Eystrahorn, el Cuerno del Este, se encuentra entre los espacios favoritos de aquellos que recorremos Islandia haciendo fotografía de paisaje. El conjunto formado por Hvalnesfjall, la playa de Fjörur y la laguna de Lón es, en mi modesta opinión, uno de los más deslumbrantes de la isla. Lo que no es poco. Pero, como suele ocurrir en la Tierra de Hielo, el Cuerno del Este es un lugar esquivo, que no siempre muestra sus encantos.

Oleaje en Lónsvik

Lónsvik en febrero de 2019.

Conocí Eystrahorn en mi primer viaje invernal a Islandia. Llegué en una mañana salvajemente hermosa, con la naturaleza mostrando su fuerza con una asombrosa intensidad. Mi falta de experiencia, tanto haciendo fotos, como moviéndome por las complicadas carreteras invernales de la isla, me impidieron aprovechar plenamente las espléndidas circunstancias. Aunque había querido enmendar aquel error posteriormente, tanto en verano como en invierno, no lo había logrado. Volvería a intentarlo en mi cuarto febrero en la Tierra de Hielo.

Eystrahorn entre las nubes

Eystrahorn en el verano de 2020.

Una de las lecciones que te enseñan el Ártico en general, e Islandia en particular, es a perseverar. Las condiciones atmosféricas suelen ser tan variables, que nunca puedes estar seguro de lo que vas a encontrar en un lugar y un momento concreto. En este viaje, quería sacar una vista aérea desde el mar de uno de los lugares más ventosos de Islandia. Como reto, no estaba mal. Pero era consciente de que me arriesgaba a no lograrlo, o incluso a perder el dron en el intento. La mejor forma de aumentar mis posibilidades era disponer de tiempo. Acabé reservando tres noches en el Fosshotel Vatnajökull, a 55 kilómetros de distancia.

Aves junto al cuerno

Aves junto al cuerno.

Primer intento, el 20 de febrero. En contra de mi costumbre, salí del hotel antes del amanecer. A las nueve y media, con el sol comenzando a teñir de salmón las nubes sobre Lón, aparcaba junto al faro de Hvalnes. La mañana era desapacible, con viento y lluvia. En esas condiciones, ni podría volar el dron ni lograría una hermosa foto del amanecer. Pero, ya que estaba allí, decidí quedarme. Mientras esperaba un milagro, me entretuve haciendo fotos por la zona.

Fulmar en Lónsvik

Fulmar en Lónsvik.

Eystrahorn y su entorno forman una de las zonas de Islandia más ricas en vida animal. Principalmente aves, aunque también es posible ver mamíferos, como focas o renos. En invierno la diversidad aviar se ve bastante mermada, pero aún es posible contemplar diversos tipos de gaviotas. O los clásicos fulmares, de los que se estima que hay más de 12.000 parejas anidando en las laderas de Hvalnesfjall. Sus incesantes vuelos, entre la montaña y las aguas frente a Hvalnes, ofrecen numerosas oportunidades fotográficas.

Viento y olas en Lónsvik

Viento y olas en Lónsvik.

Aquella mañana, sin llegar a estar tan bravío como en mi primera visita, el mar también tenía su interés. Las olas, procedentes del sur, se enfrentaban al intenso viento del norte, que continuamente levantaba hermosos penachos de espuma.

Cimas al oeste de Lónsvik

Cimas al oeste de Lónsvik.

Tras aproximadamente 45 minutos en Hvalnes, mi suerte comenzó a cambiar. La primera señal llegó desde la orilla opuesta de Lónsvik, donde el sol logró alcanzar las agrestes cimas. Su nieve brillaba, iluminada por un sol de invierno inusualmente intenso. Aunque las nubes aún dominaban el cielo, el viento las movía con rapidez. Habría que estar atento a los cambios de luz.

El sol ilumina Hvalnesfjall

El sol ilumina Hvalnesfjall.

Éstos no tardaron en llegar. Sin previo aviso, el sol comenzó a iluminar las laderas meridionales de Hvalnesfjall, la pequeña cadena montañosa cuyo extremo oriental está formado por Tófuhorn, como también es conocido Eystrahorn. El cambio de luz fue tan brusco como efímero. En apenas cinco minutos, las nubes volvieron a cubrir el sol.

Lónsvik

Lónsvik.

