Había leído todo tipo de comentarios sobre el Norröna. Algunos no demasiado positivos. También sabía que, durante los meses de invierno, la naviera no garantiza llegar a su destino final en Islandia y deja bien claro al comprar el pasaje que no aceptará responsabilidad alguna si se ve obligada a cancelar la travesía. Incluso había visto algún que otro video en YouTube del barco en medio de fuertes temporales. Por último, también cabía la posibilidad de llegar a Seyðisfjörður y, al igual que en la serie Trapped, encontrar la única carretera que conecta el remoto puerto con el resto de Islandia bloqueada por la nieve. Lejos de desanimarme, este cúmulo de circunstancias acrecentó mi interés por la singladura, hasta convertirla en el eje sobre el que giró el resto del viaje.
Como en todo ferry, la mayor parte de las cubiertas inferiores del Norröna está reservada para los vehículos. A pesar de lo cual, en la sección de proa del nivel 1 hay una zona ocupada por el gimnasio y una piscina cubierta. Al ser temporada baja, esta última estaba fuera de servicio. En el nivel superior, la misma sección de proa está ocupada por camarotes interiores, con 6 literas cada uno. Durante mi viaje, alojaban a un grupo de adolescentes sobre el que volveré más tarde.
La siguiente cubierta accesible al pasaje es la 5. Una vez más, la proa está ocupada por camarotes, algunos de ellos exteriores. En el tercio central de la cubierta se encuentra la tienda libre de impuestos, en la que hay de todo un poco. Desde las típicas bebidas alcohólicas hasta ropa y perfumes, pasando por dulces y chucherías. Finalmente, en la sección de popa están la recepción, una pequeña zona de juegos infantiles, un igualmente diminuto cine, el restaurante The Dinner y Naust, una cafetería con un escenario en el que, en temporada alta, debe haber algún tipo de animación.
El centro y la proa de la cubierta 6 están ocupados por camarotes. Entre los que se encuentra el 6316, que ocupé durante mis tres noches a bordo. El camarote era sencillo, pero correcto. Con un baño (inodoro, lavabo y ducha) según se entraba a la derecha, frente al que había un par de armarios. A continuación de éstos, una mesa, con un taburete y dos enchufes y un mini bar, que encontré vacío. Por último, tres camas, una de ellas elevada a modo de litera. Al viajar solo, tanto la cama alta como una de las bajas estaban plegadas, dejando libre un espacio relativamente amplio. En la pared del fondo, una ventana daba al exterior, aunque la vista no era del todo limpia, pues había un pasillo de servicio con barandillas. Más que suficiente para dormir una persona. De haber sido dos o tres, quizá hubiéramos ido un tanto apretados. El camarote estaba limpio y en un estado de mantenimiento aceptable. Aunque hay que tener en cuenta que, al menos en invierno, no hay servicio de habitaciones. Únicamente limpian al finalizar el trayecto, cuando va a llegar un nuevo huésped. En el resto de la cubierta, hacia la sección de popa, hay un par de restaurantes: Simmer Dim y Norröna Buffet.
El nivel 7 está en buena parte ocupado por espacios cerrados al pasaje, como el puente de mando y los camarotes de la tripulación. En la sección central hay algunos camarotes y, a popa, el primer espacio exterior accesible a los pasajeros. Una cubierta techada y muy protegida, perfecta para disfrutar de la navegación en climas fríos. Pero con un problema: en teoría, no es accesible al pasaje. Sólo se puede llegar a ella atravesando otros dos espacios al aire libre. A babor, una pequeña cubierta reservada a la tripulación, de la que está separada por una cadena con una señal de prohibido el paso. A estribor, otra cubierta, en esta ocasión reservada a quien quiera utilizar, previo pago, alguno de los tres jacuzzis que la ocupan. En la práctica, no solía haber ningún tripulante en la zona y, las pocas ocasiones en las que coincidí con alguno, se limitó a ignorarme.
El nivel 8 está mucho más abierto al exterior. El tercio de proa lo ocupa otro grupo de camarotes. En el resto de la cubierta hay una pequeña zona de servicio en la crujía, rodeada de espacios abiertos al exterior. Tanto a babor como a estribor, hay una amplia cubierta que ocupa la zona central de ambos costados. Al igual que en Hurtigruten, el suelo está recubierto con unas baldosas de plástico, un tanto antiestéticas pero que funcionan muy bien evitando resbalones con agua o hielo en cubierta. Más hacia popa hay dos espacios que aparentemente han sido cerrados a posteriori, con un antiestético cobertizo. A estribor, el Sky Bar, que tenía un amplio horario de apertura. Solo lo vi cerrado a primera hora de la mañana. A babor, una zona para fumadores, con unos bancos de madera. Ambas están comunicadas por un pasillo interior. Siguiendo hacia popa, a babor hay un diminuto campo de futbito, protegido con una red para evitar que el balón acabe en el mar. A estribor, una pequeña terraza, desde la que una escalera desciende hacia los espacios abiertos de la cubierta 7. Por último, la popa está ocupada por un helipuerto, que no es accesible al pasaje.
Corona el barco el que para mi es el mejor espacio exterior del Norröna. Su cubierta del nivel 9, a la que se accede mediante escaleras desde las cubiertas laterales del nivel inferior. Situada sobre el castillo de proa, ofrece una magnífica vista panorámica, prácticamente limpia de obstáculos. Su único defecto, por ponerle alguno, es precisamente lo abierta que está al exterior, en un barco que pasa todo el año navegando por los mares del Norte y Noruega. Tan solo protegida con mamparas en la zona cercana a las escaleras de acceso, en algunas ocasiones era prácticamente imposible estar en ella. Por contra, cuando la climatología y la navegación del barco lo permitían, era una auténtica maravilla, en la que pude disfrutar los mejores momentos de la travesía. La llegada a Seyðisfjörður, adentrándonos en el fiordo al amanecer, fue increíblemente serena y hermosa. Y la navegación atravesando el corazón de las Islas Feroe, seguidos de cerca por una amenazante tormenta de nieve, rozó el nivel de experiencia mística.
