Descendiendo la carretera Stalheimskleiva

La carretera de Stalheimskleiva es una de las mas espectaculares que conozco. Construida entre 1842 y 1846 para unir las localidades de Voss y Gudvangen, al abrirse el nuevo trazado de la E16 la carretera dejó de utilizarse como tal. Actualmente solo se usa como ruta turística. El acceso está a unos 20 kilómetros al norte de Voss. Circulando en sentido norte, la salida, hacia la izquierda de la carretera, está marcada por una señal que, entre otros destinos, indica la ruta turística de Stalheimskleiva.

Una vez tomas el desvío, la carretera va ascendiendo hasta llegar al hotel Stalheim, situado en el punto mas elevado del recorrido. Es muy recomendable parar en el hotel y disfrutar de las vistas desde su terraza panorámica. Nosotros, al ir en autobús, no pudimos hacerlo. Nada mas pasar el hotel, se comienza a ver a la derecha la vista del valle de Nærøydalen. Unos metros mas adelante, la carretera se bifurca. No hay señales, pero no tiene pérdida: la ruta hacia el valle es la que desciende hacia la derecha. En este punto, la carretera se convierte en una vía de sentido único.

Al poco, tras pasar una señal de peligro que indica una pendiente del 18%, se llega a la primera revuelta y empieza la parte realmente espectacular del recorrido. La vista del valle es de una belleza difícilmente explicable. El fondo, angosto pero prácticamente plano, está surcado por el río Nærøydalselvi, que desemboca en el Nærøyfjorden, uno de los brazos meridionales del Sognefjorden. Las paredes rocosas se elevan a ambos lados, con varias cascadas que caen a plomo desde las alturas. El contraste entre las paredes de roca desnuda, las laderas cubiertas de bosques, las manchas de nieve de las alturas y el omnipresente agua, todo en un valle que se pierde a lo lejos zigzagueando, es asombroso.

Durante el descenso, la carretera pasa directamente entre dos cascadas, Sivlefossen a la izquierda y Stalheimsfossen a la derecha. Aunque nuestro autobús no hizo ninguna parada (no había sitio donde hacerla), iba realmente lento. A veces, incluso tuvo que detenerse y maniobrar para poder tomar alguna de las curvas mas pronunciadas. Nosotros nos sentamos en el lado derecho, que creo es el mas indicado para disfrutar del paisaje. Apenas hice alguna foto, de ensimismado que estaba con la vista. No me arrepiento.