El Sarfaq Ittuk pasa la mayor parte del año realizado una ruta por el suroeste de Groenlandia, entre Ilulissat, en Disko Bugt, y Qaqortoq, cerca del extremo meridional de la isla. La ruta se interrumpe en invierno y, durante la primavera y el otoño, se va alargando y encogiendo progresivamente, en función del estado del hielo. Tan solo durante unos cuantos meses, entre finales de primavera y principios de otoño, se puede realizar el recorrido completo. Aun así, nunca puede descartarse que algún caprichoso iceberg, o un brusco cambio en las condiciones del hielo flotante, acaben creando problemas.
El barco fue construido en 1992 por los astilleros daneses Ørskov Christensen. En el 2000 fue ampliado en Danzig, según el diseño de Knud E. Hansen. Tras la reforma, el Sarfaq Ittuk tiene una eslora de 76 metros, una manga de 11 y un calado de 7. Con capacidad para 264 pasajeros y 25 tripulantes, su motor de 2.000 caballos permite una velocidad de crucero de 12 nudos. Está certificado por Det Norske Veritas para navegar en aguas con hielo, aunque no he logrado averiguar su grado de resistencia.
Tan sólo tiene cinco niveles, de los cuales los dos inferiores están ocupados por la maquinaria y dependencias de la tripulación, con la única excepción de dos zonas de literas, que ocupan una mínima sección de las cubiertas 1 y 2. Estas literas, agrupadas en bloques de 8 y con baños compartidos, representan la forma más económica de viajar a bordo del Sarfaq Ittuk. En total, hay 106, por lo que son la opción elegida por la mayor parte del pasaje. Si te decides por esta opción, ten en cuenta que no dispondrás de sábanas. Puedes llevártelas de casa, comprarlas en el barco o utilizar un saco de dormir.
En la cubierta 3, a popa, también encontraremos una sección de literas. Siguiendo hacia proa, está el vestíbulo por el que se accede al barco, con una pequeña oficina de información, que hace las veces de recepción. Después, el Café Sarfaq. Abierto de 7 de la mañana a 10 de la noche, sirve como restaurante para los desayunos, comidas y cenas a bordo. El resto del tiempo, hace las funciones de cafetería y de sala de estar. Las comidas son simples y sin lujos. Tienes la opción de abonarlas al realizar la reserva del alojamiento, o pagarlas directamente en el autoservicio. En el desayuno, estaba incluido un zumo de naranja y dos cafés. En la comida o cena, únicamente el agua. Si quieres otra bebida, o algún extra, los pagas aparte. Tanto la variedad como la calidad del menú dejaban bastante que desear. Lo justo para matar el hambre y seguir disfrutando de la navegación.
Después, el primer grupo de camarotes propiamente dichos. Con una capacidad de cuatro personas, su distribución era la típica de un ferri de estas características: un pequeño baño, una zona de armarios y cuatro literas, dos a cada lado, que podían plegarse en caso de necesidad, o convertirse en sofás. Todo ello rematado por una ventana. Sin parecer nada del otro mundo, tampoco tenían mal aspecto. Mucho mejor que camarotes similares que había podido «disfrutar», por ejemplo, a bordo de Hurtigruten.
Por último, las literas «premium». Una sección, a su vez subdividida en varias, de literas con mayor nivel de confort y una zona de baños de uso exclusivo para sus ocupantes. Algunas de las literas parecen estar agrupadas por parejas, con cortinas ofreciendo cierto grado de intimidad. También disponían de una cafetera, con sus correspondientes consumibles, tan solo para ellos.
La cubierta 4 es la primera en la que resulta posible salir al exterior. Un pasillo, no muy ancho, recorre sus dos costados, con otro pequeño pasillo, que parte el barco en dos, uniendo ambos. También hay una escalera exterior, que permite subir directamente a la cubierta superior.
En la sección de popa encontraremos un pequeño salón, con varios sofás y un par de máquinas expendedoras. En la primera parte del viaje, antes de llegar a Nuuk, era un lugar tranquilo, en el que normalmente no había nadie. Una lástima que sus ventanales, orientados hacia la estela del barco, estuvieran demasiado sucios. En cualquier caso, apenas lo visité un par de veces y ninguna duró más de cinco minutos. La única vez que se me ocurrió curiosear al norte de Nuuk, lo encontré lleno a rebosar.
La de proa, bastante más grande, estaba ocupada por las 16 «junior suite» con que cuenta el barco. Entre ellas, la 401, donde me alojé. Aquel camarote fue una agradable sorpresa. Pensaba que sería similar a los de la cubierta 3, pero había sido reformado en 2024 y convertido en algo parecido a un pequeño camarote de crucero, razonablemente amplio y confortable. Una cama doble, una mesa con varios enchufes, varias zonas para dejar el equipaje y un pequeño baño, con lavabo, inodoro y ducha. El baño era lo único que me pareció pequeño, aunque al ir solo pude desenvolverme sin problemas. También había una cafetera y un televisor, que ni llegué a encender, al que podías conectar un dispositivo externo y utilizarlo como reproductor.
Debes tener en cuenta que no hay servicio de habitaciones. Tan solo entrarán una vez por la mañana, para ver si has agotado el papel higiénico o alguno de los productos de la cafetera. La limpieza y hacer la cama quedan reservados para cuando abandones el camarote. En este sentido, aunque puedes dejar el equipaje dentro hasta el momento de desembarcar, te piden que recojas tus pertenencias al menos una hora antes, para que puedan comenzar a limpiar y adecentar los camarotes.
