Ya habíamos recorrido tranquilamente el sestiere durante nuestra estancia en Venecia en el verano de 2018. Pero entonces estuvimos durmiendo en Murano y Castello tan solo había sido el destino de un largo paseo. Esta vez, habíamos elegido el hotel Bucintoro, junto al Museo Naval, para pasar nuestras tres primeras noches en Venecia. La situación era justo la contraria. Tendríamos que atravesar Castello para ir y venir de nuestras excursiones. Lo cual nos daba la ventaja de poder explorar caminos diversos, perdiéndonos entre sus callejuelas. Para mí, la mejor forma de conocer Venecia.
Por la mañana, nuestro errático paseo hacia Fondamente Nove nos acabó llevando al Rio de S. Lorenzo. Desde su fondamenta, podíamos ver la iglesia ortodoxa de San Giorgio dei Greci, con su campanario inclinado sobre el canal. No conocíamos la iglesia y nos habían comentado que tiene una interesante colección de iconos. Pero teníamos un plan bastante concreto, recorriendo parte del norte de la laguna veneciana. No queríamos comenzar el día dispersándonos.
Tampoco nos detuvimos en Santa Maria Formosa, en este caso por encontrarnos su puerta cerrada. Es una iglesia renacentista, construida en 1492 según los diseños de Mauro Codussi, aunque sus dos fachadas fueron levantadas posteriormente, siendo barroca la que da a la plaza y renacentista la del costado de la fondamenta. El templo, conocido oficialmente como Iglesia de la Purificación de María, se asentaría en el solar de otro, del siglo VII, que según la tradición fue una de las ocho iglesias fundadas por San Magno de Oderzo.
En el norte de la laguna veneciana.
La Scuola Grande di San Marco.
En el camino hacia nuestro siguiente destino, acabamos pasando cerca de uno de esos lugares de Venecia que su fama hace casi imposible visitar: la librería Acqua Alta. Íbamos con prisa y ni intentamos acceder. Nos conformamos con fotografiar la góndola que hay en su parte trasera, un fiel reflejo de cómo eran éstas antes de la llegada del turismo. Su principal diferencia era el felze, que servía tanto para refugiarse de las inclemencias atmosféricas como para prestar intimidad a sus ocupantes.
La iglesia de San Zacarías.
Tras visitar San Zacarías, decidimos abandonar brevemente Castello para visitar nuestro restaurante favorito de Venecia, la Trattoria ai Cacciatori, en Giudecca. Además de cenar estupendamente, disfrutamos tanto de las espléndidas vistas desde el vaporetto como de un hermoso atardecer desde la terraza del restaurante. Tras la cena, estábamos demasiado cansados como para hacer mucho más que cruzar en vaporetto el canal de Giudecca y la cuenca de San Marco, para ir directamente a dormir al hotel coincidiendo con las últimas luces del ocaso, que nos regalaron una estupenda vista de la Punta de la Aduana y Santa Maria della Salute.
Al día siguiente, despertamos por última vez en el hotel Bucintoro. Habíamos decidido mudarnos a otro hotel junto al Gran Canal, en las inmediaciones de Ca’ d’Oro. Antes de dejar la habitación, nos despedimos de las espléndidas visitas que habíamos tenido el privilegio de disfrutar durante nuestra breve estancia en Castello. El Bucintoro nos dejó muy buenos recuerdos y, sin duda, volveremos a elegirlo para alojarnos en algún futuro viaje a Venecia.
El día era perfecto, con el cielo cubierto por un tenue manto de nubes, que tamizaba la dura luz solar de la jornada anterior. Además, Venecia parecía estar aun mas vacía que el día previo. Hasta tal punto, que estuvimos completamente solos en el puente de la Paja, frente al célebre puente de los Suspiros, en el límite entre los sestiere de Castello y San Marco, normalmente uno de los lugares más atestados de Venecia.
Nuestro principal objetivo del día era el arsenal de Venecia. Pero no teníamos prisa. Antes, queríamos perdernos nuevamente por los estrechos callejones de Castello. Poco después de las nueve y media, nos dimos nuevamente de bruces con Acqua Alta. Su puerta, abierta de par en par, fue un reclamo demasiado fuerte. Dentro, tan solo nos encontramos con un par de gatos, tumbados indolentemente sobre los caóticos montones de libros. Llevaba mucho tiempo sin perderme entre los estantes de una librería. Es uno de los placeres que he perdido con la llegada de internet. Podía haberme pasado todo el día rebuscando entre los libros nuevos y usados de Acqua Alta, pero teníamos que seguir nuestro camino. Acabé comprando un ejemplar de The Venetian Empire, una curiosa mezcla entre libro de historia y crónica de viajes, y reanudamos la ruta.
Seguimos callejeando sin derrotero fijo. Sin pretenderlo, acabamos llegando a Fondamente Nove cerca del embarcadero de Ospedale. Era evidente que, en algún lugar, habíamos acabado derivando en exceso hacia el norte. Pero no nos importó. De camino, pudimos disfrutar de una Venecia tranquila y recóndita, tan solo transitada por sus auténticos habitantes. Tras corregir el rumbo, nos dirigimos decididamente hacia el este, camino de San Francisco de la Viña. El desvío nos sirvió para pasar nuevamente frente a la espléndida fachada de la Scuola Grande di San Marco.
San Francisco de la Viña.
Estábamos muy cerca de nuestro objetivo principal del día, pero aun dimos un último rodeo, por el campello della Fraternitá, para contemplar las vistas sobre el rio de San Francesco della Vigna. A continuación, comenzaron nuestros intentos de acceder al escurridizo arsenal de Venecia.
En el Arsenal de Venecia.
El recorrido por el antiguo corazón de la Serenissima terminó en el ponte dei Pensieri, a 900 metros del hotel. Había pocas posibilidades de perderse, en una zona de Castello que conocíamos de sobra. Antes de reincorporarnos a la vía Giuseppe Garibaldi y la Venecia más turística, dimos un breve rodeo hasta el Canale di San Pietro. A continuación, pudimos despedirnos del Castello mas auténtico desde la fondamenta S. Gioacchin, donde la ropa tendida sobre el rio S. Gerolamo colgaba frente a uno de los viejos torreones de la muralla del arsenal. La viva imagen de una Venecia que, lentamente, va desvaneciéndose en el tiempo.
La entrada sobre nuestra anterior visita al sestiere está en https://depuertoenpuerto.com/castello-al-este-de-venecia/.
La web Venecísima tiene un artículo sobre Castello (https://www.venecisima.com/post/de-paseo-por-venecia-castello-en-3d) y otro con vínculos a entradas sobre sus iglesias (https://www.venecisima.com/post/todas-las-iglesias-chiese-de-castello-32).
Mas breve, pero también interesante, el post de Venecia en Invierno: https://veneziaeninvierno.com/2019/07/08/el-sestiere-de-castello/.
En Rodando por el Mundo hay una buena galería fotográfica del sestiere: https://www.rodandoporelmundo.com/de-paseo-por-venecia-castello/.
En inglés, la página oficial de turismo Venezia Unica describe un posible recorrido por el barrio: https://www.veneziaunica.it/en/content/castello-district.
No conocía el barrio por ese nombre, pero como tú dices es realmente espectacular.
Muchas gracias por compartir estos lugares.
Todos los barrios de Venecia son espectaculares. Gracias a ti por comentar.