La tardía escala en Tromsø hizo que acabara levantándome algo más tarde de lo habitual. Durante la noche habíamos hecho escala en Finnsnes y, poco antes de las ocho de la mañana, estábamos llegando a Harstad. En nuestra anterior escala en el mismo puerto, cuatro días antes, al zarpar nos habíamos cruzado con el Lofoten, que iba en sentido sur. Ahora éramos nosotros los que navegábamos rumbo al sur y el Nordnorge el que zarpaba rumbo norte. Los cruces con otros barcos de Hurtigruten comenzaban a crear situaciones curiosas, similares a un déjà vu en el que hubieras cambiado de ubicación.

Amanecer en el puerto de Harstad

Amanecer en el puerto de Harstad

En cualquier caso, esta vez la escala en Harstad era más corta, de apenas treinta minutos. En la escala rumbo norte, a la tenue luz del alba, Harstad me había parecido un lugar sugerente. Ahora, con algo más de luz, aparentaba ser más normal. A pesar de lo cual decidí dar un paseo rápido por las inmediaciones del puerto. En las calles aledañas había algunos edificios de madera que daban a la zona cierto encanto. Un gran edificio amarillo, construido sobre un muelle en un estilo peculiar, era el más destacado de la zona. No logré averiguar su cometido original, aunque ahora aloja varios locales de hostelería, oficinas y la sala de espera del los ferrys que zarpan de sus inmediaciones. Harstad parece tener varios edificios interesantes, algunos de estilo modernista, pero estaban fuera de mi alcance. Regresé al barco.

Iglesia de Trondenes

Iglesia de Trondenes

Zarpamos a las 8:30. Enseguida llegamos frente a la península de Trondenes, situada a las afueras de Harsatd y con evidencias de haber estado poblada al menos desde la Edad del Bronce. En la península está la iglesia de Trondenes, el edificio medieval más septentrional del mundo. Hubiera sido una visita interesante, pero la única forma de hacerla era con una excursión de la naviera: A Taste of Vesterålen. Hurtigruten ofrece la opción de desembarcar en Harstad y volver a embarcar en Sortland, visitando varios lugares de interés por el camino. Parecía una idea sugerente, que me llegó a tentar. Pero no me gustan las excursiones organizadas. Además, había ido a Noruega a hacer la ruta completa del Hurtigruten. No estaba dispuesto a hacer una parte en autobús.

El Finnmarken rodeó la península para adentrarse en Toppsundet, el canal que separa las islas de Hinnøya, al sur, y Grytøya, al norte. El sol iba levantándose lentamente y comenzaba a iluminar las laderas de Grytøya. La isla, de apenas 108 kilómetros cuadrados, es muy montañosa, con un pico que llega a 1.012 metros de altura. La habitan poco mas de 400 personas, concentradas en su costa meridional. Desde el Finnmarken se apreciaban las granjas dispersas junto a la costa, entre bosques y campos de labor completamente cubiertos de nieve. Mas adelante, la característica silueta del monte Toppen, levantando sus 759 metros de altura desde la misma orilla del mar, dominaba el paisaje. La nieve no había logrado agarrarse a sus agrestes paredes de roca, que contrastaban con las blancas laderas del resto de la isla.

Risøyrenna

Risøyrenna.

Tras atravesar el extremo meridional del Andfjorden, enfilamos hacia la entrada septentrional de Risøysundet, el estrecho de 24 kilómetros de longitud que separa las islas de Andøya y Hinnøya. Nuestra siguiente escala era Risøyhamn, en Andøya, aunque antes teníamos que atravesar el canal de Risøyrenna. Llegamos a su entrada poco después de las diez, en medio de una espléndida mañana que mejoraba por momentos. El Finnmarken redujo su velocidad, imagino que para evitar el efecto de trimado dinámico. Mirando por encima de la borda, se distinguía sin dificultad el fondo arenoso sobre el que navegábamos. El sol, la baja velocidad del buque, la ausencia de viento y las cuatro capas de ropa me hicieron olvidar que la temperatura en cubierta era de cinco grados negativos.

