos, había un café y una pequeña tienda de recuerdos. Lo dejamos atrás, mientras nos dirigíamos hacia el oeste, siguiendo los restos de la muralla exterior. El estado de la fortaleza es bastante precario, con muchos muros derruidos y la vegetación adueñándose lentamente de los que quedan en pie. A corto plazo, el escenario era realmente hermoso. Parecía sacado de un grabado del Romanticismo. A la larga, no creo que las ruinas puedan soportar muchos mas años en esas condiciones.
Tras pasar un buen rato explorando el corazón de la fortaleza, emprendí el regreso. Encontré otro camino, que resultó ser el antiguo acceso principal a la parte alta del castillo. Era una calzada ancha y empedrada, que descendía zigzagueando entre los muros interiores. Pero precisamente esas piedras eran el problema. Siglos de uso habían pulido su superficie, volviéndolas peligrosamente resbaladizas. Al final, tuve que descender con sumo cuidado, buscando los lugares en los que no había piedras o éstas estaban cubiertas de tierra. Creo que hubiera sido mejor hacer el recorrido en sentido contrario, ascendiendo por la calzada, que comienza cerca del café del castillo, y regresando por el sendero que bordea la muralla por el oeste. En cualquier caso, la visita a la fortaleza fue con diferencia lo mejor del día. La belleza del lugar, sus magníficas vistas, la tranquilidad del entorno y la sombra de su tupido bosque se conjugaron para crear una experiencia muy agradable.
Regresamos al puerto y decidimos que era buen momento para darnos un refrescante chapuzón, antes de seguir la visita. Parga tiene dos playas integradas dentro de su casco urbano. Krioneri un poco al este del puerto, frente al islote de Panagía, y Piso Krioneri todavía mas al este, en una recogida cala. A priori, ambas prometían, ubicadas en un entorno muy escénico, con abundantes rocas e islotes. Pero ninguna nos convenció. Puede que influyera nuestra mas reciente experiencia, en las tranquilas e inmaculadas calas de Hydra e Ítaca. Las playas de Parga, además de masificadas, nos dieron la sensación de no tener las aguas limpias y cristalinas a las que Grecia nos tiene acostumbrados. Al final, no nos bañamos. Por contra, acabamos subiendo a un semisumergible que, saliendo del único muelle de Parga, hacía un recorrido entorno al islote de Panagía y las rocas adyacentes. El recorrido nos dejó un sabor agridulce. Fue entretenido, pero ni los fondos marinos, ni la fauna, ni la transparencia del agua nos parecieron excepcionales.
La última lancha de Le Lyrial zarpaba a las 14:30, por lo que el tiempo se nos estaba agotando. Aunque, para ser sinceros, también se agotaban las posibilidades de Parga. Decidimos dar una vuelta por el interior, encaminándonos a Agios Nikolaos, su iglesia principal. Que resultó ser un edificio sin mayor interés. Callejeando de regreso al puerto, nos dimos de bruces con Paragaea Old Olive Oil Factory. El lugar es una antigua almazara, reconvertida en una mezcla de museo, tienda y restaurante. El museo, aunque pequeño, era bastante atractivo, con una buena colección de maquinaria antigua en perfecto estado de conservación. Nos ofrecieron la posibilidad de unirnos a una visita guiada, que aparentaba ser muy interesante, pero ya no nos quedaba tiempo disponible.
Zarpamos a las tres de la tarde, rumbo a Kotor. Teníamos por delante una tarde entera de navegación por el canal de Corfú, que ya habíamos recorrido en sentido contrario un par de años atrás. Por una vez, Le Lyrial debía hacer una travesía relativamente larga, superior a los 400 kilómetros, hasta llegar a su siguiente escala. Además, nos anunciaron una breve parada, aparentemente por motivos burocráticos, en Igumenitsa, el principal puerto del oeste de Grecia. En consecuencia, en vez de navegar con la parsimonia a la que nos tenía acostumbrados, Le Lyrial se alejó de Parga a una velocidad de crucero de 13 nudos. Nos despedimos de Parga frente a Ákra Keladió. En lo alto del cabo, la solitaria torre del monasterio de Vlacherna sobresalía entre las copas de los pinos. Mas allá, la fortaleza de Anthoussa dominaba el paisaje, como si quisiera recordarnos por última vez la agitada historia de Parga. La pequeña ciudad que pasó siglos resistiendo los embates del Imperio Otomano, para acabar siendo traicionada y vendida, contra la voluntad de sus habitantes, a uno de los déspotas mas crueles de su época.
La web 101 lugares increíbles tiene un artículo sobre Parga: https://101lugaresincreibles.com/2013/02/un-pueblo-congelado-en-el-tiempo-en-grecia-parga.html.
El blog Escapes por el mundo tiene una entrada sobre la ciudad: http://escapesporelmundo.com.ve/parga-magia-la-costa-jonica/.
También hay algo de información en miviaje: https://miviaje.com/parga-en-grecia-pintoresca-colorida/.
En inglés, el blog Cherrylynn tiene una enorme galería fotográfica: https://cherrylsblog.com/2017/10/29/parga-greece-epirus-preveza-travel-greek/.
Muy recomendable visitar PargaPortal: http://www.pargaportal.com.
En la interesante web Kastrologos hay una entrada sobre el castillo de Parga (https://www.kastra.eu/castleen.php?kastro=parga) y otra sobre el de Anthoussa (https://www.kastra.eu/castleen.php?kastro=anthousa).