La excursión comenzó con una visita al mirador situado en la ladera meridional de la colina del Nido del Águila. Era evidente que el lugar, situado relativamente cerca del puerto, había pasado por mejores momentos. Cuando llegamos, las vallas y carteles nos hicieron pensar que sus deterioradas instalaciones estaban en proceso de reforma. No era así. Simplemente intentaban impedir que algún despistado acabase sufriendo un accidente. En cualquier caso, a pesar de lo decrépito del lugar, la vista era interesante. Desde sus 121 metros de altura, se divisaba de extremo a extremo el Cuerno de Oro, nombre que recibe el magnífico puerto natural de Vladivostok. Frente al mirador, la moderna silueta del puente Zolotoy, cuyos esbeltos pilares se desvanecían entre la capa de nubes bajas que cubrían la ciudad, dominaba el panorama. El puente, con un arco central de 737 metros, fue inaugurado en 2012, justo a tiempo para el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, que ese año se celebraba en Vladivostok.
La siguiente «visita» fue precisamente un recorrido sobre el puente. El autobús se limitó a cruzarlo y, sin detenerse en la otra orilla, hacer un cambio de sentido y regresar. Un trayecto al que, sinceramente, no vi mucho sentido. Más aún teniendo en cuenta que, a la vuelta, nos metimos de lleno en uno de los atascos que parecían formar parte del paisaje de la ciudad. Aunque el embotellamiento acabó teniendo su interés. Era curioso comprobar los malabares que hacían los rusos mientras conducían. Prácticamente todos iban hablando por teléfono, por supuesto sin manos libres. Muchos, además, fumaban. No contentos con esto, algunos añadían una dificultad adicional, comendo un bocadillo o bebiendo un refresco. Por supuesto, todo a la vez. Para añadir caos a la situación, más de la mitad de los coches llevaban el volante en el lado «equivocado». Según parece, en Vladivostok es bastante común importar coches de segunda mano de Japón, donde se conduce por la izquierda.
El Museo de la Fortaleza de Vladivostok.
El Museo de Historia del Lejano Este.
Con la visita al segundo museo, había terminado la excursión. Pero, antes de regresar al puerto, nos dieron media hora libre, que aprovechamos para da un corto paseo por Almirante Fokin, una bonita y tranquila calle peatonal flanqueada por edificios de época. El paseo, además de ser agradable, despejó nuestras dudas sobre si, una vez terminada la excursión organizada, regresaríamos al barco o intentaríamos seguir recorriendo la ciudad por nuestra cuenta.
El blog CómoyViajo tiene una entrada interesante sobre la ciudad: https://www.comoyviajo.com/ciudad/vladivostok-rusia/.
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-extremo-oriente/ se puede ver el itinerario completo de nuestro viaje por Extremo Oriente.
En inglés, muy recomendable la web Discover Vladivostok: https://vladivostok.travel/en/.
En Heart My Backpack, Silvia nos describe su visita en invierno: https://www.heartmybackpack.com/russia/things-to-do-in-vladivostok/.
The Blog of Dimi tiene una larga entrada con cosas que ver en el centro de la ciudad: https://theblogofdimi.com/what-see-central-vladivostok/.
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