Las Atarazanas Reales de Barcelona comenzaron a edificarse en 1283, en sustitución de otras anteriores, situadas más al norte y hoy desaparecidas. El edifico estaba originalmente formado por ocho naves. Posteriormente, en 1618, se construyeron tres naves adicionales, en sentido perpendicular a las originales, aunque manteniendo el mismo estilo y materiales constructivos. Estuvieron operativas hasta el siglo XVIII. Tras la Guerra de Sucesión Española, se convirtieron en un cuartel de artillería. En 1935 la titularidad del edificio pasó al Ayuntamiento de Barcelona. Se decidió crear un museo marítimo pero, al estallar la Guerra Civil, no pudo inaugurarse hasta 1941. El conjunto está muy bien restaurado y es una de las pocas oportunidades que hay de visitar un edificio industrial de la Edad Media.
La pieza central del museo es la reproducción de la galera Real, el buque insignia de Don Juan de Austria en Lepanto. La galera original se construyó en estos mismos astilleros en 1568. Entre 1965 y 1971 se realizó la réplica que actualmente se exhibe en el museo. A pesar de ser una pieza muy interesante y de indudable valor, tengo que reconocer que no cumplió mis expectativas. He leído en varios lugares que la réplica se finalizó en 1971, pero da la sensación de ser una obra inacabada. Al mismo tiempo, las limitaciones de espacio impuestas por el propio edificio impiden la instalación de algunos elementos fundamentales en una nave de este tipo, como mástiles y remos. Por último, no hay ningún punto elevado desde el que se puedan apreciar la cubierta o el castillo de popa.
El resto del museo se compone principalmente de una exposición de diversas embarcaciones tradicionales del litoral catalán que, aunque de indudable valor etnográfico, me dejaron un tanto frío. También había una exposición temporal, instalada en contenedores marítimos, en la que se contaba la historia de varias embarcaciones, apoyada con maquetas y material gráfico. Se supone que, progresivamente, se irán incorporando nuevas salas y exposiciones pero, al menos en la fecha de nuestra visita, no había más.
Por último, en el Muelle de Bosch y Alsina, está la Santa Eulàlia, una preciosa goleta de tres palos, construida en Torrevieja en 1918. Es un barco plenamente operativo, que navega ocasionalmente, por lo que no siempre está en el puerto. Aunque algunos elementos tuvieron que rehacerse completamente tras su adquisición por el museo en 1997, los trabajos realizados han respetado los materiales y apariencia de la goleta. Visitar un barco histórico en su ambiente natural, mientras el agua lo mecía, fue una experiencia preciosa. También ayudó el magnífico día que tuvimos, con un sol radiante y una leve brisa.
El edificio del museo está situado muy cerca de la estatua de Colón, al lado del extremo más cercano al mar de la Rambla de Santa Mónica. La Santa Eulàlia se suele encontrar en la Dársena Nacional del puerto, junto al edificio del Puerto de Barcelona. Aunque, en teoría, para entrar en la goleta hay que enseñar la entrada al museo, el día de nuestra visita aparentemente nadie controlaba el acceso. Al menos a nosotros no nos la pidieron.
La página oficial del museo está en http://www.mmb.cat/index.php?idm=2.
Muy interesante el artículo sobre La Real en The Conversation: https://theconversation.com/construir-para-la-guerra-decorar-para-la-gloria-la-galera-real-de-lepanto-174636.
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