El templo budista de Sensō-ji es el más antiguo de Tokio. Sus orígenes se remontan al año 628 cuando, según la leyenda, dos pescadores encontraron, en lo que entonces era el curso bajo del río Tone, una estatua del bodhisattva Kannon. El primer templo se edificó en el 645. Dicen que Shokai, el monje budista que impulsó su construcción, ocultó la estatua en su interior. Desde entonces, nadie ha vuelto a verla. Siglos más tarde, el shōgun Tokugawa Ieyasu puso su clan bajo la protección del templo, que se convirtió en el más importante de la incipiente capital del país. El devastador ataque con bombas incendiarias durante la noche del 9 al 10 de Marzo de 1945 redujo Sensō-ji a cenizas. Casi todos los edificios actuales son fruto de la reconstrucción llevada a cabo en la década de 1960.

Linterna en Kaminarimon

Linterna en Kaminarimon.

Llegamos por primera vez a Sensō-ji al final de una calurosa mañana de agosto, tras visitar los jardines del palacio imperial. El contraste entre ambos lugares no podía ser mayor. En apenas media hora, pasamos de la tranquilidad de un espacio bucólico y prácticamente vacío a otro bullicioso y abarrotado de gente. Con una cifra de visitantes que se estima en el entorno de treinta millones al año, Sensō-ji es el lugar sagrado más concurrido del mundo. Lo cual se hizo evidente nada más hacer el transbordo a la linea de metro con destino a Asakusa. Los vagones atestados dieron paso a una estación a rebosar de gente. La masificación seguía tras atravesar Kaminarimon, la «Puerta del Trueno», que marca el comienzo del recinto. Kaminarimon destaca por la enorme linterna roja, de una tonelada de peso, que cuelga de su estructura. La puerta fue construida el año 941 en Komagata, algo al sur de su ubicación moderna. En 1635 fue reubicada a su actual emplazamiento, para arder por primera vez cuatro años más tarde. Tras ser destruida en otras tres ocasiones, la estructura actual es de 1960.

Nakamise

Nakamise-dōri.

Más allá de Kaminarimon, la larga calle comercial que lleva hasta Hōzōmon, parecía un hervidero. Nakamise-dōri, con una longitud aproximada de 250 metros, está flanqueada por unas 90 tiendas. Parece que tiene su origen en la primera mitad del siglo XVIII, aunque los locales actuales son posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La zona comercial desborda la calle, desparramándose por una galería cubierta, que la atraviesa perpendicularmente.

Misshaku Kongō

Misshaku Kongō.

Hōzōmon, la «Puerta de la Casa del Tesoro», fue levantada por primera vez en el 942. Destruida por el fuego en dos ocasiones (1631 y 1945), la estructura actual data de 1964. Pese a su apariencia tradicional, está construida con acero y cemento resistentes al fuego. Algo común en los edificios del renovado complejo. Es evidente que los monjes no quieren correr riesgos innecesarios. Por si la ignifugación no fuera suficiente, dos niō, situados en su cara sur, protegen el templo, por lo que antiguamente la puerta recibía el nombre de Niōmon. Los niō, palabra que se puede traducir por «dos reyes», tienen una larga historia, que algunos remontan hasta el mismísimo Heracles. Según esta hipótesis, los griegos de Bactria habrían trasmitido el personaje mítico a la India, donde se convirtió en Vajrapani. De allí pasó a China y posteriormente a Japón, desdoblado en el par de figuras que protegen numerosos templos y santuarios.

Waraji

Waraji.

De tipo nijūmon, la puerta también cuenta con tres grandes linternas, la mayor de las cuales pesa 400 kilos. En su cara norte, hay un par de waraji gigantes, que simbolizan el poder de los niō de la cara opuesta. Según la tradición, quien las toque adquirirá el don de caminar grandes distancias con agilidad y sin cansarse. Cada una pesa 500 kilos y mide 4,5 metros de largo. Al haber sido construidas con cuerdas de paja de arroz y estar en la intemperie, tienen que ser renovadas cada diez años. La última vez, en octubre de 2018.

Explanada frente a Sensō-ji

Explanada frente a Sensō-ji.

Más allá de Hōzōmon, seguía la actividad comercial, aunque con una faceta supuestamente más espiritual. Una vez más, goshuinomikujiomamori y cajas de ofrendas ayudaban a la prosperidad económica del templo. También seguía la masificación. Había gente por todas partes. En la explanada frente al templo, en sus escaleras, haciendo cola en el chōzuya o arremolinados en torno al quemador de incienso. Aquello comenzaba a ser agobiante.

