Santa Croce

Si, durante un viaje a Florencia, solo pudiera visitar una de sus magníficas iglesias, sin dudarlo elegiría la Basílica de la Santa Cruz. Muchas iglesias florentinas parecen museos de arte renacentista, pero en Santa Croce esta sensación alcanza el paroxismo. La mezcla entre arquitectura gótica, tumbas de personajes ilustres y obras maestras, no deja a nadie indiferente. No en vano, es aquí donde nació el síndrome de Stendhal.

La iglesia tiene sus orígenes en una visita de San Francisco de Asís quien, entre 1226 y 1228 se estableció, junto con un grupo de seguidores, en una pequeña isla del Arno, cerca de la actual Piazza Beccaria. En 1294 los franciscanos deciden mudarse a un lugar mas amplio, comenzando las obras en el actual emplazamiento bajo la dirección de Arnolfo di Cambio. Se cree que la obra fue finalizada en torno a 1385, aunque la iglesia no se consagró oficialmente hasta 1443. La fachada quedó inacabada, al igual que en San Lorenzo. La que podemos ver actualmente se edificó mucho mas tarde, entre 1853 y 1863.

Santa Croce contiene numerosas tumbas, tantas que es casi imposible recorrer sus naves sin pisar alguna. Destacan las de personajes de la talla de Galileo Galilei, Miguel Ángel o Maquiavelo. También hay un monumento funerario dedicado a Dante Alighieri, pero está vacío. Dante fue exiliado de Florencia en 1302 y murió en Ravenna, donde está enterrado. La mala conciencia de la ciudad con uno de sus hijos mas ilustres llevó a levantar, en 1829, un cenotafio, con la vana esperanza de recuperar los restos del poeta. No contentos con esto, en 1865 los florentinos encargaron una estatua, coincidiendo con el sexto centenario del nacimiento de Dante, que hoy podemos ver en la plaza de Santa Croce, a la izquierda de la fachada de la basílica.

A pesar de las obras que se perdieron en la inundación de 1966 y las que están repartidas por museos de Europa y América, la cantidad de obras maestras que contiene la basílica es apabullante. Una visita a Santa Croce permite contemplar varios ejemplos destacados del arte renacentista, como la Ascensión de San Juan, de Giotto, la Anunciación, de Donatello, o el Árbol de la Vida, de Gaddi.

Santa Croce tiene dos claustros. El primero, del siglo XIV, es de paso obligado, ya que permite el acceso a la capilla Pazzi y al refectorio. Su planta asimétrica se debe a su origen, a partir de dos claustros posteriormente unificados. Hay otro claustro, de mediados del siglo XV, mas alejado de la basílica. Su planta cuadrada,  rodeada de una hermosa arcada, crea un entorno muy armonioso, realzado por el pozo central.

También dentro del complejo de Santa Croce se encuentra la capilla Pazzi, una de las creaciones mas destacadas de Brunelleschi. Fue encargada por la rica familia florentina en 1429, años antes de que su enfrentamiento con los Medici les llevase al borde de la desaparición. En 1478 todavía se estaba trabajando en el pórtico, pero las obras se interrumpieron al fracasar el intento de asesinato de Lorenzo de Medici y caer la familia Pazzi en desgracia. Nunca se reanudaron.