Tras desembarcar en el puerto antiguo, atravesamos la puerta de Ponta (muelle, en croata) y llegamos frente a la catedral. A pesar de haber visto innumerables imágenes de la ciudad, no pudimos evitar asombrarnos de su monumentalidad. Dubrovnik comenzaba a despertar y apenas había un puñado de personas deambulando por sus calles. Un precioso pavimento de piedra caliza, pulido por siglos de uso, realzaba la belleza de los edificios que nos rodeaban. La catedral, del siglo XVII, el Palacio del Rector, con su interesante mezcla entre gótico y renacentista, el ayuntamiento, reconstruido en el XIX tras un devastador incendio, o la barroca iglesia de San Blas, rivalizaban por nuestra atención. Al fondo de la calle el Palacio Sponza, edificado entre 1516 y 1521, remataba el hermoso conjunto.
Según llegábamos a la cercana Stradun, la principal calle intramuros, iba aumentando el número de viandantes, que en cualquier caso no era excesivo. Una calle como Stradun, recta y flanqueada por edificios uniformes, es lo último que uno espera encontrar en una ciudad con orígenes medievales y tan cargada de historia como Dubrovnik. Su aspecto actual es resultado de la reconstrucción llevada a cabo tras el devastador terremoto de 1667. El Consejo de la República aprovechó para dotar a los nuevos edificios de un aspecto regular, con elementos arquitectónicos comunes. Cada casa albergaba una tienda y una vivienda. Los curiosos arcos con una puerta en uno de sus laterales que podemos ver actualmente, alojaban los mostradores desde los que se atendía a los clientes. Sobre la tienda estaban los aposentos del comerciante, con la cocina en la planta mas alta. Una forma de intentar minimizar el impacto de los incendios.
Las murallas de Dubrovnik
Volvimos a Dubrovnik a las tres y media de la tarde. Comenzamos nuestra visita por la catedral de la Asunción. El actual templo barroco fue edificado entre 1673 y 1713 para reemplazar al anterior, de estilo románico, destruido por el devastador terremoto de 1667. Según la tradición, el templo románico había sido sufragado en gran parte por Ricardo Corazón de León, tras sobrevivir a un naufragio durante su regreso de la Tercera Cruzada. En cualquier caso, hay evidencias de otros tres edificios mas antiguos, remontando su origen hasta la misma fundación de la ciudad en el siglo VII.
De allí nos dirigimos a la plaza Gundulić, creada tras el terremoto de 1667 en la parte mas alta de la ciudad antigua. En el centro de la plaza hay una estatua del poeta Ivan Gundulić. Nacido en Ragusa en 1589, tuvo un papel fundamental en la estandarización del croata. El costado occidental está ocupado por la iglesia de San Ignacio, un templo barroco levantado por los jesuitas a principios del XVIII, y el meridional por el también jesuita Collegium Ragusinum. El conjunto de edificios, unidos a la monumental escalera barroca diseñada por Pietro Passalacqua, que da acceso a la plaza desde el norte, forman un entorno magnífico. Por desgracia, su popularización en una escena de una famosa serie de televisión hacía que la zona estuviera abarrotada de gente buscando un selfie.
La República de Ragusa.
Nominalmente, nunca fue independiente. Tras el derrumbe del poder bizantino en la zona, buscó siempre el amparo de alguna potencia. Con la única excepción del periodo de ocupación veneciana, entre 1205 y 1358, esta sumisión lo fue siempre sobre el papel, manteniendo la república un altísimo nivel de autonomía, que llegaba incluso a su política exterior. El finísimo juego diplomático, reforzado por sus magníficas defensas, permitió su supervivencia en uno de los entornos mas complicados de la Europa de su época. El mejor ejemplo es su relación con el Imperio Otomano, del que fueron vasallos entre 1364 y 1808. A cambio del reconocimiento nominal de la soberanía otomana y un tributo anual, Ragusa mantuvo todas sus libertades, además de conseguir el privilegio, como súbditos del sultán, de comerciar en condiciones ventajosas con los dominios otomanos, así como poder atravesar el Bósforo con sus naves.
Su grado de autonomía era tal que en el siglo XVI, durante el largo enfrentamiento entre los imperios español y otomano, Ragusa pudo poner su flota mercante al servicio del primero, con la única salvaguarda de no perjudicar los intereses del segundo, su supuesto soberano. Todo acabó en 1806 cuando, mediante un engaño, un ejército francés atravesó sus murallas. Dos años después, el general Marmont abolió una de las repúblicas mas longevas de Europa.
Buscando tranquilidad, fuimos callejeando hasta el Monasterio Franciscano, situado en las inmediaciones de la puerta de Pile. Antes de entrar, intentamos hacer una breve visita a la iglesia de San Salvador, situada junto al acceso al monasterio. Edificada entre 1520 y 1528, apenas sufrió daños en el terremoto de 1667, por lo que es uno de los mejores ejemplos de edificio renacentista de la ciudad. Su exterior muestra una curiosa mezcla entre elementos góticos y renacentistas. No tuvimos suerte, pues estaba cerrada al público.
Tras el fracaso, nos encaminamos al Monasterio Franciscano, nuestro objetivo inicial. El interesante conjunto tiene sus orígenes en el siglo XIV, aunque el terremoto de 1667 causó bastantes daños, por lo que abundan los elementos posteriores. También sufrió algunos desperfectos en 1991, durante el desastroso asedio de Dubrovnik. Los espacios a visitar se dividen en dos partes. Por un lado está la iglesia, que tiene su entrada directamente en la calle Stradun. Es fácilmente identificable por su portal de estilo gótico, el único elemento del edificio que sobrevivió al terremoto de 1667. Curiosamente San Jerónimo, una de las dos figuras que flanquean la imagen central de La Pietá, sostiene en sus manos una maqueta de la iglesia original. Su interior, de estilo barroco, no nos pareció demasiado atractivo.