Por último la cubierta 5, la más abierta al exterior y en la que pasé buena parte de la travesía, disfrutando de los impresionantes paisajes que recorríamos. Ten en cuenta que vas en un ferri y, por tanto, la cubierta prima la funcionalidad. La encontrarás llena de estructuras metálicas, pensadas para soportar los pequeños contenedores y la lancha de desembarco que hay en un nivel superior. Tampoco podrás llegar hasta la proa, ocupada por diversos elementos de navegación. En cambio, la popa ofrece una zona relativamente amplia, con una vista prácticamente limpia hacia la estela del barco y el paisaje circundante.
Cerca de la proa también hay una zona relativamente amplia, parcialmente protegida del viento aparente por una pequeña estructura que, entre otras cosas, aloja una de las escaleras que bajan hacia la cubierta 4. Al menos durante mi viaje, había tres sillas de madera, que generalmente estaban libres. Hasta que llegamos a Nuuk y el barco se llenó por completo. En general, los espacios eran pequeños, pero también debes tener en cuenta que estamos hablando de un buque con capacidad para 264 personas, por lo que no solía haber el menor problema para encontrar un lugar en el que disfrutar del paisaje.
Paisaje que, en cualquier caso, es el mayor atractivo del viaje en el Sarfaq Ittuk. El barco va saltando de puerto en puerto, mientras recorre más de un millar de kilómetros de la espectacular costa groenlandesa. Siempre cerca de tierra, cuando no directamente navegando entre islas, fiordos y escollos. Con el aliciente adicional de los numerosos icebergs que te vas encontrando por el camino.
En gran medida, el recorrido me recordó al del Hurtigruten, en la costa noruega. Con la diferencia de que aquí los puertos eran aun más pequeños y aislados. En algunos, el Sarfaq Ittuk es prácticamente la única comunicación con el mundo exterior, por lo que la importancia del barco debe ser similar a la que tenía Hurtigruten en sus orígenes, antes de que Noruega tuviera una red razonable de carreteras. Al igual que en los orígenes de la ruta postal noruega, aquí había algunas escalas en las que era imposible atracar y el trasiego de personas se realizaba mediante la pequeña lancha que llevábamos sobre la cubierta 5. Era fácil adivinar cuando íbamos a llegar a uno de estos puertos. Por motivos de seguridad, acordonaban la parte central de la cubierta.
En casi todos los puertos, el ambiente durante las escalas del barco era bastante emotivo. Gente llegando a recibir a sus familiares, parejas despidiéndose, niños llorando… Algunas de las escalas eran muy cortas. Entre 15 y 30 minutos. Por contra, pasamos más de medio día amarrados a los muelles de Nuuk y dos horas y media en Sisimiut. Las otras dos escalas largas, Qaqortoq e Ilulissat, eran el comienzo y fin de mi ruta. En cualquier caso, era perfectamente posible dar un breve paseo en cada uno de los puertos donde el barco amarraba a los muelles. Que, en algunos casos, mereciera o no la pena, es otra cuestión.
Dentro del barco, la principal distracción, al menos para los extranjeros, era disfrutar del paisaje. Los groenlandeses parecían estar saturados de icebergs y grandes paredes de roca desnuda y tan solo salían a cubierta cuando llegábamos a algún puerto. Respecto a los turistas, el viaje estuvo claramente dividido en dos partes. Entre Qaqortoq y Nuuk, tan solo íbamos a bordo 6 extranjeros, de los que curiosamente la mitad éramos españoles. La atmósfera era asombrosamente relajada. Mientras los foráneos pasábamos frío en cubierta, haciendo fotos como posesos, ellos se dedicaban a jugar a las cartas, hacer jerséis de punto o interpretar música local. Al menos los que no estaban directamente en sus literas. En Nuuk subió a bordo un nutrido grupo de daneses, junto con algún otro turista, y el ambiente del barco cambió. Lo peor fue cierta saturación en el Café Sarfaq, sobre todo si tenías la mala suerte de coincidir con el grupo danés. Y encontrar libre una de las tres sillas de la cubierta 5 se convirtió en un imposible. En cierta forma, el viaje perdió parte del encanto inicial.
Deberás tener en cuenta que es un itinerario inusual, que puede no cubrir tus expectativas. Su principal aliciente son los paisajes y apenas encontrarás alguna distracción adicional. Tampoco es un barco especialmente cómodo (por ejemplo, no tiene ascensores) y su restauración es meramente de subsistencia. En cualquier caso, una maravilla de viaje. Uno de los más inspiradores que he realizado jamás. Con el aliciente añadido, sobre todo en la primera parte, de poder disfrutar de un ambiente bastante genuino, apenas adulterado por el turismo. Cuánto tiempo podrá permanecer así, es otra cuestión, sobre todo después de la apertura de los nuevos aeropuertos de Nuuk y, en breve, de Ilulissat.
Para ampliar la información.
En cestee hay una entrada con información práctica, de alguien que viajó en litera: https://www.cestee.es/resenas/linea-arctic-umiaq.
En inglés, la web oficial de Arctic Umiaq Line está en https://aul.gl/en/experience-greenland/.
El blog A Maveric tiene una entrada sobre el viaje completo: https://www.a-maverick.com/blog/sarfaq-ittuk.
Lisa Germany tiene una serie de cinco entradas sobre el viaje. La primera está en https://lisagermany.com/sarfaq-ittuk-leaving-qaqortoq/.
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