Si algo he aprendido en mas de medio siglo de vida es que todo es subjetivo. La misma experiencia, a una persona le puede parecer sublime y a otra un auténtico horror. Se puede hacer un divertido experimento visitando la página de cualquier monumento de primer orden en TripAdvisor y seleccionando los comentarios de una estrella. Recomiendo un vistazo a alguno del Museo del Prado o la Sagrada Familia, por poner un par de ejemplos cercanos. Con esto quiero dejar claro que lo que aquí expreso son mis opiniones, que pueden coincidir, o no, con otras tan respetables al menos como las mías.
Son caros
Pero, con un poco de trabajo en la web, puedes conseguir ir en un barco por un precio bastante razonable. Basta tener una cierta flexibilidad a la hora de elegir naviera, itinerario y fechas. Reservando con mucha antelación, o en el último momento, se encuentran precios muy competitivos, sobre todo en temporada baja. Por ejemplo, en el crucero que hicimos por el Mediterráneo Occidental, salimos a poco mas de 160 € por noche, en un camarote con balcón para dos personas. Teniendo en cuenta que el precio incluía el alojamiento, comidas, bebidas, transporte y todos los extras que te ofrece un crucero, es difícil hacer un viaje con un nivel similar de comodidad a mejor precio.
Creo que el principal problema con el precio de los cruceros es precisamente su transparencia. Aunque es cierto que hay gastos adicionales, la mayor parte del viaje se paga de golpe, antes de comenzar, con lo que eres plenamente consciente del coste. En otro tipo de viajes el goteo de gastos es continuo, pero precisamente por ser gradual, asusta menos. El susto suele llegar fin de mes, en forma de extracto de la tarjeta de crédito.
No tienes tiempo de conocer los destinos.
Tan absurdo puede ser intentar conocer Europa en una semana como pasarte toda la vida sin salir de tu ciudad porque, en efecto, no la conoces al cien por cien. ¿Algún residente de una gran ciudad conoce todos sus museos y monumentos? ¿Y sus parques? ¿Los ha visto a distintas horas del día, en diferentes épocas del año? ¿Ha visitado todos sus restaurantes? ¿Y paseado por todas sus calles? Si alguna respuesta es negativa (y probablemente lo sean todas), ¿podemos decir que no conoce su ciudad?
Personalmente, obligado a escoger entre uno de los dos extremos, conocer muchos destinos aunque sea por encima o solo uno pero en profundidad, sin dudarlo me quedaría con el primero.
No te permiten sumergirte en el entorno.
No puedes visitar una ciudad de noche.
Pero cada vez es mas común que, en alguna de las escalas mas interesantes, los barcos pasen al menos una noche en puerto. En otras ocasiones, se están haciendo salidas de madrugada, que permiten quedarse a cenar en la ciudad, ver su ambiente nocturno, o simplemente contemplar una bonita puesta de sol.
Otra forma de mitigar este defecto, que personalmente procuro utilizar, es dormir alguna noche en las ciudades de salida y destino del crucero. Suelen ser puertos interesantes, que bien merecen una estancia mas prolongada.
Los barcos son una trampa flotante.
Los camarotes son pequeños.
No tienes flexibilidad de horarios.
Pero lo mismo te ocurre con cualquier otro medio de transporte, salvo que vayas con tu coche. Si viajas en ferrocarril a una ciudad, al final dependerás de los horarios de los trenes. Es cierto que, si vas a tu aire, puedes organizar estancias mas prolongadas y, dentro de los horarios disponibles, tener mas libertad a la hora de elegir el momento del desplazamiento. Pero al final estarás condicionado por una hora límite para llegar a la estación. O al aeropuerto. Al igual que el barco, ni el tren ni el avión te van a esperar.
Respecto a los horarios de comidas, la rigidez que vas a encontrar en el barco no va a ser mayor que la de tierra firme. ¿Alguien piensa que es fácil encontrar un restaurante abierto, en una ciudad del centro o el norte de Europa, a las tres de la tarde? Casi siempre es mas sencillo comer a deshora en un crucero, con alguna opción de restauración abierta a horas realmente intempestivas, que en tierra firme.
Comes demasiado.
Pero también es relativamente sencillo no coger peso en un crucero, o hacerlo en una medida razonable. Nunca he engordado mas de un kilo en un crucero de un par de semanas. La receta: comer bien, pero sin pasarte, y hacer ejercicio. No es necesario comer cinco platos, por mucho que te los vayan a poner si los pides. Tampoco ir al buffet, después de cenar en un restaurante, a tomar una «segunda cena». Respecto al ejercicio, no he ido jamás al gimnasio del barco. Con hacer visitas activas durante las escalas, andar bastante por el barco y utilizar los ascensores lo menos posible, me ha bastado para mantener el peso dentro de un margen razonable.
Las excursiones son muy caras
Los barcos parecen parques temáticos
Vas a tener que comer con extraños
Mi consejo: si no quieres hacer un crucero, solo necesitas un motivo: no te apetece. Es tu tiempo libre y puedes disponer de el como quieras. Eso si, te perderás esa sensación mágica de ver pasar el mundo por delante de tu camarote, despertándote cada día en un puerto, con un paisaje distinto y un nuevo destino por descubrir.