Takamatsu comenzó a cobrar cierta importancia durante el periodo Edo, cuando se convirtió en la capital de los dominios del clan Matsudaira en la zona. Aunque, oficialmente, la ciudad fue fundada en fecha tan reciente como 1890. Ya en el siglo XX, su importancia como centro neurálgico de las comunicaciones de la isla de Shikoku la convirtió en uno de los objetivos preferentes de los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial. El más intenso se produjo el 3 de Julio de 1945, cuando 128 bombarderos destruyeron el 78% de sus edificios. Al igual que otros puertos de Japón, la actual Takamatsu es una ciudad moderna, en la que apenas quedan vestigios del pasado.

Oshima

Oshima.

Salí a cubierta en pleno amanecer, mientras el Maasdam enfilaba hacia la bocana del puerto, navegando entre las islas de Ogijima y Megijima, a estribor, y Oshima, a babor. Una difusa neblina flotaba sobre el mar, emborronando la línea del horizonte hasta hacerla desaparecer. Las islas parecían levitar etéreamente sobre un fondo gris, en el que era imposible diferenciar el agua de las nubes.

Amanecer en el puerto de Takamatsu

Amanecer en el puerto de Takamatsu.

Llegamos a puerto poco antes de las seis de la mañana, mientras el sol intentaba aparecer tímidamente sobre la bruma. La ciudad aun parecía estar sumida en su letargo nocturno. Frente a nosotros, la larga calle Chuo desaparecía a lo lejos entre los edificios. A su izquierda, los escasos restos del castillo de Takamatsu apenas asomaban entre la densa arboleda del parque Tamamo. A la derecha, más allá de los somnolientos muelles, se agrupaban unos cuantos edificios de oficinas. La ciudad no parecía gran cosa, pero en algún lugar tras los edificios se encontraba Ritsurin, uno de los mejores jardines de todo Japón.

Nada más salir del Maasdam nos dirigimos a la cercana estación de ferrocarril. Nuestra idea era ir en la linea de Kōtoku hasta la puerta norte de Ritsurin, pero perdimos el tren por un par de minutos. Acostumbrados a la frenética frecuencia del transporte público en las ciudades que habíamos visitado anteriormente, no nos habíamos preocupado demasiado por el horario. Total, en Yokohama o Kobe, si perdías un tren había otro unos minutos más tarde. Pero, como pudimos comprobar, Takamatsu era una ciudad mucho más tranquila, con unos ritmos más pausados que las grandes metrópolis de Japón. Al final, decidimos que era mejor ir a Ritsurin andando que esperar en la estación al siguiente tren.

El jardín Ritsurin.

Ritsurin Kōen se ubica a los pies del monte Shiun, en la ciudad de Takamatsu. Aunque hay constancia de la existencia de algún edificio en el siglo XV, el jardín comenzó a construirse en el 1625, bajo el auspicio de Ikoma Takatoshi, un daimio local. En 1642 otro daimio, Matsudaira Yorishige, se hizo con el control de la comarca, pero no interrumpió los trabajos de construcción.

Al regresar tuvimos más cuidado con el horario. No era lo mismo recorrer tres kilómetros bajo el tibio sol del amanecer que en pleno bochorno del mediodía. En la estación nos llevamos la segunda sorpresa del día. Ésta no era más que una plataforma elevada, con una desvencijada máquina de cobro automático junto a la entrada. La máquina, sin la más mínima indicación en inglés, no aceptaba ni Suica ni tarjetas de crédito. Cuando llegó el tren, tampoco pudimos pagar. El conductor no tenía cambio. Afortunadamente, nos dejó colarnos. Definitivamente, habíamos llegado a otro Japón, mucho más relajado y de andar por casa.

Cuando salimos del tren, un paseo atravesando el diminuto «downtown» de Takamatsu nos llevó a la entrada occidental del parque Tamamo, en cuyo interior se encuentran los restos del antaño famoso castillo de Takamatsu.

