La distancia por mar entre Djúpivogur, en los Fiordos del Este, y Vestmannaeyjabær, en las islas Vestman, es de aproximadamente 206 millas náuticas. En kilómetros, unos 383. Un recorrido frente a la costa meridional de Islandia que nos permitiría disfrutar de una perspectiva poco habitual de lugares como Eystrahorn, Vestrahorn, la impresionante sucesión de glaciares que se extiende al sur del Vatnajökull, o Dyrhólaey. Al menos, esa era la teoría.

La realidad no tardó en golpearnos con toda su crudeza. Zarpamos de Djúpivogur a las seis de una tarde increíblemente plomiza. Una densa niebla flotaba apenas unos metros por encima de la superficie del mar, ocultando completamente el paisaje. Por una vez, eché en falta uno de los vendavales, tan habituales en Islandia, que pudiera arrastrar aquellas nubes. No hubo suerte. Pasamos lo que quedaba de tarde rodeados por un muro grisáceo, con nuestro mundo reducido a un estrecho círculo, alrededor del SH Vega.

Al día siguiente, la situación no era mucho mejor. Cuando, poco después de las siete, salí por primera vez a cubierta, nuestro círculo era algo más amplio, pero no lo suficiente como para poder contemplar la costa. Al menos, el día tendía a abrir, aunque fuera muy lentamente.

Hjörleifshöfði entre la niebla

Hjörleifshöfði entre la niebla.

A las ocho, estábamos frente a Kötlutangi. Un lugar que, desde la erupción del Katla de 1918, es el más meridional de Islandia. Aunque la incesante erosión de sus playas amenace con devolverlo a la segunda posición. Entre la bruma, podía adivinar una gran mole de roca. Tan solo podía ser Hjörleifshöfði, uno de los inselbergs que salpican la costa meridional de Islandia. En este caso, con cierta importancia histórica, pues fue el hogar de Hjörleifur Hróðmarsson, el cuñado del fundador de Reikiavik. Hjörleifur sería asesinado por sus esclavos irlandeses, que posteriormente buscaron refugio en las islas Vestman. Sin demasiado éxito, pues acabarían muriendo a manos de Ingólfur Arnarson. Desde entonces, el archipiélago es conocido como las islas «de los Hombres del Oeste».

Navegando frente a Háey

Navegando frente a Háey.

Una hora más tarde, navegábamos frente a otro inselberg, en este caso fácilmente reconocible. Lo coronaba Dyrhólaeyjarviti, el faro más meridional de Islandia. La bruma seguía complicando la visibilidad, haciendo difícil diferenciar el rosario de islotes que se reparte por la costa, frente a la mole de Háey. Además de ocultar completamente el impresionante telón de fondo, normalmente formado por la blanca silueta del Mýrdalsjökull. El glaciar que se asienta sobre la caldera del Katla.

Reynisdrangar desde el mar

Reynisdrangar desde el mar.

En cambio, hacia el nordeste, podíamos distinguir perfectamente Reynisdrangar. Un grupo de agujas volcánicas, que se eleva 43 metros sobre las olas y cuya silueta, vista desde la cercana Reynisfjara, compone una de las estampas más reconocibles de Islandia. Como no podía ser de otra forma en el país de las sagas, las rocas tienen su propia leyenda. En este caso, asociada a un grupo de troles que, haciendo honor a la más ancestral de sus tradiciones, se dejó sorprender a cielo abierto por el amanecer.

Volando sobre el SH Vega

Volando sobre el SH Vega.

Seguimos navegando hacia el oeste, mientras las nubes jugaban con el horizonte. A veces, parecían a punto de abrir, dejándonos atisbar un tímido sol, para volverse a cerrar unos minutos más tarde, frustrando nuestras esperanzas. En cualquier caso, no había tiempo para aburrirse. La cantidad de aves que revoloteaba alrededor del barco creaba incontables oportunidades fotográficas.

Las Vestman en el horizonte

Las Vestman en el horizonte.