El canal de Risøyrenna.
El canal de Risøyrenna

El canal de Risøyrenna.

El arenoso extremo nororiental de Risøysundet tiene muy poca profundidad, lo que imposibilitaba la navegación con cualquier cosa mucho mas grande que un bote de remos. Algunos bancos de arena incluso llegaban a emerger durante la marea baja y se dice que los lugareños cruzaban de una isla a otra a lomos de caballo. Aunque se piensa que los drakkar vikingos, con su escaso calado, lo atravesaban sin problemas.

Entre 1876 y 1881 se dragó un primer canal, de 3 metros de profundidad y 31 de ancho. Pero pronto se mostró inadecuado para los barcos, cada vez de mayor calado. En 1911 se comenzó a dragar un nuevo canal, esta vez de 50 metros de ancho y 5 de fondo, con una longitud de 4,85 kilómetros. Fue inaugurado el 22 de Junio de 1922 por el Finmarken (el «abuelo» del actual Finmarken), repleto de personalidades noruegas, desde el rey Haakon VII hasta Richard With, fundador de Hurtigruten y antiguo parlamentario. A partir de dicha fecha, Hurtigruten abandonó la antigua ruta a través de Tjeldsundet. Posteriormente el canal se ha ido ampliando, hasta los 7 metros de profundidad y 100 de ancho actuales.

Llegando a Risøyhamn

Llegando a Risøyhamn.

Tardamos 25 minutos en atravesar Risøyrenna y llegar a Risøyhamn que, con solo 216 habitantes, es la localidad mas pequeña en la que hace escala Hurtigruten. Habíamos llegado con adelanto, a pesar de lo cual no se prolongó la escala, que se quedó en los 15 minutos previstos. Risøyhamn es un puesto de comercio desde 1777, aunque la paulatina acumulación de arena dificultó su desarrollo, pues llegó un momento que el calado de su puerto era escasamente de un metro. Desde la cubierta del Finnmarken, los muelles no parecían ofrecer nada interesante, por lo que pasé la breve escala disfrutando de la vista hacia oriente. El agua en calma, los bancos de arena, algún pequeño bote de pesca y, a lo lejos, las cumbres nevadas de Hinnøya y Grytøya, entre las que habíamos navegado unas horas antes, creaban una escena de una serenidad hipnótica.

Navegando por Risøysundet

Navegando por Risøysundet.

Zarpamos diez minutos antes de la hora prevista. Tras pasar bajo el puente de Andøy, que une las islas de Andøya y Hinnøya, nos internamos en el Risøysundet con rumbo sur. A pesar de las apariencias, el aire era frío y el agua estaba al borde de la congelación. Hasta el punto que, una vez mas, de vez en cuando se formaba una fina película de hielo en su superficie. Me llamaron la atención las aves que había en el estrecho, flotando sobre el agua en pequeños grupos. Según avanzaba el Finnmarken, iban levantando el vuelo, en ocasiones esperando hasta el último minuto para comenzar la maniobra.

Sortlandsundet desde el Finnmarken

Sortlandsundet desde el Finnmarken.

Poco después de las 11:30 superamos el extremo sur de Andøya y nos internamos en Sortlandsundet, el estrecho de 30 kilómetros que se extiende entre las islas de Hinnøya y Langøya. Tras cruzar bajo el único puente que une ambas islas, llegamos a Sortland, nuestra siguiente escala. Con algo mas de 5.000 habitantes, es la mayor población de Vesterålen. Se la conoce como «la ciudad azul en el estrecho», pues dicen que tiene muchos edificios pintados de dicho color. Puede ser, pero desde cubierta apenas se distinguían dos o tres. En cualquier caso, era la hora de comer y me pareció mas interesante aprovechar la escala para ir al restaurante del Finnmarken que desembarcar en Sortland. Para cuando volvimos a zarpar estaba de nuevo en cubierta, con nuevas fuerzas para seguir disfrutando de la preciosa travesía.