El castillo de Takamatsu.

Takamatsu-jō, también conocido como Tamamo-jō, es uno de los tres únicos mizujiro, o «grandes castillos de agua», que existen en Japón. Reciben dicha denominación por estar emplazados junto al mar y llenar sus fosos con agua salada. Fue construido entre 1588 y 1590 por el clan samurai Ikoma, que pudo retenerlo durante 54 años. 
Liminal Air – core –

Liminal Air – core –.

Finalizada la visita al castillo, habíamos completado los dos objetivos del día. Aún nos sobraba algo de tiempo antes de zarpar, pero el intenso calor y la humedad habían agotado nuestras fuerzas. Decidimos dar un breve paseo por los muelles, camino del barco. De camino, vimos una curiosa escultura llamada Liminal Air – core –, obra del escultor Shinji Ohmaki. Creados en 2010, los dos pilares componen una puerta simbólica a las islas Setouchi.

En el muelle de Takamatsu

En el muelle de Takamatsu.

Tras una ducha reparadora, pasamos lo poco que quedaba de escala disfrutando de las vistas desde cubierta. El aletargado puerto al que habíamos llegado por la mañana mostraba ahora una intensa actividad. Continuamente entraban y salían los ferrys que comunican Takamatsu con las islas vecinas. Mientras, en el otro costado, una banda de música amenizaba la tarde, acompañada de un grupo de bailarines. Finalmente, alrededor de la seis de la tarde, el Maasdam soltó amarras y zarpó rumbo a Kōchi, en medio de un sereno atardecer.

Zarpando de Takamatsu

Zarpando de Takamatsu.

Takamatsu confirmó mis primeras impresiones, según llegábamos a su puerto al amanecer. Una ciudad moderna, con un único lugar realmente interesante: su fabuloso Ritsurin Kōen, una auténtica joya para cualquiera que aprecie los jardines japoneses. Para mi, justificó con creces la escala. Por lo demás, Takamatsu-jō apenas es la sombra del hermoso castillo que mencionan las crónicas. Y del Museo de la Prefectura de Kagawa no puedo opinar, ya que no llegamos a visitarlo. A pesar de ser una de las puertas de entrada a la isla de Shikoku y su principal nudo de comunicaciones, Takamatsu es una ciudad con poco más de cuatrocientos mil habitantes, muy tranquila en comparación con las grandes urbes de Japón. Una ciudad provinciana, en el buen sentido de la palabra. Quizá esto último sea otro de sus encantos.

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Para ampliar la información:
La web Japan Experience tiene una breve reseña sobre la ciudad: https://www.japan-experience.es/ciudad-takamatsu.

Quien piense ir en tren desde Tokio, puede informarse en la completa entrada del blog de Iván Poza: https://japabanchel.com/2014/09/15/viaje-shikoku-visita-takamatsu-kagawa-ken/.

En https://depuertoenpuerto.com/crucero-extremo-oriente/ se puede ver el itinerario completo de nuestro viaje por Extremo Oriente.

En inglés, hay un largo e interesante post en el blog The Crazy Tourist: https://www.thecrazytourist.com/15-best-things-to-do-in-takamatsu-japan/.

También muy recomendable visitar Asian Wanderlust: https://asianwanderlust.com/en/takamatsu-japan-shikoku/.

Otro de los atractivos de Takamatsu es su famoso sanuki udon. En The Cup and the Road (https://thecupandtheroad.com/2018/03/19/takamatsu-sanuki-udon/) y en Setouchi Lovers (https://setouchilovers.com/5-sanuki-udon-restaurants-takamatsu/) nos recomiendan locales en los que degustarlo.

También se puede visitar la web oficial de turismo de la prefectura de Kagawa en https://www.my-kagawa.jp/en/.

Por último, encontraremos la entrada de Wikitravel en https://wikitravel.org/en/Takamatsu.