El Bajo Elba

Los alemanes distinguen entre dos términos complicados de diferenciar en su traslación al español, ya que ambos se traducen como Bajo Elba. Unterelbe se refiere a la parte del río que se ve afectada por las mareas, un tramo de unos 142 kilómetros entre Geesthacht y su desembocadura en Cuxhaven. Niederelbe es un tramo mas corto del río, en concreto los 108 kilómetros que van desde el oeste de Hamburgo hasta Cuxhaven. Los cruceros marítimos recorren este último tramo, saliendo desde alguna de las tres terminales existentes an Hamburgo: HavenCity, Altona o Steinwerder.

Las dos veces que he bajado el río en crucero, a pesar de ser verano, nos ha alcanzado la noche antes de llegar a la desembocadura. Aún así, el trayecto es bastante interesante. A babor, se puede divisar buena parte del inmenso puerto comercial de Hamburgo, uno de los principales de Europa, en el que siempre hay movimiento de barcos, grúas y todo tipo de vehículos. En cambio, a estribor nos encontramos la tranquila zona residencial de Blankenese, uno de los distritos mas lujosos de Hamburgo. Pasada la enorme fábrica de Airbus, el paisaje se va haciendo mas rural y van desapareciendo las pocas colinas que había al norte, con lo que el río acaba discurriendo por una llanura que se pierde en el horizonte. Normalmente el tráfico es bastante intenso, y es muy común llevar barcos tanto a proa como a popa. También suelen ser continuos los cruces con todo tipo de embarcaciones, desde enormes portacontenedores hasta pequeños barcos de recreo.

Generalmente se suele salir de Hamburgo por la tarde, por lo que es prácticamente imposible llegar a Cuxhaven de día. En 2014, llegamos al atardecer a la altura del islote de Lühesand, a unas 13 millas náuticas de Altona, fácilmente reconocible por sus enormes torres de alta tensión. En 2015 salimos todavía mas tarde y además el día estaba muy nublado, por lo que ni tan siquiera llegamos a ese punto con luz.

En el regreso a Hamburgo el problema suele ser el contrario: se entra al río muy pronto. En 2014 podría haber hecho todo el trayecto de día. Por desgracia me desperté poco antes de las 7:00 a la altura de Glückstadt. A pesar de mi holgazanería, pude admirar un precioso amanecer. Al año siguiente, en vista de la experiencia anterior, decidí levantarme a las 5:30, para disfrutar del río desde Cuxhaven, pero el intento fue totalmente fallido. Acabábamos de pasar la fábrica de Airbus en Finkenwerder y nos aproximábamos a los muelles mas occidentales del puerto: ya estábamos en Hamburgo.

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La única vez que pude hacer el trayecto completo de día fue con 16 ó 17 años, en una excursión a la isla de Helgoland. Salí de Hamburgo a primera hora de la mañana, regresando a última hora de la tarde a Wilhelmshaven. Han pasado muchos años, por lo que no guardo demasiadas memorias de aquel viaje, pero recuerdo Helgoland como un lugar extraño, lo mismo que su accidentada historia.