Nos despertó un hermoso amanecer sobre la ciudad. Antes de las ocho, ya habíamos desayunado y estábamos cruzando de nuevo el Erasmusbrug. Teníamos un par de horas antes de coger el barco hacia Kinderdijk, que aprovechamos dando un paseo por el centro de la ciudad. Primero fuimos, bordeando Scheermakershaven, hasta Oude Haven. La zona era un compendio de edificios modernos, fruto de la reconstrucción de Rotterdam tras la guerra. Los canales y las barcazas atracadas en sus orillas daban la nota bucólica a un paisaje que parecía mas propio de una ciudad de Norteamérica. Pero la zona era agradable, quizá por la tranquilidad del barrio y el atractivo de buena parte de los edificios y demás elementos urbanos.

Oude Haven

Oude Haven.

Así llegamos a Oude Haven, un pequeño puerto repleto de embarcaciones históricas. El pequeño puerto tiene sus orígenes en la década de 1350, siendo uno de los mas antiguos de la ciudad. En una de sus orillas se ubica la Witte Huis, literalmente Casa Blanca. Hoy puede parecer poca cosa, pero el edificio tiene dos méritos. El primero, haber sido el edificio mas alto de Europa cuando se construyó, en 1898. El segundo, ser uno de los pocos edificios que sobrevivió a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, que tanto daño hicieron a Rotterdam. En Oude Haven nos cayó el primer chaparrón del día. Afortunadamente fue breve, pero todo un anuncio de lo que estaba por venir.

Iglesia de San Lorenzo

Iglesia de San Lorenzo.

Cuando escampó, seguimos nuestro camino hacia el Markthal, pero llegamos demasiado pronto y todavía estaba cerrado. La vecina iglesia de San Lorenzo también estaba cerrada, por lo que nos tuvimos que conformar con ver desde el exterior el único edificio medieval que queda en la ciudad. Construida en estilo gótico tardío entre 1449 y 1525, sufrió bastantes desperfectos en el bombardeo de 1940. Su aspecto actual es fruto de la reconstrucción realizada en 1952.

Ayuntamiento y correos

Ayuntamiento y edificio de correos.

Continuamos callejeando, entre canales, construcciones modernas y los pocos edificios antiguos que sobrevivieron al bombardeo alemán del 14 de Mayo de 1940. De estos últimos, destacan el ayuntamiento y la oficina central de correos, un interesante edificio de estilo modernista. Ambos fueron construidos a principios del siglo XX. Muy cerca encontramos una curiosa estructura de metal pintada de minio, como si estuviera a medio edificar: era el memorial de la Delftsche Poort, o Puerta de Delft. Sufrió tantos daños en 1940 que se decidió demoler lo poco que quedaba de ella. En 1990 se erigió la estructura moderna, que representa las formas básicas de la puerta original. En sus inmediaciones hay algunos elementos ornamentales de la puerta primitiva que pudieron ser recuperados tras el bombardeo.

Rotterdam es una ciudad interesante, que me sorprendió muy positivamente. La decisión de no reconstruir la ciudad antigua tras la guerra y, en cambio, apostar por la arquitectura vanguardista ha creado un extraño híbrido. Su arquitectura puede recordar a la de algunas ciudades norteamericanas de la costa este. Pero la trama urbana es la clásica de una ciudad europea. Al final, han logrado crear una ciudad diferente a la clásica urbe del viejo continente que, lentamente, se va convirtiendo en un auténtico museo de arquitectura. La preocupación por el diseño no se limita a los edificios, extendiéndose a cualquier elemento urbano. Como en toda apuesta estéticamente arriesgada, siempre habrá elementos que no sean del gusto de todo el mundo. Pero en el diseño, al igual que en el arte y otros aspectos de la vida, la búsqueda obsesiva del consenso siempre acaba en la mediocridad. Y Rotterdam no es precisamente una ciudad mediocre.

Museo Marítimo

Museo Marítimo.

Terminamos nuestro paseo matinal en el Museo Marítimo. Éste se divide en dos partes: una interior, en el edificio del museo, y otra exterior, en los muelles del Distrito Marítimo. Nos estábamos quedando sin tiempo, por lo que ni nos planteamos entrar al edificio. Limitamos nuestra visita a un breve pero interesante recorrido entre los distintos elementos que llenaban los muelles: barcazas, grúas, locomotoras, un faro y casi cualquier tipo de objeto que pueda relacionarse con el mar o el transporte marítimo.

Museummolen Blokweer

Museummolen Blokweer.

Desde el museo, un corto paseo nos llevó hasta el embarcadero de Erasmusbrug, en Willemskade, donde cogimos el autobús acuático para hacer una interesante excursión a los molinos de Kinderdijk. Regresamos a Rotterdam justo a la hora de comer. No recuerdo el motivo (alguno habría), pero acabamos volviendo a cruzar el Erasmusbrug y haciendo una breve visita al hotel. Comimos razonablemente bien en el restaurante argentino Rodeo, en Wilhelminapier.

Voorhaven

Voorhaven desde Schiedamseweg.

Después de comer y cruzar de nuevo andando el Erasmusbrug, empleamos el principio de la tarde en un agradable paseo hasta Delfshaven, para visitar la única zona de Rotterdam que se salvó de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

Markthal

Markthal.

De regreso, aunque nos cogía un poco a desmano, aun tuvimos fuerzas para hacer un segundo intento, esta vez fructífero, de visitar el Markthal, un curioso híbrido entre edificio de viviendas y mercado inaugurado en 2014. Además de por su extraño aspecto exterior y sus innovadoras soluciones constructivas, es especialmente llamativo el interior del gran vestíbulo. Un enorme mural de 11.000 metros cuadrados, llamado «Cuerno de la Abundancia», cubre completamente las paredes y el techo que, con sus lineas curvadas, forman un continuo. Fue diseñado digitalmente, generando un enorme fichero de 1,47 terabytes, que necesito de servidores especiales para su manejo. Posteriormente, el fichero se dividió en mas de 4.000 segmentos, que se imprimieron en otras tantas placas de aluminio, que actualmente forman el recubrimiento interior. En el mercado propiamente dicho, se mezclan los puestos de venta tradicionales con locales de restauración. Estuvimos dando una vuelta, buscando algún lugar sugerente en el que tomar algo, pero los que parecían interesantes estaban llenos, por lo que acabamos desistiendo.

Cansados después de un largo e intenso día recorriendo Kinderdijk y Rotterdam, decidimos que era el momento de regresar al hotel. Volvimos a cruzar, por última vez, el puente Erasmo. Al día siguiente, embarcábamos en Wilhelminapier rumbo a América.

Algunos vínculos útiles:
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-trasatlantico/ se puede ver el itinerario completo de nuestro crucero trasatlántico.

La web Vivir Europa tiene una página dedicada a un recorrido de un día por la ciudad: http://www.vivireuropa.com/turismo-roterdam-un-dia/.

En el blog Vestigios Urbanos hay una interesante entrada sobre lo poco que se salvo del bombardeo de 1940: https://vestigiostravelblog.wordpress.com/2016/05/04/tras-las-huellas-del-atroz-bombardeo-de-rotterdam/.

La página del Museo Marítimo (en inglés) se puede consultar en https://www.maritiemmuseum.nl/en.

En la web Plataforma Arquitectura hay una página dedicada al Markthal: https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/734117/markthal-rotterdam-slash-mvrdv.

En https://markthal.klepierre.nl se puede visitar la página oficial del Markthal (en inglés).