Poco después de las diez y media, comenzó a dibujarse otra masa de roca entre la bruma. Pero esta vez no era un inselberg. Se trataba de Elliðaey, la más oriental de las islas Vestman. En apenas unos minutos, una isla mucho mayor dominaba una porción creciente del horizonte. Era Heimaey, la mayor del archipiélago y la única permanentemente habitada. Nos acercábamos a nuestro destino.

Al sur de Heimaey

Al sur de Heimaey.

Entonces, comenzó a levantar la niebla, permitiéndonos contemplar buena parte del rosario de islas, islotes y escollos que forma el archipiélago de Vestman. Heimaey, la mayor de todas, tiene una superficie de 13,4 km². La segunda es Surtsey, una isla nacida el 14 de noviembre de 1963 y que actualmente cubre 1,4 km². Aunque en 1967, cuando finalizó la erupción que dio origen a la isla, su extensión era de 2,7 km². Hay otras 9 islas, con una superficie de entre 2 y 45 hectáreas, y una constelación de rocas y escollos. Alguno de los cuales apenas logra sobresalir por encima de las olas.

Heimaey entre las nubes

Heimaey entre las nubes.

Según nos aproximábamos a Heimaey, la niebla seguía levantando, aunque todavía se aferraba a las cimas de la isla. Un pequeño barco salía por la bocana del puerto, enfilando hacia nuestro rumbo. Se trataba del Lóðsinn, el remolcador que nos acompañaría hasta atracar en Vestmannaeyjabær y en el que viajaba el práctico del puerto. Me llamó la atención una extraña estructura blanca, a los pies de los acantilados que cierran el canal del puerto por el norte. ¿Qué era aquello? No recordaba haber visto nada parecido en nuestra anterior visita a la isla.

El Herjólfur llegando a Heimaey

El Herjólfur llegando a Heimaey.

En cualquier caso, no tardamos en olvidarlo. Un barco se aproximaba desde el norte, reclamando nuestra atención. Era el Herjólfur, llegando desde el cercano puerto de Landeyjahöfn. El mismo ferry en el que habíamos viajado por primera vez a Heimaey, durante el extraño verano de la pandemia. Aquella breve navegación, en agosto de 2020, también fue la primera vez, tras meses de restricciones y cuarentenas, que lográbamos subir a un barco. Aunque fuera llevando puesta una mascarilla. Volver a ver al Herjólfur me trajo una extraña mezcla de recuerdos, dulces y amargos.

Lóðsinn

Lóðsinn.

A las once y media, el Lóðsinn abarloaba en nuestro costado de estribor. Apenas había oleaje. La superficie del mar tan solo estaba perturbada por nuestra estela y la del remolcador. El práctico no tuvo el menor problema en saltar al SH Vega, tras lo cual reanudamos la marcha, escoltados por el Lóðsinn, que navegaba a nuestra popa.

Los volcanes de Heimaey

Los volcanes de Heimaey.

Cada vez estábamos más cerca de Heimaey. Un par de volcanes dominaban la silueta de la isla. A la izquierda, algo más alejado, el Helgafell. Un nombre que se traduciría del noruego antiguo como «Montaña Sagrada» y que podemos encontrar en otros siete lugares de Islandia. El Helgafell de Vestmannaeyjabær es un volcán de 227 metros de altura, que actualmente se considera inactivo. Al contrario que el Eldfell (Montaña de Fuego), situado algo más cerca de nuestra posición. La erupción que lo formó, en 1973, estuvo a punto de destruir la pequeña ciudad que hoy hay a sus pies.

Bjarnarey y Elliðaey

Bjarnarey y Elliðaey.

Aunque la única isla habitada de todo el archipiélago sea Heimaey, en varias de las islas menores es posible encontrar construcciones. Quizá la más famosa sea la edificación que se encuentra en Elliðaey. El pabellón de caza, construido en 1953, suele parecer en las redes sociales como «la casa más solitaria del mundo». También es común leer que es el lugar de residencia de la cantante islandesa Björk. Algo completamente infundado. Aunque, desde nuestra posición, estaba mucho más cerca Bjarnarey y su también solitaria casa, asomando sobre sus acantilados.

