La pequeña ciudad de Bodø, situada justo al norte del círculo polar ártico​, tiene unos orígenes inciertos. Pero sabemos que en 1816 adquirió la categoría de kjøpstad, un término originario del noruego antiguo que se podría traducir como «lugar de mercado» y la permitía comerciar con el extranjero. Desde entonces, ha ido creciendo lentamente, hasta albergar un campus universitario y diversas instituciones, principalmente relacionadas con la marina y la aviación. También tiene, justo a sus afueras, una importante base aérea, utilizada conjuntamente por el ejército noruego y la OTAN. Que, además, comparte las pistas con un aeropuerto civil. Su estación de tren es el final de la linea férrea de Norland, el ramal mas septentrional de los ferrocarriles noruegos. Su importancia como nudo de comunicaciones la convirtió en un objetivo militar de primer orden en la Segunda Guerra Mundial. Bodø es una mas de las numerosas ciudades noruegas arrasadas durante la invasión alemana.

Sjøgata

Sjøgata.

La escala de dos horas y media en Bodø, aunque relativamente breve, era la mas prolongada en el cuarto día del itinerario del Hurtigruten. La pequeña ciudad no tiene apenas ningún edificio digno de mención, pero no tenía sentido quedarse en el barco. Además, quería aprovechar para probar los crampones que había conseguido en Ålesund. Y, ya puestos, comprar un gorro de lana. Bodø es una ciudad pequeña y el muelle de Hurtigruten está muy cerca del centro. Sin tener muy claro que hacer, decidí pasarme por la oficina de turismo, en Tollbugata 13, a unos escasos quince minutos andando desde el muelle. No había muchas opciones. El principal atractivo de Bodø son sus alrededores, que estaban completamente fuera de mis posibilidades. También hay algún museo y una exhibición sobre la industria del salmón. Pero hacía un día espléndido. No parecía buena idea encerrarse entre cuatro paredes.

Bodø desde el Scandic Havet

Bodø desde el Scandic Havet.

Al final, de todas las sugerencias que me hicieron, me decidí por subir al hotel Scandic Havet. En su planta 18 hay un bar con vistas panorámicas sobre la ciudad y sus alrededores. Después de tomar un café tranquilamente tras sus cristales, salí a la terraza exterior. Mirando hacia el sur, era difícil tener la sensación de estar en el ártico noruego en pleno invierno. El cielo estaba casi despejado, con alguna nube dispersa que no impedía al sol brillar. La intensa luz convertía las montañas en meras siluetas, camuflando la nieve que las cubría. El mar, en calma, brillaba bajo los rayos del sol. Cerca del hotel, el puerto deportivo de Bodø estaba lleno de veleros y embarcaciones a motor. Parecía una estampa otoñal del levante español. No faltaban ni las grúas entremezcladas con los edificios. Tan solo había que ignorar la temperatura, de dos grados bajo cero, y las manchas de nieve en las azoteas y las calles cercanas.

Glasshuset de Bodø

Glasshuset de Bodø.

Salí del hotel y pasé un rato callejeando por las proximidades del puerto antiguo. Al final, acabé en el Glasshuset. Que parece un centro comercial, pero no lo es. En realidad, es el resultado de una actuación del municipio, que cubrió la parte central de Storgata, la principal calle comercial de Bodø. Desde luego debieron tomar la decisión en un día muy distinto al de mi visita. Compré el gorro que buscaba y regresé al exterior.

Calle Ivar Lunds

Calle Ivar Lunds.

Las calles de la zona baja de Bodø no tenían nieve. Pero, desde la terraza del hotel, había visto un sector algo mas elevado, cuyas calzadas estaban completamente blancas. Me encaminé hacia la zona que, ahora si, ofrecía el aspecto que uno espera del ártico noruego: calles completamente nevadas con edificios de madera a los lados. Estrené mis crampones dando un tranquilo paseo por sus calles rectilíneas. Cumplidos los objetivos del día, decidí regresar al barco.

Nyholmen

Nyholmen.

Bodø en invierno me pareció una ciudad bastante tranquila y poco interesante, al menos teniendo el escaso tiempo que dura la escala del Hurtigruten. Pero me dejó la sensación de que, en verano, debe tener bastante actividad. Está relativamente bien comunicada con el exterior y se puede utilizar como base para recorrer la zona o incluso llegar en barco a las Lofoten, con lineas regulares que funcionan todo el año. También en las proximidades de Bodø está el Saltstraumen, considerada la corriente de marea mas fuerte del mundo. No me gustan las excursiones organizadas, pero quizá hubiera sido una buena idea apuntarme a la que ofrecía la naviera para visitar los famosos remolinos.

Algunos vínculos útiles:
Se puede ver todo el recorrido invernal que realicé por Noruega en https://depuertoenpuerto.com/noruega-en-invierno/.

La web oficial de turismo de Noruega contiene una sección sobre Bodø: https://www.visitnorway.es/que-ver-en-noruega/norte-de-noruega/bodo/.

El blog Donde Finaliza el Norte tiene una larga entrada sobre la ciudad y sus alrededores: https://dondefinalizaelnorte.com/2018/02/08/bodo-saltstraumen-turisthytta-arte-callejero-y-aurora-boreal-que-ver-en-tres-dias/.

Para el que esté interesado en llegar a Bodø en tren, recomiendo leer la entrada del blog Viajes ferroviarios de ayer, hoy y mañana: http://viajesferroviarios.blogspot.com/2017/02/noruega-en-tren-desde-oslo-hasta-las.html.

En inglés, Bodø tiene una página de información turística: https://visitbodo.com/en/.

En el blog Nordic Wanders hay un largo post: https://nordicwanders.com/blog/2017/10/complete-guide-to-bodo-northern-norway.

Encontrar información sobre horarios de barcos en Noruega suele ser una tarea mas difícil de lo que debería. En la zona de Bodø, se pueden consultar https://www.reisnordland.no/ferge y https://www.torghatten-nord.no/default.aspx.

La página oficial del puerto de Bodø está en https://bodohavn.no/en/.

En la web de Cruise Norway hay una página dedicada a Bodø: https://cruise-norway.no/destinations/bodo/.