Quizá el principal motivo del desconocimiento de Aldeyjarfoss sea su ubicación. A pesar de estar a tan solo 41 kilómetros de la Ring Road, obliga a recorrer hasta el final la carretera 842, en realidad una pista de tierra. Una vez se llega a las inmediaciones de la granja de Mýri, todavía tendremos que superar los últimos 3.600 metros, por la F26, hasta llegar al aparcamiento. Que el último tramo sea por una pista con categoría F implica que, al menos legalmente, si se quiere llegar en coche sea obligatorio que éste tenga tracción a las cuatro ruedas. Aunque, en verano y con tiempo seco, en realidad no presenta ninguna complicación especial y, con precaución y siendo conscientes de que el vehículo no estará cubierto por el seguro, se podría recorrer con un coche normal. Otra opción es aparcar junto a la granja y recorrer los últimos cuatro kilómetros andando.
Llegamos a Aldeyjarfoss prácticamente al mediodía de una jornada de finales de julio, fría, gris y lluviosa, que añadía una dosis de dureza a un entorno que, por sí mismo, ya resultaba áspero. La niebla impedía ver las cumbres de las montañas cercanas, dejando nuestro universo reducido a una estrecha franja verde y gris. Desde el aparcamiento, un sendero de 300 metros nos llevó hasta la explanada de roca frente al salto de agua. Durante el descenso, pasamos cerca de la gran curva que realiza el Skjálfandafljót, aguas abajo de la cascada, buscando el camino hacia el norte. De alguna manera, sus aguas color turquesa suavizaban el paisaje.
En unos minutos estábamos frente a Aldeyjarfoss. La cascada, de apenas 20 metros de altura, se despeñaba en una hermosa poza, enmarcada por columnas basálticas. No era un gran salto, pero el entorno era de una belleza tan arrebatadora como salvaje. Al contrario que en la vecina Goðafoss, aquí no había barandillas, ni rampas de hormigón, ni gente. Tan solo la feroz naturaleza de Islandia en estado puro. Había cargado con el trípode, con la idea de hacer una foto de larga exposición. Me costó varios intentos lograr una que, sin ser excepcional, al menos me pareciera satisfactoria.
El plan inicial era recorrer el borde sur de la poza, intentando acercarnos a la cascada. Pero el día no hacía más que empeorar. La niebla estaba cada vez más baja, el viento soplaba cada vez con más fuerza y el frío iba calándonos los huesos. Cuando comenzó a llover, decidimos que era el momento de desandar el camino rumbo al coche. Justo a tiempo pues, según subíamos el fuerte repecho, la lluvia se convirtió en un breve pero intenso aguacero.
Al regresar a la F26, no pude evitar detenerme durante unos instantes. A mi izquierda la pista, completamente encharcada y flanqueada por dos señales de peligro, desaparecía entre la niebla. Sabía que 200 kilómetros al suroeste, recorriendo la carretera de montaña más larga de Islandia, estaba el Highland Centre de Hrauneyjar, donde habíamos dormido cuatro días atrás. Para evitar tener que recorrer Sprengisandsleið, el nombre con el que se conoce la F26, habíamos dado un largo rodeo, de casi 500 kilómetros, por la carretera de Kjölur y la Ring Road. Aquel día, no teníamos más opción que girar a la derecha, camino de Mýri, pero en aquel momento comenzó a fraguarse nuestro viaje del verano siguiente.
Unos minutos después, llegábamos al final de la F26, donde tuvimos que abrir (y volver a cerrar) la verja para el ganado que bloqueaba la pista. Desde allí, la carretera 842 seguía descendiendo, por la orilla izquierda del Skjálfandafljót, camino de la Ring Road y la Islandia más civilizada. La breve excursión, justo hasta el límite de las Tierras Altas, apenas había durado dos horas y media, pero nos había trasladado de vuelta a una Islandia distinta, mucho más salvaje y primigenia, apartada de las rutas más trilladas. Una parte de Islandia que, desde el primer día que la conocí, me había cautivado sin remedio.
If you see this after your page is loaded completely, leafletJS files are missing.
En https://depuertoenpuerto.com/doce-dias-en-islandia/ se puede ver el itinerario completo de nuestro viaje alrededor de Islandia en el verano de 2020.
Regresamos a Aldeyjarfoss un año más tarde, al final de un día radicalmente distinto. La entrada está en https://depuertoenpuerto.com/regreso-a-aldeyjarfoss/.
En inglés, hay un largo artículo en Guide to Iceland: https://guidetoiceland.is/connect-with-locals/regina/the-extraordinary-aldeyjarfoss-waterfall-in-north-iceland-in-beautiful-basalt-column-settings-2.
Más breve, pero también interesante, la reseña en arctic adventures: https://adventures.is/iceland/attractions/aldeyjarfoss/.
Quien quiera profundizar en las posibilidades fotográficas de la cascada, puede ver el video de Mads Peter Iversen en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=35MxTUc4yzM.
Que pasada de cascadas! Preciosas!
Muchas gracias por compartir.
Gracias Joshua. Aldeyjarfoss es una de las cascadas más sugerentes que he conocido en Islandia. Además no es muy famosa, lo que la hace todavía más atractiva.