Respecto a la restauración, el barco ofrece tres locales. No tuve ocasión de probar el Norröna Buffet. The Dinner funciona en ocasiones como buffet y en ocasiones como autoservicio, con la típica comida para salir del paso: pizzas, hamburguesas y platos similares. Es el que tiene un horario más amplio del barco, al menos en temporada baja, con horas de apertura y cierre que se ajustan cada día al horario de las escalas. El único restaurante con servicio de mesa es Simmer Dim, que en temporada alta está especializado en cocina de las Feroe con un toque actual. Al menos, así lo anuncian en el barco. En temporada baja, el día que decidí probarlo solo había hamburguesas. En general, ambos me parecieron mediocres, incluso para lo que uno espera de un ferry. El aspecto positivo fue que, al ir en un barco prácticamente vacío, nunca tuve el más mínimo problema para encontrar un buen lugar junto a los ventanales exteriores.
Mi experiencia en el Norröna estuvo muy distorsionada por viajar en temporada baja. El barco iba prácticamente vacío, por lo que rezumaba tranquilidad. En ocasiones tuve la sensación de ser el único pasajero a bordo. Y todo ello a pesar de tener la mala suerte de coincidir con un grupo de adolescentes de las Feroe, que regresaba de un viaje a Dinamarca subvencionado por el gobierno de las islas, según me comentó, con evidente contrariedad, un miembro de la tripulación. Generalmente, se acostaban cuando yo me levantaba, o viceversa. Las pocas veces que coincidí con algunos de ellos, o estaban borrachos como cubas o con signos inequívocos de tener una resaca de caballo. Aparentemente, su único objetivo a bordo era agotar las reservas de alcohol de la tienda libre de impuestos. Afortunadamente, se quedaron en Tórshavn. Cuando desembarqué durante la escala en la capital de las Feroe, un retén de policía les estaba esperando y, al menos, se llevó a uno detenido. No pude evitar preguntarme qué motivo habrá para gastar dinero público en semejante despropósito.
Como conclusión, creo que no es un trayecto recomendable para todo tipo de viajeros. Aunque, en verano, la naviera se empeña en vender la experiencia como un crucero, hay que tener en cuenta que no es más que un ferry. Y no precisamente de los mejores en los que he podido navegar. Dicho lo cual, para todo aquel que, como yo, viaje en barco para disfrutar tranquilamente del mar y la navegación, la travesía invernal completa entre Hirtshals y Seyðisfjörður es un viaje que no le dejará indiferente. Pero hay que subir a bordo siendo consciente de la ausencia de lujos y las limitaciones del buque. Durante el día y medio de navegación entre Dinamarca y las Islas Feroe, las únicas distracciones serán el amanecer, la visión esporádica de algún barco o plataforma petrolífera, el horizonte infinito y la puesta de sol. Todo ello si la niebla no lo impide. En caso contrario, no quedará más opción que recurrir a la compañía de un buen libro. Para mi, un plan perfecto.
Algunas novedades
En el lado negativo, mi viaje invernal entre Hirtshals y Seyðisfjörður sería irrealizable en la actualidad. Desde la pandemia, la naviera ha decidido suspender la navegación a Islandia entre finales de diciembre y mediados de marzo. Desconozco si será un cambio permanente o, en unos años, se volverá a la situación anterior, quizá una vez se completen las obras del nuevo túnel entre Seyðisfjörður y Egilsstaðir.
También ha habido cambios en el barco, buscando hacerlo algo más lujoso. Parece que han reformado varios camarotes y añadido otros en una ampliación de la cubierta 8. Los nuevos camarotes, de las categorías «Nordic Deluxe» y «Nordic Suite», intentan adaptar el buque a una clientela más exigente. Además, se ha añadido un nuevo espacio en la parte más elevada del barco. Ubicada en la cubierta 10, «Laterna Magica» es una nueva zona de hostelería, con grandes ventanales que permiten disfrutar del espectacular entorno que recorre el Norröna.
Fue precisamente este espacio el que llamó mi atención cuando, por pura casualidad, coincidí con el Norröna, durante una escala en Seyðisfjörður en agosto de 2023.
En inglés, se puede consultar la web de la naviera en https://en.smyrilline.fo/.
La página del Norröna en la Wikipedia está en https://en.wikipedia.org/wiki/MS_Norröna.
Por desgracia, parece que, debido a los nuevos horarios de la naviera, al menos de momento es imposible realizar el viaje en invierno, como se puede leer en https://local.fo/norrona-scraps-high-winter-sailings-to-iceland-citing-energy-saving/.
En el blog LandLopers hay un post tan largo como interesante sobre el itinerario: https://landlopers.com/2019/05/14/smryil-norrona.
Lonely Planet tambien tiene una entrada sobre la travesía: https://www.lonelyplanet.com/articles/sailing-from-denmark-to-iceland.
En YouTube hay numerosos videos en los que se puede ver el interior del barco, aparentemente grabados en verano. Por ejemplo https://www.youtube.com/watch?v=yCA-B5l7joU o https://www.youtube.com/watch?v=jJgddvpqgv4.
Trackbacks/Pingbacks