Escala (aérea) en Dubai

Dubai se ha convertido en una escala clásica cada vez que vamos o venimos de Extremo Oriente. Desde Madrid, está prácticamente a mitad de camino de ciudades como Hong Kong o Singapur, a las que de momento no hay vuelo directo. Puestos a tener que hacer una escala, creo que es preferible hacerla cerca de la mitad del viaje. Aunque sea una parada breve, poder estirar las piernas y distraerse un poco en el aeropuerto siempre se agradece, tras siete horas metido en un avión. Por si esta ventaja fuera poca, los precios de Emirates suelen ser de los mas competitivos en viajes a Oriente y sus aviones son relativamente cómodos y están bien mantenidos.

Pero ¿cómo hacer escala en Dubai y resistir la tentación de visitar la ciudad? Salvo que seas un fanático de las compras o ya conozcas casi todo el mundo, Dubai quizá no sea un destino que compense un largo y caro viaje de avión. En cambio, durante una escala en su aeropuerto, es difícil no justificar al menos una visita de uno o dos días. O incluso de unas horas. La primera vez que visité Dubai fue durante una escala de nueve horas en un vuelo a Hong Kong. Me sobró tiempo para hacer un breve pero muy interesante recorrido hasta Downtown, donde están el Burj Khalifa y Dubai Mall. Puede que al final Dubai no te guste pero, por lo menos, habrás conocido de primera mano una de las ciudades mas pujantes del mundo y podrás formarte una opinión propia. Y, desde luego, habrás visto cosas que, como decían en Blade Runner, vosotros no creeríais.

Durante el crucero de 2018, con Singapur como primer y último puerto, volvimos a hacer escala en el aeropuerto de Dubai. A la ida, fue una parada breve. Lo justo para cambiar de terminal, estirar las piernas y tomar un café. Pero, al regresar desde Singapur, nos programamos para pasar un par de noches en el Sheraton Dubai Creek, un buen hotel que se ha quedado apartado de la zona mas pujante de la ciudad, lo que repercute a la baja en sus precios. Dubai tiene una buena red de transporte público, por lo que la ubicación no es tan importante. Y nos apetecía quedarnos en la zona mas tradicional de la ciudad, junto a la ría que la vio nacer.

El día que llegamos, entre unas cosas y otras, acabamos saliendo del hotel sobre las cuatro de la tarde. Añadiendo la diferencia horaria con Singapur, eran las ocho de la noche. Sabíamos que en un rato íbamos a comenzar a acusar el cansancio, por lo que decidimos dar un paseo sin complicaciones. También teníamos hambre, y se nos ocurrió la idea de dar una vuelta hasta Dubai Downtown, aprovechando para cenar en Abd El Wahab, un restaurante libanés que ya conocíamos junto a la Fuente de Dubai. Como llegamos pronto, conseguimos una mesa en la terraza que da sobre la fuente. Aunque no comimos tan bien como durante nuestra anterior visita, pudimos disfrutar de unas vistas magníficas. Tal como habíamos previsto, después de cenar nuestro cuerpo dijo basta, por lo que nos volvimos al hotel.

La siguiente jornada, hicimos un largo recorrido por la ciudad, en parte andando y en parte en una variada mezcla de medios de transporte: abra, fast ferry, tranvía, monorraíl y metro. La larga excursión da para cuatro entradas del blog: Cruzando Dubai Creek en abra, Un paseo en barco hasta Dubai Marina, En el Burj Khalifa y Un día en Dubai.

El día de nuestra marcha, todavía nos dio tiempo a dar un paseo, breve pero muy interesante, visitando el puerto de los dhows tradicionales de Dubai, que se puede leer en Paseando entre los dhows de Dubai Creek.

Como se puede ver, Dubai da mucho de si, fuera de sus tópicos mega-centros comerciales. Desde luego no es la ciudad con mas encanto del mundo, ni se distingue por sus vestigios históricos, prácticamente inexistentes. Pero no le faltan puntos de interés. Tampoco es un destino barato, pero es perfectamente posible visitar Dubai sin agotar el saldo de la tarjeta de crédito. Por supuesto, hay hoteles impresionantes, con precios estratosféricos. Pero también se puede encontrar otros de muy buena calidad a precios comparables a los de cualquier gran ciudad de España. Mi único consejo es que el hotel esté cerca de una estación de metro, a ser posible de la linea roja. Comer en un restaurante medio tiene un precio muy similar al de Madrid, mientras que los taxis son mas baratos, aunque hay que tener en cuenta que las distancias pueden ser muy grandes. Y siempre se puede utilizar el transporte público, que es razonablemente eficiente.

Dubai es una ciudad creada prácticamente de la nada, al calor del oro negro. La primera estimación fiable de su población, en 1953, es de unos 50.000 habitantes. En 2018 roza los 2,7 millones. Ha multiplicado sus habitantes por mas de 50 en apenas 65 años. El ritmo frenético de crecimiento y el derroche de medios conforman una urbe irreal, en la que los humanos parecemos hormigas rodeadas por moles de edificios y enormes avenidas. Te podrá gustar o no. A mi, personalmente, me genera una extraña mezcla de asombro y rechazo. Aunque no puedo evitar volver cada vez que tengo ocasión.