El mejor trazado del extremo septentrional de la ruta de Kjölur, hizo que llegáramos a la Ring Road, en las inmediaciones de Bolstadharhlidh, poco después de las dos de la tarde. Demasiado pronto para ir al hotel Varmahlíð, en el que teníamos pensado pasar la noche. Nuestras opciones eran recorrer la península de Skagi o la de Vatnsnes. La primera suponía añadir 169 kilómetros, en su mayor parte sobre tierra, a los 126 que llevábamos encima, prácticamente todos realizados por una carretera sin asfaltar. El desvío por Vatnsnes era de 242 kilómetros, pero la carretera era mejor, con apenas 78 kilómetros de pista. Tras prácticamente dos días sin pisar el asfalto, nos decidimos por esta última. Además, el interés por visitar Hvítserkur fue fundamental a la hora de elegir destino.
Llegamos frente a Hvítserkur al filo de las cuatro de la tarde. Desde luego, no era la mejor hora para fotografiar la famosa roca que, desde lo alto del acantilado, no parecía gran cosa. Su forma, con dos arcos horadando su base, le daba un aspecto extraño, en el que algunos quieren ver la silueta de un dragón. Aunque, tratándose de Islandia, la leyenda de su origen está asociada a un troll que, como no, se dejó sorprender por el amanecer. En realidad, Hvítserkur es todo lo que queda de un antiguo dique volcánico, erosionado por las olas. El grado de erosión es tan elevado, que la roca apenas tiene un par de metros de grosor y amenazaba con derrumbarse. Para evitar su desaparición, en 1955 reforzaron su base con hormigón, utilizando el mismo material para tapar una tercera oquedad. La decisión fue polémica pero, con el paso de los años, el hormigón se ha ido integrando en el entorno, además de haber permitido que la roca sobreviviera al terremoto de 1963.
Tras observar la roca desde el mirador de madera que hay a escasos 300 metros del aparcamiento, decidimos bajar hasta la playa. Con marea baja, es posible llegar hasta la misma base de Hvítserkur, aunque nosotros habíamos llegado coincidiendo con la pleamar. La opción corta era descender por el acantilado, pero aparentaba ser demasiado arriesgada. Nos pareció mejor dar un rodeo hacia el sur, siguiendo una senda que permitía llegar cómodamente a la playa. Pero allí se acabó la comodidad. Resultó que la arena estaba ocupada por una gran colonia de charranes árticos, que defendía ferozmente su zona de cría. Tuvimos que desandar parte del camino y dar un amplio rodeo por el interior de la playa para evitar ser atacados por las agresivas aves.
Finalmente, pudimos situarnos a la altura de Hvítserkur. Desde la playa, la roca de 15 metros de altura tenía un aspecto algo más imponente. Aunque también eran más evidentes las alteraciones producidas por la mano del hombre. He de reconocer que Hvítserkur me decepcionó. Sé que no la visitamos en la mejor hora, ni por la luz ni por la marea, pero sinceramente esperaba algo mas. Quizá influyera que llegábamos después de recorrer en los días pasados varios de los lugares mas espectaculares de Islandia, como Landmannalaugar y Kerlingarfjöll.
En cualquier caso, teníamos que regresar al aparcamiento, en la parte alta del acantilado. La experiencia con los charranes había sido tan desagradable que preferimos trepar por la abrupta ladera antes que arriesgarnos a recibir un picotazo en la cabeza.
Continuamos hacia el norte de Vatnsnes, costeando por la carretera 711. En realidad, una pista de tierra, también conocida como Vatnsnesvegur, que recorre el perímetro de la península. Nos detuvimos cerca de su extremo septentrional, con la esperanza de ver alguna de las colonias de focas que, según dicen, se distribuyen por la costa noroccidental de Vatnsnes. No hubo suerte. En cambio, pudimos contemplar un hermoso panorama. El día se había vuelto espléndido, el mar parecía una balsa de aceite y, a lo lejos, la limpia atmósfera nos permitía divisar con claridad la costa nororiental de los Fiordos del Oeste, al otro lado de Húnaflói.
Seguimos avanzando junto a la costa, ahora en dirección hacia el sur, deteniéndonos en otro lugar desde el que supuestamente era posible divisar focas. Pero no vimos ninguna. El acceso a la costa estaba cerrado para proteger las zonas de cría. Intentamos buscarlas con los prismáticos, pero nuestra falta de experiencia avistando focas nos jugó una mala pasada. Acabamos desistiendo. Nos tuvimos que conformar con disfrutar de la espléndida tarde, mientras recorríamos tranquilamente la costa de Vatnsnes camino del Miðfjörður y el asfalto de la Ring Road.
El blog de Jordi Pujolá tiene una buena entrada sobre la península: https://escritorislandia.com/peninsula-vatnsnes-islandia/.
La reseña en Es Hora de Viajar está más centrada en Hvítserkur: https://eshoradeviajar.com/2022/10/23/como-llegar-a-hvitserkur-el-trol-de-piedra-de-islandia/.
En inglés, Guide to Iceland también tiene un artículo sobre Hvítserkur: https://guidetoiceland.is/travel-iceland/drive/hvitserkur.
En YouTube hay varios videos con consejos para fotografiar la roca. Por ejemplo el de Mads Peter Iversen (https://www.youtube.com/watch?v=CQs2E3P_hAQ) o el de Gudmann & Gyda (https://www.youtube.com/watch?v=DVwVgG1tlEU). Es evidente que yo no los seguí.
Preciosa es formación rocosa con las montañas al fondo.
Muchas gracias por compartir.
Muchas gracias Joshua, pero no estoy contento de las fotos que hice en Hvítserkur.