Pese a su proximidad a la Ring Road, hasta hace unos años Fjaðrárgljúfur era una de las joyas escondidas de Islandia. En 2015 fue utilizado para grabar un video musical. Poco después, se filmaron varias escenas de una popular serie de televisión. Su salto a la fama fue tan meteórico, que las autoridades de la isla se vieron obligadas a clausurar temporalmente el acceso. Había tenido la suerte de poderlo visitar después de su reapertura, en el verano de 2020, con el turismo de Islandia reducido a una fracción del habitual. Regresaba al cañón en febrero de 2022 con la esperanza de encontrarlo todavía más vacío y, de paso, averiguar si era más hermoso en verano o en invierno.

Fjaðrárgljúfur al amanecer

Fjaðrárgljúfur al amanecer.

Fjaðrárgljúfur tiene aproximadamente 1.500 metros de longitud y 100 de profundidad. Pese a que sus dimensiones son modestas, todavía mas modesto es el río Fjaðrá, que corre por su fondo. Se estima que el cañón apenas tendría 9.000 años. ¿Cómo es posible que el Fjaðrá haya excavado una garganta en tan poco tiempo? La respuesta, según la teoría comúnmente aceptada, estaría en el final de la última glaciación, cuando el entonces mucho más impetuoso Fjaðrá creó un lago, aproximadamente en el lugar en que actualmente se encuentra el cañón. El lago comenzó a rebosar por una gran cascada, que fue erosionando el lecho de palagonita sobre el que se asentaba, fruto de erupciones de hace dos millones de años. Probablemente, la gran cantidad de sedimentos que los glaciares habían depositado en el fondo del antiguo lago actuase a modo de abrasivo, ayudando a la formación del cañón.

Mirador al final del sendero

Mirador al final del sendero.

En la actualidad, el río atraviesa plácidamente el fondo de la garganta, aunque todavía existe una cascada aguas arriba. Desgraciadamente, las restricciones de paso impuestas para ayudar a la conservación de Fjaðrárgljúfur impiden llegar a sus proximidades. La masificación, unida a la fragilidad del campo islandés y el comportamiento poco responsable de algunos turistas han tenido como resultado que, en la actualidad, solo se pueda visitar una parte del cañón, siguiendo estrictamente las sendas marcadas. Incluso se llega a cerrar completamente el acceso en determinadas épocas del año, sobre todo en primavera, por lo que es recomendable informarse antes de intentar visitarlo.

Carretera 206 en las inmediaciones de Fjaðrárgljúfur

Carretera 206 en las inmediaciones de Fjaðrárgljúfur.

Hay dos formas de acceder a Fjaðrárgljúfur. La más utilizada, comienza en un aparcamiento al final de la carretera 206. Desde allí, parte una senda, amplia y bien señalizada, que recorre la parte oriental del cañón. Desde la senda, se puede acceder a un par de miradores sobre la garganta. Tras un kilómetro, llegaremos a una plataforma metálica frente a la cascada de Mögárfoss. Marca el final de la ruta habilitada, a la vez que ofrece la posibilidad de contemplar la parte inferior del cañón tras la seguridad de una barandilla metálica. La senda es bastante cómoda y, superado el repecho inicial, apenas tiene inclinación.

La F206 en febrero de 2022

La F206 en febrero de 2022.

Si llevas el vehículo adecuado, también existe la posibilidad de acceder mediante la F206. Aproximadamente 1.400 metros después de tomar el desvío, encontraremos a mano izquierda un pequeño aparcamiento. Desde allí, el sendero hasta la plataforma apenas tiene 500 metros. Pero ten en cuenta que estás conduciendo por una carretera de montaña, tan solo apta para cierto tipo de vehículos. Además, solo la encontrarás abierta en los meses del corto verano islandés.

La senda de Fjaðrárgljúfur

La senda de Fjaðrárgljúfur.