Hinnøya desde Sortlandsundet

Hinnøya desde Sortlandsundet.

Seguimos navegando con rumbo suroeste, en medio de un paisaje cada vez mas agreste y hermoso. Aprovechar la escala para comer había sido todo un acierto. A pesar de la ligera neblina formada por la intensa radiación solar, desde proa se comenzaba a distinguir la tenue silueta de una cadena de montañas cerrando el horizonte. Eran las cumbres de las Lofoten, entre las que teníamos que cruzar atravesando el estrecho de Raftsundet. Pero antes teníamos que hacer escala en Stokmarknes, la cuna de Hurtigruten, donde llegamos a las 14:15. Hacía una tarde espléndida. Por primera vez en muchos días, estábamos a cero grados centígrados. Nada mal para estar en pleno ártico en el mes de febrero.

El Museo Hurtigruten de Stokmarknes.

Empleé la escala en Stokmarknes para recorrer el Museo Hurtigruten. Una visita muy interesante, en la que solo sentí no haber podido disponer al menos de una hora adicional para recorrerlo con la calma que merece.
En Hadselfjord rumbo a Raftsundet

En Hadselfjord rumbo a Raftsundet.

A las tres y cuarto zarpamos de Stokmarknes y nos adentramos con rumbo sureste en el Hadselfjord, buscando la entrada septentrional de Raftsundet. Hacia el sur, una cadena de montañas sin solución de continuidad parecía bloquear nuestra ruta. Eran las cumbres de las islas de Hinnøya y Austvågøya. Según avanzábamos, el sol se ocultó tras Austvågøya. El espectacular paisaje quedó sumido en la sombra, salvo las cumbres mas elevadas, bañadas por una luz que lentamente iba tornándose rosácea. Navegando por Hadselfjord, entre un laberinto de islas y escollos, parecía imposible encontrar la entrada a Raftsundet. Hasta que, al filo de las cuatro de la tarde, mas allá de unos islotes, apareció la silueta del puente que cruza el estrecho, comunicando Austvågøya con el resto de Noruega.

Raftsundet.

El Finnmaken pasó una hora navegando por el estrecho de Raftsundet, atravesando las Lofoten y Vesterålen entre agrestes picos cubiertos de nieve. La luz crepuscular y la serenidad del entorno se conjugaron para crear uno de los momentos mas mágicos de todo el viaje.
Crepúsculo al sur de Austvågøya

Crepúsculo al sur de Austvågøya.

El Finnmarken tardó aproximadamente una hora en cruzar el estrecho. Salimos por su extremo meridional y nos adentramos en el Vestfjorden con las últimas luces del día. Fue un momento de sentimientos encontrados. Por un lado, navegar lentamente con rumbo oeste, mientras llegaba el ocaso y el paisaje desaparecía lentamente, trasmitía una profunda sensación de paz. Por contra, ver como una vista tan hermosa se desvanecía frente a mis ojos, me dejaba un sentimiento de pérdida.

Svolvær

Svolvær.

Llegamos a Svolvær a las seis y media de la tarde. La pequeña ciudad, situada a los pies del monte Fløyfjellet, tiene uno de los emplazamientos naturales mas hermosos de Noruega. Lo cual no es poco. Considerada la capital turística y cultural de las Lofoten, atrae visitantes todo el año. A pesar de lo cual, en una noche de febrero cada vez mas fría, sus calles respiraban tranquilidad. Di un paseo por el puerto, encaminándome al islote de Lamholmen. Desde el exterior tenía un aspecto pintoresco, aunque resultó estar en buena parte ocupado por tres hoteles. Y, de noche, era imposible disfrutar de las vistas sobre el puerto y las montañas, por lo que regresé hacia el centro. Di un tranquilo paseo sin rumbo fijo por las calles nevadas, pero era tarde y estaba todo cerrado. Al final, sin buscarlo, me di de bruces con local informal y lleno de gente joven, Fellini Pizza. Tenía hambre, llevaba una semana sin probar nada de pasta y recordé que la cena de esa noche no me parecía especialmente atractiva. Acabé tomando una pizza. Nada del otro mundo, pero maté el antojo de hidratos de carbono. Tras lo cual un breve paseo me llevó de vuelta al Finnmarken.

