Nos habíamos planteado el día como una jornada de descanso, entre Narsaq, en Groenlandia, y la siguiente escala en San Juan de Terranova. Íbamos a cruzar el Iceberg Alley por lo que, con suerte, podríamos ver algún iceberg o, con más suerte todavía, alguna ballena. Pero el día comenzó de una forma inesperada. Poco después de las tres de la madrugada, el iPad comenzó a emitir una sonora alarma. Medio dormido y (valga la redundancia) algo alarmado, tardé un rato en comprender el motivo: al salir de las Shetland había configurado la aplicación Aurora Forecast para que me avisara en caso de haber posibilidad de avistamiento de auroras boreales. Olga, dormida como un tronco, no había escuchado la alarma, así que me vestí, cogí la cámara y, cargado de optimismo, subí a la cubierta superior. Primera decepción: a pesar de la hora tan temprana, comenzaba a amanecer y había demasiada luz en el cielo. Imposible ver la aurora en esas condiciones. No fui el único que salió a cubierta. Unos cuantos compañeros de crucero habían recibido alarmas similares y se dieron el mismo madrugón, con similar resultado.
Tras el fracaso con la aurora, me consolé pensando que veríamos algún iceberg a la deriva en medio del océano. Con su hielo blanco y prácticamente inmóviles, no son complicados de avistar. Habíamos pasado tres días en Groenlandia navegando casi continuamente cerca de icebergs, hasta el punto de que alteraron nuestro itinerario en dos ocasiones. Pero no hubiera estado de más haber podido ver alguno de los que hacen el viaje más al sur. Segunda decepción: únicamente logramos avistar uno, justo en la línea del horizonte, poco después de las dos de la tarde. Una de las primeras cosas que aprendes de los icebergs es que, sin una referencia visual cercana, es muy difícil estimar su tamaño. Pero éste parecía ser enorme ya que, con los prismáticos, se apreciaba claramente que en realidad estaba más allá de la línea del horizonte y lo que veíamos era su cúspide. Pero eso fue todo.
Con las ballenas pasa lo contrario que con los icebergs: son oscuras y casi nunca están quietas. Distinguirlas entre las olas a simple vista, sin tener claro donde mirar, es bastante complicado. Aquí nuestra esperanza estaba en que algún tripulante del puente las avistara con los prismáticos, durante una de las guardias de observación, y diera un aviso por megafonía. En teoría era una de las mejores épocas del año para ver ballenas en la costa oriental de Terranova, pero tampoco hubo suerte. Ni avisos, ni avistamientos fortuitos ni nada de nada. Fue la tercera y última decepción del día.
Pero no todo el día fue tan negativo. Durante el desayuno, nos dijeron que, si queríamos, podíamos hacer una visita a las cocinas del barco. Yo había podido recorrerlas en el MS Eurodam, durante una larga visita a las entrañas del barco prácticamente un año antes. Pero Olga no me había acompañado en aquella ocasión. Y, en cualquier caso, ver las cocinas de un crucero en plena actividad es siempre interesante. Como era de esperar, el recorrido fue bastante más reducido y se limitó a pasar por delante de las diversas estaciones de trabajo en que se divide la cocina. En este caso, no hubo presentaciones ni extensas explicaciones sobre el funcionamiento y organización de la cocina, que tuve que suplir con los recuerdos que tenía de mi anterior visita, ya que las cocinas eran bastante similares. Pero fue un recorrido entretenido e instructivo. Y, al contrario que en el Eurodam, completamente gratuito.
El resto del día, decepciones aparte, pasó plácida y tranquilamente. Siempre me han gustado los días de navegación. Son perfectos para descansar, organizar los recuerdos de los días anteriores y preparar cuerpo y mente para las escalas siguientes. Que fue a lo que nos dedicamos casi toda la jornada. Una vez más, con la excepción del lejano y solitario iceberg, navegamos por un mar completamente vacío en el que, aparte de la inmensidad del mar y nuestro propio aislamiento, no había nada especialmente llamativo. Hasta que llegó el atardecer y, durante unos minutos, las nubes se tiñeron de rojo y dieron un breve pero hermoso espectáculo.
En la página oficial de turismo de Canadá hay una breve entrada sobre el avistamiento de icebergs: https://mx-keepexploring.canada.travel/things-to-do/ancient-giants-iceberg-viewing-newfoundland-labrador.
En la web masmar hay una página dedicada a las corrientes marinas del Atlántico Norte: http://www.masmar.net/esl/Apuntes-Náuticos/Oceanograf%C3%ADa/Corrientes-del-Atlántico-Norte.
En inglés, se puede visitar la página oficial de turismo de Terranova y Labrador: https://www.newfoundlandlabrador.com/things-to-do/iceberg-viewing.
Como pudimos comprobar en Groenlandia, el año 2017 fue especialmente pródigo en icebergs en el Atlántico Norte. Explican sus causas y efectos en https://www.huffpost.com/archive/ca/entry/iceberg-alley-is-spectacular-this-year-for-a-sad-reason_n_16132100.