Lübeck (Lubeca en español) ha sido históricamente uno de los puertos mas importantes de Alemania. Alcanzó su máximo esplendor en el siglo XIV, cuando era la principal ciudad de la Liga Hanseática. Posteriormente fue decayendo, pero su declive se aceleró en la primera mitad del siglo pasado. Los nazis castigaron su actitud levantisca retirándola el estatus de ciudad libre e incorporándola a Prusia. Posteriormente, fue la primera ciudad alemana que sufrió un bombardeo masivo, el 28 de Marzo de 1942, en el que ardió parte del centro histórico y se destruyeron tres de sus iglesias principales. A pesar de todo, la ciudad ha sabido reconstruir su centro histórico, que hoy en día presenta un aspecto magnífico. La parte antigua de la ciudad está situada en una isla rodeada por el río Trave, en un emplazamiento que realza su belleza.
Llegar de Hamburgo a Lübeck en tren es realmente cómodo. Hay trenes cada treinta minutos y el trayecto dura menos de una hora. Con tal frecuencia de trenes, lo que hicimos fue ir dando un paseo desde el hotel hasta la estación y sacar el billete para el siguiente tren en las máquinas expendedoras. Una vez llegas a Lübeck, la estación está a menos de 700 metros de distancia de la famosa Puerta de Holsten, por la que se accede al centro histórico.
Finalizado el recorrido fluvial, comenzamos el paseo por la ciudad entrando directamente por Holstenstraße hasta la plaza del mercado. Entre unas cosas y otras, eran casi las dos de la tarde, una hora un tanto intempestiva para comer en Alemania, así que decidimos buscar un restaurante, antes de que fuera demasiado tarde. Acertamos plenamente en el Restaurant Vai, donde comimos maravillosamente bien.
De la parte que se salvó de la destrucción, quizás lo mas notable sea el conjunto formado por el crucifijo y el coro alto, ambos obra del mismo artista, Bernt Notke, que los finalizó en 1477. También son de destacar las capillas funerarias barrocas.
Desde la catedral nos encaminamos, a través de Sandstraße, de nuevo hacia la plaza del mercado y el ayuntamiento. Este último es un precioso edificio de ladrillo oscurecido. Construido en varias fases, la mas antigua del siglo XIII, actualmente está formado por tres edificios conectados, cada uno con características arquitectónicas propias. La mejor vista del conjunto es desde la plaza del mercado. El día de nuestra visita, la plaza estaba ocupada precisamente por el mercado, por lo que los diversos puestos ambulantes impedían tener una buena perspectiva del edificio. En cualquier caso, creo que es mejor mantener los espacios urbanos vivos antes que convertirlos en museos al aire libre para turistas.
Pero mi auténtico interés por la iglesia era musical. Buxtehude fue el organista oficial de la iglesia entre 1668 y 1707. Bach, con apenas 19 años, fue andando desde Arnstadt, a casi 400 kilómetros, solo para escucharlo tocar. Al final se quedo tres meses en Lübeck, dos mas de los que le habían concedido de permiso, lo cual casi le cuesta su empleo de organista en la Neue Kirche. Aunque no hay constancia documental, se cree que Bach participó en varios conciertos como violinista y es muy probable que tocase alguno de los órganos de la iglesia. Lamentablemente, los dos órganos históricos, de los siglos XV y XIX, fueron destruidos en el bombardeo de 1942. Los actuales datan de 1968 y 1986. Durante nuestra visita estaban ensayando con el órgano principal que, con 8512 tubos, es uno de los mayores del mundo. Estuvimos un rato sentados en un banco disfrutando de la experiencia.
Seguimos andando hacia el norte de la ciudad, hasta llegar a la Burgtor. Construida en 1444 en el extremo norte de la ciudad, a pesar de no ser tan famosa como Holstentor, merece la pena visitarla. En el exterior hay un pequeño mirador desde el que se puede ver la confluencia entre los dos brazos del río Trave.
A partir de este punto, comenzamos lentamente el camino de regreso. Volvimos por la Königstraße, pasando por delante del antiguo Hospicio del Espíritu Santo (Heiligen-Geist-Hospital), otro precioso edificio de ladrillo del siglo XIII. Estaba cerrado, pero pudimos escuchar su carillón en funcionamiento.
Tras pasar de nuevo frente al ayuntamiento, nos dirigimos hacia el suroeste de la ciudad, en la zona donde habíamos cogido el barco por la mañana. Era un barrio tranquilo, con las calles adoquinadas, lleno de preciosas casas de ladrillo. No había coches y, a veces, tenía la sensación de haber retrocedido hasta la Edad Media.
Página de turismo de la ciudad, cargada de información práctica (en inglés): https://www.visit-luebeck.com/
Entrada muy informativa del blog serviajero: https://serviajero.blogspot.com/2019/08/lubeck-alemania.html
En el blog saltaconmigo tiene una entrada interesante sobre la ciudad: http://saltaconmigo.com/blog/2016/05/que-ver-en-lubeck-alemania/
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