Elliðaey y el Eyjafjallajökull

Elliðaey y el Eyjafjallajökull.

El día seguía mejorando y, más allá de Elliðaey y su edificio, la silueta del Eyjafjallajökull dominaba el horizonte. El volcán saltó a la fama en 2010, cuando los 250 millones de metros cúbicos de ceniza que expulsó a la atmósfera crearon el caos en los cielos de media Europa. Su nombre, que se podría traducir como «el Glaciar de la Montaña de la Isla» se debe precisamente a su proximidad a Heimaey.

Frente a la colada de 1973

Frente a la colada de 1973.

Mientras tanto, el SH Vega había llegado junto a los restos de otra erupción. A babor, podíamos ver la colada creada por el Eldfell en 1973. Además de los destrozos que causó en Vestmannaeyjabær, donde destruyó unas 400 casas, estuvo a punto de bloquear el acceso al puerto. Cuando la lava llegó al mar, en las inmediaciones de la bocana, el profesor Þorbjörn Sigurgeirsson se puso al frente de la lucha contra el volcán. La estrategia era muy sencilla: bombear agua marina sobre el frente de lava fundida. En total, se calcula que fueron arrojados 7.300.000 m³ de agua, que enfriaron la colada, ralentizando su avance.

La bocana de Vestmannaeyjabær

La bocana de Vestmannaeyjabær.

El puerto se salvó, asegurando el regreso de la población local, una vez hubo terminado la erupción. Tan solo un año más tarde, los niveles de pesca recuperaron la normalidad. En 1975 había regresado prácticamente la totalidad de la población. La entrada al puerto, aunque más estrecha y sinuosa que antes de la erupción, siguió siendo practicable. En la actualidad, Vestmannaeyjabær tiene más de 4.600 habitantes. El quinto núcleo urbano de Islandia, si excluimos Reikiavik y su periferia.

El Seabourn Ovation fondeado en Heimaey

El Seabourn Ovation fondeado en Heimaey.

Mientras tanto, habíamos averiguado qué era aquella extraña estructura junto a la entrada del puerto. En realidad era un crucero, demasiado grande para atracar en los muelles de Vestmannaeyjabær. El Seabourn Ovation, con el que ya habíamos coincidido durante nuestra escala en Djúpivogur, permanecía fondeado en una pequeña ensenada, a los pies de los acantilados de Heimaey.

Vestmannaeyjabær desde el puerto

Vestmannaeyjabær desde el puerto.

El SH Vega, con unas dimensiones más reducidas, pudo atracar cómodamente en un muelle frente a Ægisgata. En pleno centro urbano y muy cerca de Skildingarvegur, donde atraca el Herjólfur. Veinte minutos después del mediodía, habíamos llegado a nuestro destino. Al frente, más allá de los edificios de Vestmannaeyjabær, la inconfundible silueta del Eldfell dominaba el horizonte. Una vez más, la espléndida mañana nos permitió comer en cubierta, disfrutando de las vistas. A la una y media descendíamos a tierra. Comenzaba la última excursión de nuestro viaje del verano de 2023.

Travelers' Map is loading...
If you see this after your page is loaded completely, leafletJS files are missing.

Para ampliar la información.

Puedes ver un recorrido muy parecido, realizado por tierra y durante el invierno, en las entradas https://depuertoenpuerto.com/de-djupivogur-a-hnappavellir/ y https://depuertoenpuerto.com/de-hnappavellir-a-hvolsvollur/.

En https://depuertoenpuerto.com/una-excursion-a-heimaey/ encontrarás nuestra primera excursión a Heimaey.

En inglés, la web oficial de turismo del archipiélago está en https://visitwestmanislands.com.

Si vas a ir a las islas en ferry, en https://herjolfur.is/en/ está toda la información sobre sus precios y horarios.