Por contra, el monasterio propiamente dicho es uno de los lugares mas interesantes de Dubrovnik. Su acceso se encuentra al fondo de un estrecho callejón sin salida, entre la iglesia de San Salvador y la franciscana. De los dos claustros que contiene, únicamente se puede visitar el gótico, ya que el renacentista está reservado para los monjes. Solo por este claustro y su jardín, en cuyo centro hay un pozo también de estilo gótico, merecería la pena entrar. El día de nuestra visita, sus tranquilas y frescas galerías eran el contrapunto perfecto al calor y el bullicio que había en la ciudad. Además, el monasterio contiene una biblioteca con 20.000 volúmenes, una de las farmacias mas antiguas de Europa y un pequeño museo de arte sacro.
Cuando regresamos a la calle, nos recibió un bofetón de calor. Buscando algo de brisa, nos dirigimos al puerto antiguo, donde estuvimos tomando un refresco en el enorme restaurante que ocupa el espacio del antiguo arsenal. Nuestra siguiente visita era el funicular del monte Srđ. De camino, dimos un rodeo para visitar la puerta de Ploča y el imponente fuerte de Revelin, construido en el siglo XV y reforzado en el XVI para defender el acceso a la puerta. El desvío nos permitió disfrutar de las vistas del puerto antiguo desde los jardines que hay extramuros, al sur de Revelin.
Dubrovnik desde el monte Srđ.
Únicamente entramos en el Palacio Sponza, la antigua aduana de la república. Edificado entre 1516 y 1522, sobrevivió al terremoto de 1667 y hoy es uno de los mejores ejemplos de la peculiar mezcla que se dio en Ragusa entre los estilos gótico y renacentista. Además de la aduana, entre sus muros se alojaban la casa de la moneda y el tesoro. Hoy lo ocupan el archivo de la ciudad y un memorial dedicado a los caídos defendiendo la ciudad durante la guerra de independencia. Solo se puede acceder al patio central y a las salas ocupadas por dicho memorial.
Como habíamos comido en el barco, nos pareció buena idea cenar en la ciudad. Lo intentamos en 360, un restaurante con un aspecto magnífico, situado sobre las defensas del puerto antiguo. No había mesa. Al final acabamos en Dubravka 1836, frente a la puerta de Pile, en el extremo opuesto del recinto amurallado. Sin estar mal, la cena no fue nada especial, aunque lo compensó la vista que teníamos sobre la muralla occidental de Dubrovnik. Después de cenar, dimos un breve paseo hasta la playa de Bokar, para contemplar la fortaleza de Lovrijenac iluminada. De camino, pasamos junto a Nautika, otro restaurante con muy buena pinta y una agradable terraza con vistas a la fortaleza. Fue una pena no haberlo descubierto antes.
Regresamos hacia el puerto antiguo atravesando Stradun por última vez. La calle seguía abarrotada de gente, aunque el ambiente era mucho mas relajado que durante el día. Antes de regresar al barco, dimos un paseo por los muelles, hasta llegar a los pies de la fortaleza de San Juan. Una suave brisa refrescaba el ambiente, alejando el ruido de la ciudad. Se respiraba una tranquilidad que contrastaba con el bullicio de Stradum. Tras un largo y bochornoso día, agradecimos un momento de calma y frescor. Finalmente, al filo de las once de la noche, embarcamos en la última lancha rumbo a Le Lyrial.
A pesar de la masificación, Dubrovnik nos pareció una ciudad increíblemente bella, con un pasado fascinante. La duración de la escala, de catorce horas, nos permitió recorrer una proporción razonable de sus calles y monumentos, a pesar de la pausa a mediodía para reponer fuerzas. También nos ayudó desembarcar en el puerto antiguo, en pleno casco histórico, en lugar del mas alejado e incómodo puerto de cruceros. Al llegar a primera hora de la mañana, pudimos disfrutar durante un rato de una ciudad casi vacía, con una hermosa luz y una temperatura agradable. Zarpar casi a medianoche nos permitió cenar en la ciudad y ver sus hermosos edificios iluminados. En resumen: una magnífica escala, que no me importaría repetir.
La web Turismo Dubrovnik (https://www.turismodubrovnik.com) contiene bastante información práctica sobre la ciudad, al igual que 101 viajes.com (https://www.101viajes.com/dubrovnik/guia-turismo-viaje-dubrovnik).
La página oficial de turismo de la ciudad está en http://www.tzdubrovnik.hr/lang/es/index.html.
Quien esté interesado en la interesante historia de la República de Ragusa, puede visitar la web de la revista Balcanes (https://revistabalcanes.com/el-tragico-dia-que-termino-con-la-ragusa-latina/) o la Wikipedia (https://es.wikipedia.org/wiki/República_de_Ragusa).
En https://depuertoenpuerto.com/de-atenas-a-venecia/ se puede ver nuestro itinerario entre Atenas y Venecia.
En inglés, muy recomendable la web Go Dubrovnik: https://www.godubrovnik.com.
La página oficial del puerto de cruceros está en http://dubrovnik-port.com. Hay un calendario, en el que indican el lugar previsto de atraque de cada barco.