Llegué a Fjaðrárgljúfur a primera hora de un gélido día de febrero, con la duda de si el cañón sería tan hermoso como en verano. Sobre el campo, se extendía un manto blanco, que ocultaba las extrañas formas y colores del cercano Eldhraun. La carretera, pese a estar parcialmente cubierta por una capa de hielo, era perfectamente transitable. Aun estaba amaneciendo. Hacia oriente, el sol intentaba romper entre las nubes, mientras una brillante luna llena descendía hacia el horizonte occidental, mucho más despejado. La mañana era de una serenidad asombrosa, remarcada por la ausencia de viento y un silencio sepulcral.

En un mirador intermedio

En un mirador intermedio.

El sendero también estaba completamente cubierto de nieve, al igual que los miradores sobre el cañón. A pesar de llevar puestos los crampones, había que andar con cierto cuidado. Sobre todo, por encontrarme en la más completa soledad. Si tenía algún problema, no podía contar con la ayuda inmediata de otros visitantes. Más allá de la tranquilidad con la que podía disfrutar de Fjaðrárgljúfur, el cañón me pareció menos atractivo que en verano. Como ocurre en otros lugares de Islandia, la nieve ocultaba parte de su colorido. Es cierto que daba al lugar un aspecto más etéreo, pero el contraste entre las oscuras paredes de palagonita y el blanco de la nieve no era rival de los extraños tonos verdosos y grisáceos de mi anterior visita.

Carámbanos en Fjaðrárgljúfur

Carámbanos en Fjaðrárgljúfur.

En cualquier caso, Fjaðrárgljúfur seguía siendo un lugar fascinante. Pese a estar parcialmente congelado, el Fjaðrá corría por el fondo del cañón, apareciendo de vez en cuando entre la nieve y el hielo. Mögárfoss también mantenía un tímido caudal, que brotaba entre la nieve a media ladera, para fundirse con el Fjaðrá en una poza a los pies del mirador principal. Frente a éste, una oquedad en la roca estaba en parte cubierta por grandes carámbanos, fruto de las filtraciones.

Fjaðrárgljúfur desde el mirador superior

Fjaðrárgljúfur desde el mirador superior.

Mientras tanto, la luz del sol iba adueñándose lentamente del paisaje, cambiando los fríos colores del alba por otros más cálidos. La nieve comenzó a presentar tonos sutilmente dorados, que daban una nueva nota de color al lugar. En cualquier caso, debía comenzar el regreso. Tenía una larga jornada por delante, avanzando hacia el este por la costa meridional de Islandia.

Desde el puente sobre el Fjaðrá

Desde el puente sobre el Fjaðrá.

Antes de irme, me acerqué al puente que cruza sobre el Fjaðrá, en la pista que lleva desde la carretera 206 hasta la granja de Holt. Hacia el norte, el río zigzagueaba por el fondo del cañón, apareciendo de vez en cuando entre la nieve helada, como un Guadiana subártico. Quizá esa vista, con el río enmarcado por un inmaculado manto blanco, encajonado a su vez entre paredes de roca y nieve, fue la que mejor resistía la comparación con el verano.

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Para ampliar la información:
En https://depuertoenpuerto.com/diez-dias-de-invierno-en-islandia/ encontrarás todo mi segundo recorrido invernal por Islandia.

Se puede ver mi visita en verano en https://depuertoenpuerto.com/el-canon-de-fjadrargljufur/.

La entrada en Destino Infinito tiene unas cuantas fotos interesantes: https://destinoinfinito.com/fjadrargljufur/.

Como siempre, muy recomendable el artículo de Guide to Iceland: https://guidetoiceland.is/connect-with-locals/regina/the-picturesque-fjadrargljufur-canyon-in-south-iceland.

La página sobre Fjaðrárgljúfur en la web oficial del Katla Geopark está en https://www.katlageopark.com/geosites/mainly-geology/fjadrargljufur/.

Por último, mencionar la entrada en el blog Meandering Wild: https://meanderingwild.com/fjadrargljufur-canyon/.