Kannon-do

Kannon-do.

El edificio principal, conocido como Kannon-do, es el más venerado de todo el complejo, pues en su interior se supone que todavía se conserva la estatua encontrada en el 642. Aunque sea improbable, pues el edificio fue destruido en 1945 y vuelto a levantar en 1958. Tiene una superficie de 1.150 metros cuadrados, divididos entre el naijin, o santuario interior, con suelo de tatami, y el gejin, o santuario exterior, con suelo de cemento.

Pagoda de Cinco Pisos

Pagoda de Cinco Pisos.

Intentando salir del bullicio, nos acercamos al templo conocido como Haiden, tras el cual se encuentra la llamativa Pagoda de Cinco Pisos, cuya construcción fue ordenada en el 942 por el caudillo militar Taira no Kinmasa. Aunque la pagoda que podemos ver actualmente es de 1973. El lugar sirve para atesorar algunas reliquias de Buda, así como miles de tablillas mortuorias, por lo que solo está abierto a los fieles. Tampoco pudimos entrar a los jardines de Denboin, situados junto a la pagoda, pues están cerrados al público.

Asakusa-jinja

Asakusa-jinja.

Más suerte tuvimos en el santuario de Asakusa, situado en el lado contrario, al noreste del salón principal. A pesar de ser uno de los santuarios sintoístas más populares de Tokio, en comparación con Sensō-ji parecía un remanso de paz. Su construcción fue ordenada en 1649 por Tokugawa Iemitsu, para honrar tanto a los dos pescadores que habían descubierto la estatua de Kannon como al monje que había fundado Sensō-ji. Asakusa y la vecina puerta Nitenmon, que delimita el acceso occidental al recinto, son las únicas construcciones que sobrevivieron a los devastadores bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

Puerta Hōzōmon y Pagoda de Cinco Pisos

Puerta Hōzōmon y Pagoda de Cinco Pisos.

Tras visitar Asakusa-jinja, viendo que el nivel de público no menguaba de forma apreciable, decidimos marcharnos a hacer un recorrido en barco por el vecino río Sumida, hasta la isla artificial de Odaiba. La idea era regresar a Sensō-ji al día siguiente por la noche, desde el relativamente cercano Tokyo Skytree, que teníamos previsto visitar coincidiendo con el atardecer.

Kannon-do de noche

Kannon-do de noche.

El plan fue todo un acierto. Llegamos a Sensō-ji al filo de las ocho de la tarde. Ya en la calle Nakamise, donde encontramos cerrada la mayor parte de los locales, era evidente que el gentío del día anterior había desparecido. No estábamos solos, pero podíamos andar tranquilamente, sin temor a tropezar con nadie. Hasta era posible hacer fotos con calma, sin que de improviso aparecieran una cabeza o una mano blandiendo un teléfono móvil, arruinando la toma. El lugar respiraba esa extraña calma, difícil de describir, que suele llegar cuando se retira la muchedumbre. Cualquiera que, como yo, trabaje habitualmente en entornos con gran afluencia de público, sabrá a qué me refiero.

Los salones de Kannon-do estaban cerrados, al igual que los demás edificios. Pero no nos importó. A la sensación de tranquilidad se unía la cuidada iluminación de los monumentos, realzando sus formas y colores. Pasamos casi una hora revoloteando alrededor de los edificios. Tanto el número de visitantes como la temperatura iban descendiendo según avanzaba la noche. Sensō-ji estaba cada vez más hermoso y yo cada vez más embriagado haciendo fotografías. Pero era nuestra última noche en Tokio. Aún teníamos que llegar al hotel y preparar la maleta. Al día siguiente, había que madrugar. Poco antes de las nueve de la noche, decidimos que iba siendo hora de partir. Por una parte fue una lástima. Cada vez era más agradable estar en el recinto casi vacío del templo. Aunque por otra, siendo nuestra última visita de un largo viaje por Extremo Oriente, acabó siendo la forma perfecta de despedirnos de Japón.
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Para ampliar la información:

Como siempre, muy recomendable la entrada sobre el templo en Japonismo: https://japonismo.com/blog/viajar-a-tokio-senso-ji-el-templo-de-asakusa.

También interesante la página Japonpedia: https://japonpedia.com/templo-sensoji-asakusa-tokio/.

En https://depuertoenpuerto.com/tres-dias-en-tokio/ se puede ver nuestra estancia completa, de tres días, en Tokio.

En inglés, la web oficial de Sensō-ji está en https://www.senso-ji.jp/english/.

Asakusa-jinja tiene página propia. Se puede consultar en https://www.asakusajinja.jp/english/.