Aún estuve otra hora por la zona. Con o sin sol, el entorno era deslumbrante. Las olas, los pájaros, las lejanas montañas, los reflejos en los charcos y la luz, yendo y viniendo al ritmo que marcaban las nubes. Pero comenzaba a acusar el frío y el cansancio. Cuando se hizo evidente que la suave luz del amanecer había quedado atrás, mientras el viento no daba señales de amainar, decidí seguir hacia el norte, con la idea de regresar al atardecer. Al final, como tantas veces en Islandia, mi excursión hacia la zona central de los Fiordos del Este se prolongó más de lo previsto. Cuando quise volver a pasar junto a Eystrahorn, el crepúsculo daba sus últimas bocanadas.

Paseando por Fjörur

Paseando por Fjörur.

La mañana siguiente, entre un encuentro fortuito con unos renos al este de Almannaskarð y una excursión hasta Skútafoss, acabé llegando a las inmediaciones de Hvalnes pasado el mediodía. El plan inicial, consistente en permanecer allí hasta el atardecer, no tardó en torcerse. El día era gris y hacía un viento infernal, mucho peor que el del día anterior. A pesar de lo cual, intenté dar un paseo por la playa negra de Fjörur. Cuando empezó a granizar, tuve que regresar precipitadamente al coche.

Arco iris frente a Hvalnesfjall

Arco iris frente a Hvalnesfjall.

Desde su interior, aún logré fotografiar un arco iris, que apareció por sorpresa frente a Hvalnesfjall. Pero la situación no hacía más que empeorar. Decidí acercarme hasta Lækjavik, apenas 10 kilómetros al norte, con la vana esperanza de que allí hiciera menos viento.

Las nubes abrazan Hvalnesfjall

Las nubes abrazan Hvalnesfjall.

Regresé tres horas más tarde, para el que sería mi tercer y último intento. Las nubes seguían dominando el entorno. Aún hacía demasiado viento para volar el dron, pero al menos era soportable. Decidí recorrer las inmediaciones del faro, mientras esperaba un cambio en las condiciones atmosféricas.

Reflejos en Vestrahorn

Reflejos en Vestrahorn.

La tarde era asombrosamente cambiante. Las nubes iban y venían, creando continuamente nuevas escenas. Bastaba esperar unos minutos, o moverte unos pocos metros, para encontrar una nueva composición. Islandia es un auténtico paraíso para los aficionados a la fotografía de paisaje. Aquel día, Eystrahorn lograba elevar aún más el listón.

Nubes en Eystrahorn

Nubes en Eystrahorn.

El incesante vendaval arrancaba del oleaje una sutil bruma, que difuminaba la base de las montañas. De vez en cuando, caía algún chaparrón. Las cimas de Hvalnesfjall aparecían brevemente, para volverse a ocultar al minuto siguiente. Mientras yo hacía fotografías sin parar, la única constante era el viento. Tan habitual en toda Islandia y especialmente persistente en una de las «esquinas» de la isla.

Frente a Eystrahorn

Volando frente a Eystrahorn.

A las cinco de la tarde, ya había tirado la toalla. El viento seguía soplando, mientras el atardecer comenzaba a adueñarse del cielo. Haría unas fotos hacia el oeste, con las olas recortándose contra el cielo, y emprendería el regreso al hotel. Entonces, contra todo pronóstico, el vendaval desapareció bruscamente. Sin acabar de creérmelo, salí corriendo hacia el coche. Monté el dron y despegué de inmediato. Había poca luz, pero logré la foto que llevaba dos días buscando.

Llueve en Hvalnes

Llueve en Hvalnes.

Volando sobre el mar, no quise apurar la batería. Hice regresar el dron, para cambiarla y realizar un segundo vuelo, esta vez sobre Fjörur. No pudo ser. Según despegaba, comenzó a llover intensamente. Esperé un rato, hasta que la lluvia se detuvo. Pero entonces regresó el viento. Había consumido mi ración diaria de buena suerte. Aunque, en realidad, fue la perseverancia lo que me había llevado a conseguir mi objetivo. O quizá fue una combinación de ambas. En cualquier caso, dejé Eystrahorn satisfecho. Por fin tenía una buena colección de fotografías de uno de mis lugares favoritos de Islandia.

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Para ampliar la información.

Mi anterior visita invernal a Eystrahorn está en https://depuertoenpuerto.com/eystrahorn-el-cuerno-del-este/.

En inglés, Guide to Iceland tiene un breve artículo sobre el lugar: https://guidetoiceland.is/travel-iceland/drive/eystrahorn.

La reseña en Iceland Dream es tan solo un poco más larga: https://www.iceland-dream.com/guide/east/eystrahorn-hvalnes.

Muy interesante el video de Mads Peter Iversen sobre las posibilidades fotográficas de Eystrahorn: https://www.youtube.com/watch?v=uNu6gV5e24s.