Llegamos al puerto poco después de las siete de la mañana, mientras cumplíamos con el ritual matutino de desayunar en el balcón del camarote. Una hora después estábamos en tierra, buscando la parada del autobús para ir al yacimiento arqueológico de Cnosos, nuestro primer destino del día.
Tras la primera visita, que no cumplió nuestras expectativas, regresamos a Heraclión en autobús. En lugar de ir directamente al centro, decidimos bajar en el exterior del antiguo recinto amurallado, construido durante la época veneciana. Quería ver las murallas que, durante algo mas de 21 años, resistieron el ataque de un ejercito otomano de unos 60.000 hombres, en uno de los asedios mas duros y prolongados de la historia. Las murallas son realmente imponentes, pero su estado de conservación deje bastante que desear. Entramos a la ciudad antigua por la Puerta de Jesús, una de las pocas zonas restauradas.
El interior de Heraclión es una mezcla de edificios antiguos y nuevos, predominando estos últimos. Guerras, terremotos, una concepción equivocada de «lo moderno» y el abandono se han conjurado para destruir gran parte del patrimonio de la ciudad.
La obsesión otomana por las fuentes públicas tiene un hermoso exponente en el «sebil», o fuente de caridad, de la plaza Kornarou, que nos encontramos en pleno proceso de restauración. Mandado construir por Hadji Ibrahim Aga en 1776, es el único sebil de la ciudad que ha sobrevivido hasta nuestros días. Justo a su lado hay otra fuente mas modesta, de origen veneciano, construida a mediados del siglo XVI.
Otro núcleo de edificios interesantes se encuentra en la Plaza Eleftheriou Venizelou. En el centro de la plaza está la Fuente Morosini, inaugurada en 1628 y alimentada por un acueducto de 15 kilómetros de longitud. En sus inmediaciones se encontraban la Puerta Voltone, parte de la antigua muralla medieval, y el Palacio Ducal, residencia primero de los gobernadores venecianos y posteriormente otomanos de Creta. Ambos edificios se perdieron en el terremoto de 1856.
Junto a la fuente se encuentra la Basílica de San Marco, el principal templo durante la época veneciana. Del edificio original, convertido en mezquita durante el dominio otomano y de nuevo en iglesia tras la incorporación de Creta a Grecia, solo han sobrevivido la fachada y la base del antiguo campanario. El interior de la basílica fue destruido totalmente por los otomanos.
Mejor suerte corrió la vecina Logia Veneciana. El edificio, de principios del siglo XVII, es el mejor exponente que queda de la arquitectura veneciana en la ciudad. Inicialmente era una especie de club social, en el que se reunía la aristocracia veneciana que gobernó los destinos de la isla durante cuatro siglos y medio. Tras la conquista otomana, a pesar de convertirse en la sede del tesoro de Creta, el edificio fue progresivamente abandonado. Fue restaurado a partir de 1915 y aloja el ayuntamiento de la ciudad.
La mayor iglesia de Heraclión es Agios Titos, la catedral ortodoxa de la ciudad. Se cree que la primera iglesia se edificó a finales del siglo X, tras la reconquista bizantina. Destruida en varias ocasiones y convertida en mezquita por los otomanos, el edificio actual se levantó tras el terremoto de 1856. En la década de 1920, con la salida de Creta de los últimos musulmanes, se derribó su minarete, convirtiéndola de nuevo en iglesia.
Tras visitar el centro de Heraklión, hicimos una interesante visita al Museo Arqueológico de Heraklión, situado en la antigua ubicación del Monasterio de San Francisco, también destruido en el terremoto de 1856. El edificio actual, construido entre 1933 y 1937, alberga uno de los mejores museos arqueológicos de Europa.
Finalizada la visita al museo, decidimos que iba siendo hora de comenzar el regreso hacia la zona del puerto. Callejeamos por el casco antiguo hasta llegar de nuevo a la antigua Calle de Vezir Tsarsi, que históricamente ha sido la calle principal de la ciudad. Hoy se llama Calle del 25 de Agosto, en recuerdo de la matanza que, en 1898, dio lugar a la separación de Creta del Imperio Otomano.
La calle desemboca en el antiguo puerto de Candia, muy cerca del arsenal veneciano. Durante el dominio veneciano, Candia llegó a ser el mayor puerto del Mediterráneo Oriental. Buena parte de los edificios del puerto antiguo fueron destruidos durante el siglo XX, en aras de una mal entendida modernidad. Sucumbieron buena parte de los antiguos edificios portuarios de origen veneciano, una puerta de la muralla de origen bizantino y algunas fortificaciones otomanas. Hoy, el edificio mas destacable del puerto es la fortaleza veneciana de Koules. Se cree que sus orígenes están en la época de la fundación de la ciudad, pero el edificio actual se completó en 1540. La fortaleza se puede visitar, pero nos la encontramos cerrada por trabajos de restauración. Nos tuvimos que contentar con contemplar el exterior de su imponente mole.
Fue nuestra última visita en Heraclión. Desde Koules atravesamos andando el puerto, hasta el muelle en el que estaba amarrado el Eurodam. Heraclión nos dejó un cierto sabor agridulce. Sin duda, lo mejor del día fue la visita al Museo Arqueológico. Pero el resto de la ciudad nos decepcionó. Pero, visto con la perspectiva del tiempo, quizá sufrimos lo que mi amigo Jesús denomina «saturación sensorial del viajero». El listón estaba muy alto después de visitar destinos tan impresionantes como Atenas, Rodas o Santorini. Por eso me gustan los cruceros con algún día de navegación intercalado. Permiten que el cuerpo y el espíritu descansen.
Muy interesante la aplicación My Crete Guide, en inglés, con versiones para iOS y Android: http://www.mycreteguide.com/.
En español, Grecotour tiene una página con información de la ciudad: https://www.grecotour.com/heraklion-creta-grecia.
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mediterraneo-oriental/ se puede consultar el itinerario completo de nuestro viaje por el Mediterráneo Oriental.