Llegamos a la capital de Santorini justo a la hora de comer. Una vez bajamos del autobús, nuestro primer objetivo fue buscar un restaurante. Acabamos comiendo en Da Costa. He de reconocer que, al principio, recelaba un poco. Tenía toda el aspecto de ser el típico restaurante para turistas. Quizá lo fuera pero, sentado en su terraza, disfruté de la mejor Musaka que he comido en mi vida. Acompañada de un servicio amabilísimo y unas vistas increibles.

Imerovigli

Vista de Imerovigli

Tras la agradable comida, decidimos recorrer la calle , un tranquilo paseo peatonal que va paralelo al acantilado. Llegamos hasta las puertas de Imerovigli, el siguiente pueblo hacia el norte, donde la calle peatonal desembocaba en otra con tráfico rodado. En condiciones normales, hubiéramos intentado llegar hasta las ruinas de su castillo, pero las muletas y el tobillo de Olga aconsejaban no tentar demasiado la suerte. Dimos media vuelta y desandamos el camino, disfrutando de las vistas y dando algún pequeño rodeo por las intrincadas callejuelas.

La caldera desde Nomikou

La caldera desde Nomikou.

A pesar del entramado urbano y el aspecto tradicional de las casas, el pequeño barrio que se extiende entre Fira e Imerovigli es de reciente construcción. Todas las edificaciones están orientadas al sector turístico. Pero hay que reconocer que, al contrario de lo que suele ser habitual en España, se ha cuidado especialmente el respeto a la arquitectura local y la integración con el entorno. El resultado es una zona un tanto artificial pero muy agradable, en la que se respira la tranquilidad.

Calles de Fira.

Calles de Fira.

Casi sin darnos cuenta, llegamos al centro de Fira. Aunque no es una ciudad falta de atractivo, nos decepcionó. Su ubicación y su trama urbana son bastante interesantes. Pero había demasiada gente y los edificios no tenían el aspecto impecable que habíamos visto en otras zonas de la isla. Y, desde luego, le faltaba el encanto de Oia. Habiendo sido, hasta hace unos años, poco mas que un pequeño pueblo, que además sufrió mucho en el terremoto de 1956, tampoco tiene ningún edificio especialmente notable. Con diferencia, la zona mas agradable es la que se encuentra sobre el borde del acantilado. Dimos una vuelta por sus callejuelas, en su mayor parte llenas de comercios, y entramos en la catedral ortodoxa, que tampoco nos pareció gran cosa.

El plan inicial era habernos quedado a ver la puesta de sol en Fira. Estuvimos buscando una terraza desde la que disfrutar tranquilamente del espectáculo, pero nuestros esfuerzos fueron vanos. Todos los sitios buenos estaban reservados, en vista de lo cual decidimos que el mejor lugar para ver atardecer sería desde el propio barco. Pasada la media tarde, con el sol todavía alto en el horizonte, cogimos el teleférico para descender a Ormos Firon.
Algunos vínculos útiles:
En Me Marcho a Santorini hay una página dedicada a Fira (https://memarchoasantorini.com/2010/08/04/pueblos-de-santorini-fira/) y otra a Imerovigli (http://memarchoasantorini.com/2010/08/04/pueblos-de-santorini-imerovigli/).

Se puede visitar una entrada muy interesante en Pasaporte Para Viajar: https://www.pasaporteparaviajar.com/fira-thira-la-capital-santorini/.

En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mediterraneo-oriental/ se puede consultar el itinerario completo de nuestro viaje por el Mediterráneo Oriental.