https://www.youtube.com/watch?v=HSRCYgymqgA?rel=0

Zarpamos a las 20:30. Mientras veía alejarse los secaderos de bacalao que adornan todo puerto del ártico noruego que se precie, dudaba entre irme directamente a la cama o esperar por si, una vez mas, había aurora boreal. La posibilidad era razonable y el cielo estaba despejado, así que decidí esperar. Pasé mas de una hora haciendo lo que nunca se debe hacer durante un viaje: ver las fotos que has tomado en los días anteriores. Me parecieron todas malísimas. Ninguna hacía justicia a los increíbles paisajes que había recorrido.

A las diez de la noche llegamos a Stamsund, la última escala del día, de media hora de duración. Había descendido a tierra durante el trayecto hacia el norte y sabía que no había nada que ver. Me quedé en el barco. Tras Stamsund, el Finnmarken tenía que cruzar el amplio Vestfjorden rumbo a Bodø, separándose por una vez de tierra firme. Según nos adentrábamos en la oscuridad de la noche, desde popa me llamó la atención un resplandor amarillento. Al mirarlo con mas detenimiento comprendí que eran las luces de Leknes y su aeropuerto, reflejándose en un manto de nubes bajas. Esa noche nos quedábamos sin aurora. Di por terminado el día con la navegación mas hermosa de todo el itinerario y me fui a descansar.

Algunos vínculos útiles:
En Hurtigruten en invierno, la guía completa, he preparado una recopilación de todos los artículos del blog sobre mi viaje en el MS Finnmarken.

Se puede ver todo el recorrido invernal que realicé por Noruega en https://depuertoenpuerto.com/noruega-en-invierno/.

La web oficial de turismo de Noruega tiene una página dedicada al expreso de la costa: https://www.visitnorway.es/organiza-tu-viaje/como-moverse/en-barco/hurtigruten/.

La página del representante de Hurtigruten para España y Portugal está en https://www.hurtigrutenspain.com/destinos/noruega/bergen-kirkenes-bergen/, aunque no permite hacer reservas, solo ver información y solicitar presupuestos.

En inglés, la web oficial está en https://global.hurtigruten.com/destinations/norway/classic-round-voyage-bergen-kirkenes-bergen. Aquí si se pueden ver los camarotes disponibles y hacer la compra en línea.

En la página Life in Norway se puede encontrar una entrada describiendo el mismo recorrido, aunque en este caso cogiendo el autobús: https://www.lifeinnorway.net/hurtigruten-day-9/.

La página oficial de turismo de Harstad está en https://en.visitharstad.com.

Se puede visitar la web de turismo de Lofoten en https://lofoten.info/lofoten y la de Vesterålen en https://visitvesteralen.com/en.

En la web de Hurtigruten hay una página dedicada al canal de Risøyrenna: https://global.hurtigruten.com/destinations/norway/inspiration/attractions/risoyrenna-the-risoy-channel/.

En la misma web se pueden encontrar páginas para cada puerto del itinerario. Los del noveno día son Tromsø (https://global.hurtigruten.com/ports/tromso/), Finnsnes (https://global.hurtigruten.com/ports/finnsnes/), Harstad (https://global.hurtigruten.com/ports/harstad/), Risøyhamn (https://global.hurtigruten.com/ports/risoyhamn/), Sortland (https://global.hurtigruten.com/ports/sortland/), Stokmarknes (https://global.hurtigruten.com/ports/stokmarknes/), Svolvær (https://global.hurtigruten.com/ports/svolvar/) y Stamsund (https://global.hurtigruten.com/ports/stamsund/).