La pequeña localidad de Garður, situada cerca del extremo noroccidental de Reykjanes, entró en la historia en los primeros tiempos del landnámsöld, cuando Ingólfur Arnarson entregó a su primo Steinunn gamla este sector de la península más sudoccidental de Islandia. A pesar de lo cual Garður, como la práctica totalidad de las poblaciones de la isla, carece de vestigios históricos. Su lugar más destacado es Garðskagi, donde encontraremos dos faros, antiguamente fundamentales para la navegación en la amplia bahía de Faxaflói.

Era nuestro último día completo en Islandia. Tras la intensa jornada entre Reykholt y Garður, nos habíamos levantado relativamente tarde. En realidad, tan solo teníamos un objetivo para todo el día: visitar nuevamente el volcán, del que apenas nos separaban 28 kilómetros en línea recta. Pero la erupción de Geldingadalir se había vuelto cíclica, alternando las fases eruptivas con otras de relativa calma, en periodos que oscilaban entre las 36 y las 48 horas. Consultando el gráfico de tremores, pudimos comprobar que estábamos en la parte baja del ciclo. No tenía sentido ir al volcán en esas condiciones. Para hacer tiempo, decidimos pasar al plan B, consistente en recorrer tranquilamente la zona de Garðskagi.

El faro viejo de Garðskagi

El faro viejo de Garðskagi.

Comenzamos dando un paseo hasta el faro antiguo. Éste se ubica frente a uno de los puntos más peligrosos para la navegación en toda la costa de Islandia. Los barcos que se aproximan a Reikiavik desde el sur (que son la mayor parte), tienen que rodear Garðskagi. Con marea alta, el antiguo faro parece estar en la misma línea de costa. Pero cuando llega la bajamar, los escollos llegan a ser visibles 1.500 metros mar adentro. Tan solo en el siglo XX, naufragaron unos 40 buques en las inmediaciones. Dicen que, con marea baja, aún es posible ver piezas de los barcos naufragados, varadas en los bancos de arena que rodean los escollos.

El primer faro de Garðskagi fue construido en 1897. Es simultáneamente tanto el segundo faro como el segundo edificio de hormigón más antiguo de Islandia. Apenas tiene 11 metros de altura. Lo cual era un ventaja en días de niebla, pues su haz solía quedar por debajo de ésta. En cambio, podía llegar a quedar oculto tras las olas en caso de temporal. Temporales que también iban socavando lentamente sus cimientos, amenazando la estabilidad del edificio.

El nuevo faro de Garðskagi

El nuevo faro de Garðskagi.

Aquel faro fue sustituido en 1944 por otro, de 28 metros de altura, construido tierra adentro. El nuevo faro, también de hormigón, es actualmente el más alto de Islandia. Es posible visitarlo, pero hay que concertar previamente la cita. El viejo edificio fue utilizado durante un tiempo como observatorio de aves. Posteriormente, sus cimientos fueron consolidados y en la actualidad se puede alquilar para celebrar eventos.

Hólmsteinn GK 20

Hólmsteinn GK 20.

Junto al nuevo faro encontraremos uno más de los numerosos barcos varados en tierra a los que tan aficionados son en Islandia. En este caso, el Hólmsteinn GK 20, un antiguo barco de pesca. Fue botado el año 1946 en Hafnarfjörður y bautizado como Hafdís GK. Recibió su nombre actual en 1958, estando operativo hasta 2007. Durante todos estos años, tuvo su base en el cercano puerto de Sandgerðishöfn.

Museo de Garðskagi

Museo de Garðskagi.

Terminamos nuestro recorrido por la zona en el museo de Garðskagi. Cuando llegamos a sus puertas, estaba cerrado. Según nos dijo una chica, estaban preparándolo para una festividad local, que se celebraría en un par de días. Nos íbamos a marchar cuando, en uno de esos gestos de amabilidad tan característicos de Islandia, la misma chica nos dijo que, si no nos importaba que hubiera unos electricistas trabajando en el interior, podíamos visitarlo. Además, se negó a cobrarnos la entrada.

Colección de motores

Colección de motores.

El museo es una curiosa mezcla entre museo marítimo y etnográfico. Contiene objetos de lo más variopintos, repartidos por una nave diáfana. Lo más notable del lugar es su colección de motores marítimos. Contiene más de 60, en su mayor parte operativos. Forman parte de la colección de Guðni Ingimundarson, el último farero de Garðskagaviti, que se encargó personalmente de su restauración.

Pesquero en temporal

Pesquero en temporal.

También es posible ver alguna pequeña embarcación, fotografías antiguas, maquetas de barcos, varios aparatos de radio analógicos y hasta un viejo tractor. En general, es una buena forma de ver cómo ha evolucionado la pesca en Islandia durante los últimos años, así como lo dura que resultaba la vida en estas latitudes hasta tiempos bastante recientes.

Caballos islandeses

Caballos islandeses.

Pasamos casi dos horas recorriendo Garðskagi y sus inmediaciones. Aunque ya conocíamos la zona, fue una visita muy agradable. Estábamos prácticamente solos y, aunque una gruesa capa de nubes bajas cubría el cielo, ni llovía ni hacía viento. Pero continuamente consultábamos el gráfico de los tremores en Geldingadalir. En cuanto éstos dieron la más mínima señal de incrementarse, salimos corriendo hacia el volcán.

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Para ampliar la información:
En https://depuertoenpuerto.com/dieciseis-dias-en-islandia/ encontrarás todo nuestro itinerario de 16 días por Islandia.

En inglés, Iceland Travel Guide tiene un artículo sobre la zona: https://icelandtravelguide.is/locations/gardskagi-lighthouse/.

En https://www.gardskagi.com/ podemos encontrar la página «oficial» de Garðskagi.

La web https://www.sagatrail.is/en/museums/gardskagi-museum/ tiene información sobre el museo.

Nos alojamos en el Lighthouse Inn. Su página web está en https://www.lighthouseinn.is/.