Tras un plácido y reconfortante día de navegación, me desperté sobre las cinco y media de la mañana. Estábamos entrando en la bahía, entre las islas de Corregidor y el monte Palay-Palay. Pero aún era de noche. Lo único que podía ver era la luna, cuando las nubes no la ocultaban, y algunas luces de la costa, a ambos costados del barco. Media hora mas tarde comenzó a clarear. Desde la terraza en la popa del barco, mas allá de un pequeño carguero al que acabábamos de sobrepasar, podía distinguir la isla de Corregidor. Al noroeste de la isla se alzaba el Mariveles, un volcán inactivo que se eleva 1.388 metros sobre la bahía. La cumbre estaba oculta entre nubes, que descargaban un fuerte aguacero sobre sus laderas. Hacia el sureste, superado el paraje protegido del monte Palay-Palay, se extendía una amplia llanura, sobre la que comenzaba a salir el sol. Hasta aquí, nada que no esperase.
Poco después, comenzamos a ver algunas embarcaciones cerca de nuestra ruta. Eran bangkas, unos barcos de pesca tradicionales del archipiélago, también conocidos en español como filipinos. Cada vez había mas y cada vez navegaban mas cerca del Celebrity Constellation. En ocasiones, cruzaban por popa, indiferentes a las olas de nuestra estela. En otras, cruzaban por proa. Un par de veces pasaron tan cerca que el crucero hizo sonar su sirena. Parecía que, indiferentes a la mole imparable de un barco de casi 300 metros de eslora, quisieran ratificar su propiedad sobre las aguas de la bahía.
A estribor, por delante de la linea de costa, empezaron a aparecer unas estructuras de bambú sobresaliendo del agua. Eran los tradicionales bagang, característicos de los archipiélagos del sureste asiático, donde se usan para capturar anchoas. Por la noche, los pescadores bajan las redes y encienden una luz sobre la plataforma, que atrae a los peces. Cuando las redes están suficientemente llenas, las elevan para recoger la pesca.
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Pasamos frente a Cavite, en la que a lo lejos se podía distinguir, sobresaliendo de la ciudad, la iglesia de San Roque. Construida el año 1725 en el interior de la antigua ciudad amurallada, la iglesia original fue destruida, como casi todos los vestigios coloniales, durante los bombardeos americanos de la Segunda Guerra Mundial, que tanto dañaron a la herencia cultural española en Filipinas.
Superado Cavite, tanto los bangkas como los bagang se hicieron mas numerosos. A estribor, una interminable sucesión de éstos últimos se repartía por las aguas poco profundas del este de la bahía. A babor, comenzamos a pasar junto a un gran número de mercantes fondeados fuera del puerto. Navegábamos lentamente entre ambos, escoltados por el barco del práctico y un par de potentes remolcadores.
Frente a nosotros se empezó a dibujar, tamizado por la bruma de la mañana, el skyline de Manila. Nos dirigíamos a la terminal de ferry Eva Macapagal, en el puerto meridional de Manila, justo frente a la ciudad antigua. Poco antes de las siete y media, tras un par de horas de una inesperadamente hermosa navegación por la bahía, superábamos el espigón del puerto. Sobre las ocho estábamos atracados y descendíamos del barco para visitar la ciudad.
Tras un intenso día en Manila, regresamos al barco pasadas las tres y media. Empleamos la siguiente hora disfrutando de las vistas desde el barco. El hermoso amanecer se había convertido en un día gris, un tanto anodino. Pero hacia el oeste, sobre la cumbre del Mariveles, aún cubierta por nubes de lluvia, se preparaba un prometedor atardecer. Cuando zarpamos, el cielo había comenzado a abrirse. A nuestra popa, sobre Manila, podíamos ver jirones cada vez mayores de cielo azul entre las nubes. Mas allá de la proa, el sol del atardecer conseguía romper los nubarrones y teñía de dorado la amplia bahía.
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Salimos de Manila navegando lentamente entre los cargueros fondeados a estribor y los bagang a babor. También vimos alguna embarcación tradicional. Había bastantes menos que durante la mañana, pero seguían navegando con la misma indiferencia, sin importarles las maniobras de los grandes buques. Hacia el oeste, el sol se iba acercando al horizonte, entre la cumbre del volcán y la isla de Corregidor, mientras avanzábamos sin prisa por la bahía. A popa, en la cada vez mas lejana Manila, comenzaron a encenderse las luces de la ciudad y de los barcos fondeados frente a ella. Poco después de las seis y media, antes de que hubiéramos llegado de nuevo a la altura de Corregidor, se hizo noche cerrada.
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mar-de-la-china-meridional/ se puede ver el itinerario completo de nuestro crucero por el mar de la China Meridional.
Es complicado encontrar información sobre el puerto de cruceros de Manila, sobre todo de la terminal sur. La mejor entrada que he encontrado es la del blog Islandhopping Geek: https://mcgutib.wordpress.com/2009/06/27/featured-ports-pmo-south-harbor/.
En el blog Indigenous Boats, hay un par de artículos sobre embarcaciones tradicionales filipinas: http://indigenousboats.blogspot.com.es/2017/09/philippine-bangka-outrigger-and-boom.html.